No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

lunes, 23 de noviembre de 2020

MALA TINTA (Reposición)

El barbero se llamaba Pedro, la barbería, la de “Perico el sordo”. Así era conocida en el pueblo. Pedro tenía perdido este sentido, algo que no le impedía gozar del buen sentido del humor y mucha ternura. Así como el saber escuchar lo que quería. Siendo sordo hacía de su carencia buen papel cuando no le interesaban los chismes. Y, hacía gala de su buen hacer como cortador de pelo, arreglos de barbas y bigotes, además de afeitar como nadie en el lugar. En la peluquería se compraba, “El Vertical” a diario, como a diario venía su sobrina Adela a leerlo. Así se inició esta adolescente en las palabras escritas llevándoselas pegadas en los dedos por la mala tinta de la impresión de aquellos años de linotipia y rotativa. Luego en la calle, jugaba con los niños a rayuelas y escondites y les contaba lo que había leído. Boquiabiertos, la oían con mucha atención. Los mayores del vecindario le preguntaban quién se había muerto; otros las recomendaciones de la cartelera y su calificación moral. Había días que Adela tenía que salir corriendo de la barbería porque su madre daba el grito en la puerta: “¡es la hora de comer, Adela!” De aquellos tiempos de lectura del diario local, le quedan a la periodista que es hoy, los recuerdos del tío Perico y su sordera. Muchas veces cuando escribe un artículo en la página web del moderno periódico digital que dirige, se acuerda y añora la mala tinta impresa. 

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Mi relato: "Mala tinta" fue traducido al francés en noviembre de 2013. Por "Lectures D'Ailleurs. Gracias a Justine Ladaique/ Caroline Lepage: L'Ecre de mauvaise qualíté o Mala tinta, lo ilustré con "La Barbería de Edward Hopper.

A veces la memoria te reconforta con cosas cómo estas. Hoy 23 de noviembre de 2020. Recuerdos

lunes, 19 de octubre de 2020

COSER SIN CANTAR (Reposición)

   RELATOS QUE ME GUSTARON XXXII Miguelángel Flores https://www.facebook.com/miguelangel.flores.5454 ha publicado este relato, después de bucear por mi blog. COSER SIN CANTAR data del 6 de agosto de 2014. Es de aquella época en la que los blogs tenían una vida muy activa. Gracias amigo escritor.


Fotografía cedida por Marga P. Diaz

 Fue dando grandes puntadas a la soledad descosida por el uso en ese mantel diario. Sobre la mesa fue dejando las palabras entretejidas con percal, aquel que guardó su madre en el cofre de la abuela, el de  su ajuar.

          Por más que se empeña en coser y coser, las palabras se le amontonan como  puntos gruesos de estambre fino. Del costurero de gran fondo saca los retales del ánimo hilvanándolos con sedas de colores vivos.

        En el acerico clavará los alfileres hasta el fondo para que no atraviesen otras entretelas. Y así, mientras que la música suena desde otras ventanas, ella seguirá viendo la vida pasar con las tijeras preparadas.
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Marga P. Díaz es una amiga y muy buena fotógrafa mirad aquí:marga-p-diaz.webnode.es
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viernes, 9 de octubre de 2020

 

ZUMO DE NARANJA 

Silvia todas las noches le habla al oído. Mientras, él duerme plácidamente como un bebé recién bañado. Se acerca entre las sábanas, se pega cuerpo a cuerpo y la tela estampada cambia de color. En esta fotografía nocturna, la Luna se asoma entre los visillos de la ventana, dejando pasar la luz que refulge en la bóveda del mundo. En el interior de la casa las candelas están apagadas hace rato; las palabras se despiertan cercanas y suaves entre las sabanas de colores cálidos, se fusionan en un caleidoscopio muy singular y fácilmente reconocible.
Por la mañana, los rayos de sol iluminan sus facciones en un gozoso despertar. Siente como la cara se le templa. Abre los ojos se da la vuelta, extiende los brazos. Piensa los colores del día. Dando un salto se pone en pie. De fondo suenan las noticias en la cocina, se oyen sonidos conocidos. Camina por el pasillo flotando entre los versos que le rondan desde la madrugada y llega hasta allí, donde el exprimidor gira y suelta el zumo de una naranja fresca que huele a recién cogida. Se acerca por detrás y besa la nuca de quién está preparando el elixir que la despierta cada mañana.



sábado, 8 de agosto de 2020

LA CERTEZA

 


Un viaje empieza cuando lo piensas, cuando lo planeas. Si se suspende queda en la caja de los zapatos cómodos que compraste para deambular por las calles de la ciudad que de momento, no visitarás. Sus vacaciones este año iban a ser a una ciudad del norte y con mar, donde las temperaturas son agradables por el día y por la noche hace falta una rebeca de hilo.

