Para no hacer nada, para deambular hasta cansarse. Tomar un desayuno en la mañana fresca de otoño al sol. Un placer. Con el bullicio de la ciudad, de sus calles llenas todavía de los colores del estío.
En silencio los pensamientos,
los andares tranquilos, los deseos confusos. Sensación hueca de una vida acelerada. Percepción absurda de una idea
deseada. Llamativos días para hacer nada, sólo lo que apetezca.
Papeles sueltos
Un solo momento basta para encontrar la paz. Y empezar el día tranquila, dejando que la mañana nos acaricie, es una muy buena manera. Si es con un buen desayuno, mejor que mejor.
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarEl dulce hacer nada es una estupenda alternativa a tener que hacer algo que no nos satisface. El caso es poder hacerlo.
Si mientras haces un post, nosotros te los agradecemos.
Ese desayuno nos llama...
· BB·HH
· LMA · & · CR ·
Dolce far niente, dicen en italiano...
ResponderEliminarUn beso, Maricarmen
La ceremonia de la lentitud. Vivir la vida sin apresurarse. Se degusta mejor.
ResponderEliminarUn saludo.
Esos son los mejores días.
ResponderEliminarEnhorabuena y disfruta de muchos más.
Un abrazo fuerte amiga.
Carmencica, cuando te jubiles te toparás con muchos días así. Ten paciencia. Besicos.
ResponderEliminarEs gratificante esa sensación, disfrútala.
ResponderEliminarUn beso