No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

martes, 1 de diciembre de 2009

RETAZOS

Si al menos me miraras. Si al menos me besaras. Si al menos me acariciaras. Sí al menos me hablaras con ternura… En el escenario se asoman las palabras ahogadas en el vacío de ésta mujer que habla de la soledad compartida con quien nunca necesita nada. Y sigue sentada en aquella terraza, cada vez que paso la veo.

Todas las escenas que se representan en el teatro de la calle, son tan reales y anónimas, como cada una de las vidas arrastradas por la condena de una sentencia, fallada, en otras épocas de felices días, de claras noches largas. Pasan a mi lado gentes que no conozco pero que a veces creo interrogar con la mirada. Noto que me responden, sin palabras cercanas pero fácilmente reconocibles. Por sus andares, por sus pesares o por sus no hablares.

Si supieras el dolor que produce. Si supieras lo que te echo de menos. Si supieras lo que te necesito. Cogerías el teléfono y llamarías inmediatamente. Eran dos personas sentadas en la terraza del café, las que se están contando un argumento de la novela que acaban de leer. Enfrente hay un grupo de jóvenes que ríen animadamente.

9 comentarios:

  1. Son retazos en primera persona, encontrados por ahí en cuadernos de colores y postales cotidianas...

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  2. Si supieras el dolor que produce. Si supieras lo que te echo de menos. Si supieras lo que te necesito. Cogerías el teléfono y llamarías inmediatamente...

    (...) ¿Acaso los amores imposibles no son asimismo amores?
    ¿Acaso su imposibilidad los hace distintos en la intensidad de su sentimiento?
    ¿No es más rico el amor de dos, tal vez tres, miradas cruzadas de mesa a mesa en una cafetería con un ser extraño al que no conocemos, que esa profusión de gestos y vivencias en las que decidimos atravesarnos todos los días?
    ¿O es que esos amores, que tan sólo duran segundos y que no se consuman más que en un instante, no nos suponen el riesgo de recordar lo que de nosotros mismos ofrecemos?...

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  3. Demasiadas historias tristes caminan por las calles.
    Demasiados ojos esconden sus lagrimas.

    Muchos besos

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  4. Como soy una manierista, me encanta ese grupo de jóvenes que ríen animadamente enfrente de los que hablan. Son el punto de vitalidad perfecta. A veces, en los cuentos de Chejov, hay un personaje ajeno a la historia que simplemente está ahí, como en Cervantes puede haber alguien que mira, una muchacha, una mirada sencilla sobre el suceso, que no se explica. Un texto muy bonito.

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  5. Qué raro Mari Carmen, que escribas sin poner una de tus foticos...
    pero me ha encantado tu entrada, te imaginas lo que pueden pensar o sentir las personas que te rodean.
    Muy bonito.
    Un abrazo fuerte Rosario

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  6. ¡Hola!
    El mejor tetro, ¡la vida misma! con sus propios guiones, estos desnaturalizados, para dar sensaciones.
    Por dar programa al gentio y
    ahogar las lagrimas...
    Desesperado escenario.

    Saludos de J.M. Ojeda

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  7. El teatro del mundo, Cabopá.

    Sería maravilloso saber qué piensan todas las personas con las que nos cruzamos.

    ¿O quizás no?

    Besos.

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  8. Es el Gran Teatro del Mundo, que decía Calderón y apuntaba Bécquer. Y todos tenemos un papel que representar en él.

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