No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

lunes, 16 de marzo de 2009

POSTAL INÉDITA




Paseo de Alfonso X, finales de septiembre; veranillo de los membrillos. Vienen tormentas desde el litoral, unas descargan sobre la ciudad otras pasan de largo hacia el interior. Las calles llenas de charcos, las casetas llenas de libros, la gente pasea tranquila; es viernes y ha cambiado el ritmo del caminar hacia direcciones distintas.
Si prestas atención, parece que bajo los grandes plátanos de Indias que hacen pasillo sobre el boulevard, se oigan las letras que salen de los libros, quedándose colgadas sobres las ramas para ver a la gente pasar. Es cómo sí se oyeran los comentarios que hacen los personajes de las obras de donde se han escapado, de las allí expuestas.
Se mezclan los ilustres de la Historia antigua y reciente de la Región. Los poetas, con sus poemas levita hacia las copas de los arboles paras ser mejor escuchados en su vanidad lírica. Los autores de éxito están en las ramas inferiores, dónde serán según el criterio del editor, fácilmente reconocibles y en la caseta de invitados, está una consolidada escritora a la que no se le hace mucho caso. Me acerco con un libro en la mano –no el último- uno, que leí hace dos veranos. Y charlamos como si nos conociéramos de siempre, cuando me lo firma le doy las gracias y sigo mi camino.
Noto al andar que me siguen todas las letras en desorden, como si de un cajón de sastre fueran entrando y saliendo, formando un alfabeto completo y repleto de ideas que me siguen tras la sombra hasta el portal de mi casa.
Cuando pongo la llave en la cerradura, entran de estampida hasta el ascensor. Y en mi casa se han quedado, para siempre. Rosa, con el corazón en la mano

3 comentarios:

  1. Me ha parecido estar paseando por esa avenida tan murciana, en esa misma época del año. Es uno de los lugares de Murcia que me gustan especialmente. Añado el encanto de adivinar un hermoso tributo de amistad.

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  2. Gracias Clares me sorprende enormemente, incluso antes de terminar la entrada; ya tu comentario. Me siento feliz y acompañada. Agradezco tus siempre cercanas y cariñosas palabras.

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  3. Qué precioso texto. Me ha encantado. Te agradezco mucho que me nombres con ese cariño tan generoso que, desde luego, sé apreciar en todo lo que vale.
    Es extraño este mundo de los blogs. No sé cómo ha sido, pero a través de él he conocido a gente estupenda. A algunos de ellos, incluso los he conocido en persona al fin. Espero que alguna vez lleguemos a conocernos nosotras dos.
    Creo que hubiéramos podido vernos en la exposición de Álvaro Peña, pero me fue imposible acudir.
    De momento, sigamos nuestra amistad en este espacio.

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