En este verano de distancia social obligatoria, Manuela lo tuvo claro, el trayecto sería de corto recorrido. No haría falta un gran equipaje, solo una maleta pequeña y mucha ilusión. Un apartamento en la costa cercana estaría bien: disfrutar de los paseos, con sombrero y mascarilla, al sol y a la sombra de los días. Sonreír con la mirada y saludar con distancia, si te reconocen por la voz, al dar los buenos días. Tomar un café o un helado frente al puerto y ver a los pescadores llegar con la pesquera de la noche. Tatarear una canción con el tintineo de los palos de los barcos. Mientras las gaviotas revolotean.

Como cualquier otro verano se llenarán de luz las mañanas, a pesar de las tristezas y los miedos, porque los vientos no son demasiado apacibles. Soplan tempestades. Consuela el mar calmo y azul y la algarabía de los niños en la playa. Las palmeras del paseo parecen dibujadas en su preñado dorado.

El viaje existirá diario y de distancias cortas, como ir a la pescadería, comprar unas buenas gambas hacerlas a la plancha en tu cocina y tomarlas en tu terraza con un buen vino blanco. A la hora del aperitivo. Recorrer las calas y disfrutar del mar y la naturaleza, la pinada tiene esa fragancia que cautiva. Todos de ida y vuelta, como los trenes de cercanías. Madrugar para ver amanecer porque el sol sale espectacular durante la canícula. Siempre merece la pena el madrugón.

Viajar, leyendo un buen libro, qué mejor viaje sin moverte del sillón. Placentero. Ahí el horizonte es infinito. Todo son imágenes que encuentras sin moverte de la terraza. O debajo de la sombrilla en la silleta de playa, al leer se puede llegar hasta los mares de la Luna. Es fácil –se dice Manuela- percibir las sensaciones que en momentos como este se pueden llegar a alcanzar. La aventura está garantizada. Sin ningún esfuerzo.

Sin besos, sin abrazos, porque la situación obliga. Hay que reinventarse con un poco de magia, mirando la línea del horizonte y viajar con la imaginación. Fata Morgana Vivir el momento.

Observar todos los días cómo se va la tarde, cuando el mar se tiñe azafranado tras esconderse el sol entre los montes. Llegará la noche, esperará el día.  Puede que lleguen los tuyos. Sorpresa. Alegría.

Y ligera de equipaje en la terraza con un libro entre las manos, Manuela no tiene duda, el verano va a ser, el viaje está asegurado.

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Con este relato participo en ZENDA

#historiasdeviajes


 


jueves, 25 de junio de 2020

YA LLEGÓ EL VERANO

foto: Cabopá




Ya llegó el verano
Las mañanas en el Mar Menor son así, calmas y silenciosas. Todavía el sol se esconde entre las nubes y pronto encandilará con su presencia. Si el viento es de Levante alterará las tranquilas aguas, alterará el color y afectará posiblemente los sentimientos de muchas personas. El viento de Levante, a veces, es un poco turbador.  Hasta los sentidos se verán afectados por el viento del Este. Hoy hace un día apacible.

Quiero dejar aquí en esta ventana de expresión mi grito:
#SOSMarMenor #MarMenorVivo #SalvemoselMarMenor






sábado, 6 de junio de 2020

EL CUENTO DE LA MASCARILLA


Me presentaré primero, soy Mascarilla hija de Masca y Rilla. Mis padres. Vivía hasta hace bien poco en el anonimato de  los quirófanos y demás dependencias hospitalarias. Un peligroso virus me ha puesto de moda. La población mundial me ha obligado a ser un complemento de las vidas en este mundo loco por una maldita Pandemia.
foto móvil 

Me he convertido en algo que protege en la calle y en los hospitales. Yo, una humilde y aséptica mascarilla. Sin desmerecer –claro- soy la protagonista hasta nadie sabe cuándo de ocultar la sonrisa de los que caminan por las calles en ciudades y pueblos. La culpable de las miradas tristes, con gafas de ver o con gafas de sol. Da igual. Los rostros de las personas: niños o adultos, jóvenes o menos jóvenes, los apago de una manera vergonzante. Hasta tal punto que solo cuando están cerca y hablan y no siempre son reconocibles. Esto me pone triste.
  
Es tal el bum que estoy causando que me han cosido, pintado y diseñado de la forma más artística, en algunos caso. No me siento demasiado feliz por andar de quita y pon: en la frente, en la barbilla, en la muñeca, en el codo. Mi lugar para estar, el apropiado son las instalaciones sanitarias. Allí es donde debería estar, ahora y siempre. No me gusta tampoco el ser tendencia, ni haber salido a la calle por esta epidemia que nos acosa. Nadie sabe bien cuantas oleadas pueden llegar de nuevo.

Prefiero quedarme de dónde vengo y que la gente por la calle, vaya como siempre, con el rostro alegre, con los labios rojos pintado con un buen carmín, con los ojos vivos que reconozcan a los que caminan y con la alegría o la tristeza del momento. Mejor así. Pero he de reconocer que la dignidad es lo primero y que algunas, aún así, me llevan con garbo.

