Hotel Balneario "La Encarnación" (Los Alcázares) |
El lunes por la mañana se
levantó decidida para ir a la peluquería. Las piernas temblorosas la llevaron
hasta allí, firme en su decisión. Su porte elegante, su cara de porcelana
todavía asomaba vaporosa la distinción. Los ojos un poco apagados como un día
nublado de otoño cuando las nubes entornan el color del mar
Hizo el pequeño trayecto hasta el establecimiento, sin
ningún gesto de dolor, manteniendo el tipo. La peluquera al verla se
estremeció.
-Manuela ponme guapa. Ya ves que lo necesito.
-Juanita tú siempre estás bien. Hoy traes ese vestido que
tanto me gusta. ¡Qué bien lo luces!
Con cierto gesto de entereza,
se le acercó al oído y le susurró:
-Tengo una cita esta noche…
Manuela sonrió por fuera y se
entristeció por dentro “No perderá jamás su empaque, qué mujer”
A las 7,45 horas del día siguiente, un martes de verano, los
pájaros no trinaban en el patio de los baños, Juanita yacía muerta en su cama.
Recién peinada, parecía verdaderamente que hubiese ido a una fiesta.
Me ha sorprendido el final.
ResponderEliminarUn registro que no es muy habitual en tí, pero me gusta.
Guapa para su última cita... Me ha gustado mucho Cabopá.
ResponderEliminarBesos desde el aire
En pocas palabras has contado un final truculento.
ResponderEliminarPara esa cita no quiero que me vea nadie, aunque esté muy bien peinada.
Hay amiga, triste relato.
Un abrazo desde mi Librillo.
Los pelos de punta. Me has dejado los sentimientos a flor de piel. Todos disparados: ternura mezclada con pena, con dolor por el presente, con placer por el pasado, por una vida que imaginamos buena.
ResponderEliminarUn relato que estremece por los contrastes que utilizas. Preparas a la protagonista para una cita, haciendo creer al lector en una cita de amor... Para descubrir su última cita con la vida. Me ha gustado tu "Saber estar".
Un beso fuerte, Cabopá.
Y es que, no en vano, la muerte, en boca de algunos románticos, es nuestra inseparable novia, nuestra prometida de toda la vida
ResponderEliminarQué mal rollo... Me gusta por el giro final.
ResponderEliminarTriste relato, pero muy bien desarrollado. No me esperaba el final. Así es la vida, siempre con sorpresas. Tu protagonista se ha preparado, sin saberlo, para emprender un largo viaje sin retorno.
ResponderEliminarBesos, Cabopá !!!
Ojalá nos pillara preparados esa cita. Un abrazo.
ResponderEliminar¿Por qué no ponerse guapa para esa última cita? Saber estar es también una forma de saber vivir.
ResponderEliminarMe gusta la actitud de Juanita tanto como tu relato.
Un beso,
Cabopá, estaba leyendo el relato con una sonrisa por la ternura que impregnaba la historia, cuando me ha golpeado ese crudo final. Fue una cita, sí, pero de las peores. ¿Fue inesperada? ¿La cita era con la muerte?
ResponderEliminarUn buen golpe de efecto.
Bessets.
Hola Cabopá! Por fin realicé mi deseo de pasar unas horas y de disfrutar del entorno de "tu" Cabo de Palos. Maravillosos enclaves, sus aguas, las mejores que he gozado...
ResponderEliminarAprovechando que he entrado he he dado un paseo por este lugar, me ha encantado la entrada de las sombrillas...
Bello lugar en el que vives, un abrazote.
¡Vaya! un final que golpea duro, no lo esperaba para nada. Buen micro.
ResponderEliminarBesitos
Pero eso es saberse ir con dignidad y bien peinada. Me encanta ese final "parecía verdaderamente que hubiese ido a una fiesta".
ResponderEliminarOtro.