No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

sábado, 31 de octubre de 2009

UN DÍA ESPECIAL

Y de repente empezó a escribir y no podía parar; las palabras se le agolpaban en el ático de los pensamientos, fluían como un baile de letras en un salón donde s aparecían las más cotidianas, ella sólo podía con las últimas que danzaban a su alrededor. Chocaban con las cristaleras de las ventanas, querían salir de aquel edificio pero no podían, daban vueltas y vueltas sobre la cabeza, los hombros los brazos y al llegar a las manos se posaban como una paloma a la que se le está echando de comer y acude al olor del maíz.
Se encontró de pronto como una peonza dando vueltas entre aquellas que se le escapaban por la puerta trasera. Las palabras olvidadas le rondaban sobre las orejas, pero no las podía sujetar con el sentido del oído, mientras, los ojos, intentaban retener el significado; otras las más usadas abrieron una puerta que llevaba a otra estancia y esperaron pacientemente su turno.
En el callejón de la esquina había un contenedor de basura, que emitía sonidos con silabas susurrantes, que, desesperadas habían ido a parar allí.
No entendía lo que le estaba pasando, jamás se había sentido así. Abrió una ventana de cristales viejos, enormes, sucios, abandonados; asomó la cara para respirar aire fresco y sintió que se las arrebataban de un tirón. Se quedó parada mirando a la calle e intentó tranquilizarse, utilizó aquello que tanto hacía de pequeña cuando paseaba con su padre por la vieja ciudad de su infancia; no era otra cosa que leer, leer, cualquier letrero que encontrara de un comercio o un anuncio de cualquier festejo. No era su ciudad como las de ahora, donde la información es abundante y compleja llena de estridentes carteles que te hablan de todo.
Una vez serena se sentó en un sillón, abrió su libreta y empezó de nuevo a escribir. Las palabras iban aumentando sobre el cuaderno como gotas de lluvia que arrecia sobre el suelo, así con su cuaderno en la mano, pasaba las hojas llenas de sentido. Todo era apacible, sereno. No levantaba la cabeza de aquel papel de colores unido por una espiral de alambre, una cosa tan sencilla le hacía sentirse bien. No se necesita tanto para ser feliz.

8 comentarios:

  1. Muy bueno, este texto es muy bueno. El ritmo está perfectamente conseguido, es una estampa intimista cuya conclusión me agrada sobremanera. Cuánta sabiduría vital hay en esa última afirmación sobre la felicidad, que a veces radica en no desear demasiado.

    Bueno...¡Qué bien nos lo pasamos ayer! Fue una gran alegría conocerte y también a tu hermana, y qué detallón que me acompañárais nada menos que hasta el Carmen.
    Esto se merece una crónica (discreta) en mi blog. Hoy la haré.
    La maceta alegra la vista y con sus corazones rojos también alegra el corazón ¡¡¡Muchas gracias!!!
    Las foticos, estupendas, oye, qué guapas hemos salido jajaja...como somos ¿no?

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  2. Sinceramente en este caso no sabria qu comentario hacer, pero te puedo decir que me ha gustado leerlo.
    Por un momento me he visto envuelta tambien en montones de palabras.
    Me ha gustado, si

    Un besito

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  3. La verdad es que desconocía que los pensamientos tuvieran ático. Entiendo, entonces, que los pensamientos del ático serán mucho más valiosos que los del segundo piso, pongamos por caso.

    ¡Ja, ja, ja, ja!

    Bueno, hablemos en serio. Me ha encantado tu artículo, Cabopá. (Mira que me cuesta ponerte un nombre tan feo, cuando el tuyo es tan bello). Como dice Rosa, es un relato intimista muy bonito, pleno de sensibilidad personal. Me alegro que seas feliz así.

    No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita.

    Besos.

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  4. Un interesante recorrido por el mundo íntimo de la creación, del momento en que una persona creativa se siente impulsada a escribir, como una necesidad interior inaplazable.

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  5. Me ha gustado mucho leer este texto lleno de sensibilidad.
    Gracias por visitarme!!

    Un saludo compañeroa!!

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  6. Capobá, es un estado de confusión, de locura transitoria...que has descrito magistralmente.
    La mente humana es muy complicada y a veces nos dá muchos sustos, nos sentimos desorientados, aturdidos, y cada uno tiene su técnica.
    Pero ella recurrió a lo que su mente guardaba desde la niñez...y funcionó.
    Siempre funciona!!! Está instalado en nuestro íntimo ser.
    Buena metáfora.
    Un besico

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  7. Por cierto, vaya fotos!!!!!!
    besicos

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  8. Cabopá de mi corazón ¿es que no vas a hacer una entrada de la tarde de Murcia? Tú sacaste fotos muy buenas, jejeje, quitas las que quieras, no pongas fotos...¡pero di algo, cuanta algooooooo!!!!

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