Mi prima la del cuento sabe que las moralejas no están de moda -como yo- así que quiero dar un consejo: por favor no me dejéis tirada por las calles, contamino.

domingo, 31 de mayo de 2020

12 MESES Mi primer libro editado


La irrupción de la crisis sanitaria por el COVID19 impidió que el 31 de marzo 2020
 se presentara mi primer libro en el Museo Ramón Gaya de Murcia 
12 Meses 

                            A quien le pueda interesar en este enlace se puede pedir:
                        La fea Burguesía  Ediciones. 
                               Murcia 2020



NO VEO EL MAR (carta confinada)


NO VEO EL MAR

Hoy llueve. Hasta el sol se ha quedado en silencio en la ciudad. La primavera está ahí fuera, nosotros estamos dentro de las casas, mudos, incrédulos por esta situación desconocida que vivimos y que nos produce miedo. Miente quien diga que no está asustado. Aquí donde vivo llueve muy poco. Hace unos días, en las calles se olía a azahar, las temperaturas parecían de verano, la algarabía y el color era, como los días de feria cuando las alarmas son de mentira y la estridencia de las luces producen risa y diversión.
Ahora, en estos días me asomo mucho por las ventanas (siempre lo hago) buscando la luz, el aire, el verde de los árboles, el deambular de las personas, la escala de color de los semáforos y el circular de los coches. Ahora solo veo las aceras deshabitadas, el tímido piar de los pájaros en el parque vacío de niños y observo cómo se mecen las hojas en sus ramas, ese vaivén que  a veces es el único movimiento de la calle.
Y pienso en el mar que no lo veo. Lo pienso y lo imagino. Allí está, es y estará cuando vaya. Él sabe que para mí es la calma aunque esté agitado. Es la alegría para la mirada con sus azules. Él lo sabe y me espera con su gran horizonte y las nubes que pasan rápidas porque ninguna es igual. Fíjate la próxima vez. El rumor de las olas, porque el mar no produce ruidos, es música que acompaña. Allí me espera la arena parda que recibirá mis pisadas lentas y silenciosas. Allí dejaré mis huellas que por sí solas hablan. Hablaran con palabras al viento que animará mi cara. Necesito el mar para reconciliarme con este mundo agitado y triste.
Yo iré al mar. Estaré junto al mar. Cuando pueda, claro, porque esta sensación de irrealidad tiene que acabar y ver la vida pasar de esa manera cotidiana a la que estábamos acostumbrados. De este mal sueño vamos a salir. Estoy segura. En este momento no me quiero olvidar de esas personas mayores que no volverán y que se han ido sin poder decir adiós. Honda tristeza.
Lo más importante para mí cuando esto acabe será recuperar a los hijos, que no vienen, para preservarnos del contagio. Somos mayores, somos grupo de riesgo. Y a mi nieta me la comeré a besos porque en estos días nos enviamos    mensajes llenos de caricias, gracias a las nuevas tecnología. Imprescindibles.
Aquí y ahora en este instante el color, es verde como el de las batas del personal sanitario, como el de la esperanza. Somos afortunados, estamos bien.
Pronto será el tiempo de darnos los besos y abrazos guardados.
Y utilizar las palabras escondidas, esas, las habladas con los amigos que nos están esperando.
El mar puede esperar, mientras tanto lo imagino.


Foto cabopá


En estos días del Estado de Alarma a Miguel A. Ibañez Hidalgo se le ocurrió pedirnos una carta para publicarla en su blog como CARTAS CONFINADAS   y esta fue la mía. 


domingo, 5 de abril de 2020

CAMBIÓ EL ESCENARIO


    

        2008-2020 

         Entre la realidad y los sueños (mal sueño). Sensación extraña. Vértigo. Vacío.
Abiertas las ventanas de par en par para que entre el aire. Aire de la calma, tan necesaria. Ayuda y solidaridad de los hijos que quieren hacer por ti lo que necesites. Tú a leer, oír música ver televisión, alguna película…y escribir.
             En la cocina mermelada y un bizcocho. Lo cotidiano, eso que ahora más que nunca se echa de menos. Es como si la principal red social se hubiese caído. Irrealidad. Suspensión de la realidad.
                 Incertidumbre por todos los míos. A los quiero y me quieren. Inseguridad por lo desconocido. Ojalá pase pronto este mal trago. Será difícil de olvidar porque deja una impronta inédita.

               Llevaba sin escribir algún tiempo. Escribía poco. Y pensando qué escribiría en el aniversario de mi blog. 13 de marzo de 2008 Tenía las fotos preparadas. Y de pronto cambió el escenario. Así que aquí van las fotos para celebrar los 12 años de existencia de esta ventana que está últimamente más cerrada que abierta. 

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EN LA CATEGORÍA 2 REGRESO AL FUTURO
Obtuve el 1º premio en:
 I Concurso de Fotografía ¡Ay, Carmela!


"LA MUJER EN EL BARRIO DE EL CARMEN" 
Con motivo del #8Marzo2019 
4 años

                                               2019                                         
foto((M.Carmen Hernández López-Pelaez )

Celebración aniversario
Confinada desde el 13 marzo 2020