Si la mirada capta una imagen las palabras quedan en la memoria,
como su aroma
en el recuerdo de cada instante de cada momento.
Perdura su olor todos los días toda la vida.
Cierra los ojos y podrás oler su perfume.
Frágil
como un soplo, la flor
blanca
y perfumada del jazmín, recuerdos del patio de los veranos.
Aderezó
mi pelo un mes de septiembre. Llevé
en mis manos su aroma, entonces.
Siempre.
Tuve
uno en una casa que miraba al norte un
día el frío invierno lo heló.
Es el
aroma de mi infancia y el de
todas las edades.
Ahora
los corto por ahí de las puertas de
otras casas; los robo.
Los
traigo hasta esta ventana. En mi
ventana los fotografío.
Y en la mesilla de
noche donde duermen los recuerdos, donde están vivos los
afectos…
acompañan las noches
en blanco.
Los corté la mañana del domingo (robé) y los puse en agua después.
Ahí están perfumando las horas.
Inspiran mis palabras.