No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

domingo, 1 de mayo de 2011

HOJA DE MAYO

-Hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo…Tanto qué eran pequeños, más o menos cuando iban a la escuela de primaria. Llegaban con aquellos trabajos que hacían en el cole.
-Yo también lo recuerdo. “para mamá” con su firma rubricada. Algunos guardo todavía en esas carpetas que han ido dando tumbos traslado tras traslado.
Ángela y Palmira, siguen su paseo por el mercadillo. Miran en todos puestos. Caminan despacio, buscando el baratillo de los bolsos, zapatos y otros tenderetes del gran zoco dominguero. Hablan de lo humano más que de lo divino. Siempre se encuentran y toman un café juntas. Hoy el mercado está lleno de ramos de flores y plantas verdes de grandes hojas con vistosas flores que, parecen dedicadas, sin llevar ninguna etiqueta, ningún destinatario.
-No soy yo muy dada a estas celebraciones comerciales-santas y otras tintas fomentadas por las grandes superficies. Pero, ya se podrían acordar de la madre que los parió, al menos un día, aunque sólo sea por contagio.
Dice de repente Ángela parándose en seco ante el tenderete de los ramos de flores.
-Mira, a mi no me gustan estos días de restaurantes llenos. Si me gustaría que llamaran o aparecieran por casa, diciendo: ¿Qué tienes hoy para comer mamá? Haya lo que haya-siempre se lo digo-aunque no sea el día del mejor menú…Yo estaría encantada.
Le responde Palmira, un tanto acelerada. Puede ser el calor de la mañana de mayo o los sentimientos mudos los que en este momento la agitan sin poder remediarlo.
Ahora dan la vuelta y terminan el recorrido. Se llevan varios hatillos para el verano: unas sandalias indias y una camisola fresca de blanco algodón. Contentas por la compra, una ganga, se despiden hasta el próximo domingo.
Cuando llega Palmira a su casa tiene una gran sorpresa: la mesa puesta de fiesta y de la cocina salen olores que alimentan. Se ríe o llora no sabe muy bien que hacer.
Ángela tarda algo más en llegar a su domicilio. Su marido sale a su encuentro. Le habla, se ve cómo cambian de rumbo. Ahora, entran en un restaurante de fama de la localidad. Al llegar están sus hijos sentados. Su cara cambia al ver como se ponen en pie para recibirla.
En los pensamientos silenciosos de ambas mujeres queda fija una idea: “Se lo contaré a mi amiga el domingo en el mercadillo”.

19 comentarios:

  1. A veces pegamos la oreja...Hoy he escuchado e inventado. Los resultados, vete a saber cuáles han sido...

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  2. Dos celebraciones diferentes para dos madres. Seguro que, en ambos casos, han quedado encantadas.
    Una improvisación muy oportuna para este día que concluye, casi un cuadro que plasma las escenas. Veo hasta el mercadillo dominguero, el de Cabo de Palos, por supuesto.

    Felices sueños, querida amiga, y deseo que hayas tenido un día agradable en compañía de tus hijos.
    Besicos.

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  3. Bonito relato Carmen. Las dos disfrutaron del día, espero y deseo que tú también lo hicieras. Un beso.

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  4. Muy bonito el relato. Yo tampoco soy de celebraciones ni de fiestas señaladas (comerciales), sin embargo a tod@s nos agradan unas muestr@s de cariño, y si es por sorpresa ¡mucho mejor! Un beso.

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  5. Hola, Cabopá, me gusta comentarte porque me gusta como escribes. Que bonito es cuando los comentarios florecen para todos. Este relato es una muestra deliciosa del cada día, perfectamente reflejado.

    Un abrazo,

    Luis.

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  6. Y esos sentimientos mudos de ambas mujeres a fuerza de tanto callarlos, a voces se hicieron realidad y hablaron como merecen.

    Y, Maricarmen, que sepas, que en cuanto a tu poder de convocatoria, puede que toquemos a medias. Con todo, la puerta de la huerta de par en par sigue abierta.

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  7. Las mamás sois las mejores.

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  8. Pues si, para que nos vamos a engañar, aunque digamos que estas celebraciones son comerciales nos encanta que se acuerden de nosotras y nos mimen.

    Mis dos hijos no están a mi lado, así que esperaba su llamada.

    El chico lo hizo a primera hora de la mañana y la chica a media tarde, respondiendo cada uno a su carácter, y yo muy feliz de que no se les hubiese pasado por alto.

    Un buen relato que refleja a la perfección lo que sentimos las madres.

    Un beso grandote, Maricarmen

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  9. Pues ami, si me gusta el día de la madre,comimos todos juntos y me regalaron mis hijos un bolso,un perfume y flores.Mi marido nada, pero me dijo que me quería mucho y con eso me sobra.Un beso

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  10. Espero que la historia que cuentas se haya repetido por todos los rincones. ¡Preciosa historia, Capobá!. Te dejo que me has recordado algo...¡tengo que llamar a mamá!
    Muchos besos.

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  11. Cuando crío, a mi madre le regalé en día tan señalado una estampa con la Virgen de la Servilleta con una dedicatoria que decía: "A la madre más buena del mundo del hijo que más la quiere". Al cabo de los muchos años vi que todavía la conservaba y se me nublaron los ojos.

    Tus escritos son siempre muy evocadores.

    Besicos.

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  12. Mari Carmen, me ha gustado mucho tu relato, siempre actualizando tu blog, muy bien escrito.
    Seguro que tu hijos te han acompañado y te han regalado algo especial, te lo mereces, se nota que eres una gran mamá.
    Un abrazo fuerte amiga.

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  13. ;) Yo he recibido una cartera hecha con tetrabrick , un poema y una foto de mi enano de dos años con la cara llena de chocolate y una viñeta diciendo que me está preparando un pastel

    La entrada me ha gustado mucho :) Me alegro de que ya puedas leerme, soy alma, que he recuperado el avatar viejo. Un beso, guapa

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  14. Mi hija me ha sorpendido con una magdalenas coronadas con una glasa de chocolate blanco coloreado de rosa. Me he emocionado.
    Felicidades a todas las madres porque todos los días son nuestro día.

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  15. Muy tierno y gratificante. Ojalá todas disfrutaran así.
    Un abrazo, rubia.

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  16. Pues sí, el día de la madre es uno de esos días que debió inventar el Corte Inglés; pero debe hacer mucha ilusión que se acuerden de uno aunque sea ese día con tanto sello comercial detrás.
    Un saludo.

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  17. ¡Qué flores! Y qué bonico lo que cuentas.
    Un besico

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  18. ¡Qué me gusta, cabopá!, el día de las mamás, te ha salido genial.
    Ahora vengo tocaya, no te vayas!!!

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  19. Precioso y entrañable relato sobre madres abnegadas y recompensadas....todo para ellas sería poco.
    Un abrazo.

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