No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

martes, 1 de septiembre de 2009

ESCENA / 4

Hace un rato que Blanca ha empezado a notar frío. Ese frío que recorre primero los huesos y eriza la piel produciendo escalofríos. Se ve reflejada en el grueso y desgastado cristal, ante la espantosa figura que encuentra, da un respingo y sus pies se despegan del suelo encharcado. Siente como una alegre sensación, su ánimo vuelve a ser ligero y su cabeza parece que aclara, tal como el día. El sol empieza tímidamente a asomarse entre las nubes de borrasca que, ligeras, pasan deprisa. Ya no son grises, son blancas y algodonadas y cruzan el cielo limpio, como sus pensamientos. Se ha levantado un aire fresco, tibio, tan suave como dulce y no se puede explicar cómo está tan calada, parece que le hubiesen echado el agua a jarrazos. Cuando vuelve a mirar el escaparte, observa que la mujer ya no está y el hombre que se hablaba a sí mismo se va haciendo mutis; desaparece detrás de unas viejas cortinas gruesas de flores en tonos rojos, muy desgastadas.
La exhibición de la que ha sido testigo y en la que nadie ha reparado, le vuelve a provocar una repentina sensación de frio. Se atusa el pelo y se da media vuelta para seguir el camino hacia el cafetín de otros tiempos. Cuando en ese mismo instante siente una emoción muy intensa, al ver que por esa misma acera en la que ha estado fundida en el tiempo y en el espacio, quien se dirige hacia ella es: Mario. Se abrazan, se miran y se vuelven a abrazar…. y juntos caminan hacia el café del boulevard.
La separación, la incomunicación, pero no el olvido, estuvo provocada por causas extraordinariamente imprevisibles, que coincidieron en un mundo absurdo lleno de prejuicios y valores tan arraigados como rancios que no permitieron que Blanca hablara con Mario después de su ingreso en un hospital psiquiátrico.
Hoy la luna del escaparate le ha hablado de aquello.
FIN

5 comentarios:

  1. Hola, Cabopá. Aquí estamos de nuevo. Un placer visitarte de nuevo. Sólo te pediría que no pongas en amarillo claro las letras, que me ha costado un montón leer una historia tan bonita. ¿Qué tal el verano? El mío ha sido muy tranqquilo y me he cargado de energía. Ahora, todo el curso por delante. Un besico

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  2. ¡Lo que me ha costado leer en amarillo! pero al final, lo hice, lo hice!!! Edita la entrada y cambia el color, que la quiero leer otra vez, por favor.
    Es romántico el colofón, inesperadamente lírico.
    Mañana examino jajaja. Y parece que mi novela ya ha salido de imprenta. Vamos a ver qué presentación me organiza la Editorial. Ya avisaré.

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  3. Cambio efectuado, tenéis toda la razón amigas mías...yo quería cada capítulo de un color y no he elegido el mejor..."de noche todos los gatos son...".
    ¡¡¡Bienvenida,Clares!!! Sé te echaba de menos...

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  4. ¡GRACIAS!
    Petición de favor: necesito información urgente sobre el programa de fiestas de Murcia, vamos, sólo quiero que me digas cuándo son ¿es esta semana?

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  5. El primer texto que leí tuyo fue el del viejo profesor y el café, ahora en este también aparece un cafetín, ¿has pensado en hacer una serie de cafés? con personajes que entran y salen y coinciden. Sería una buena idea

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