Cómo quieres que te lo diga. Así estoy bien, tranquila como el viento
cuando cambia a lo largo del día. Va, viene, rola, yo también. Me acomodo a lo
que tenga que ser cada día porque los días del estío siempre me gustaron. Y, me
siguen gustando, son largos, luminosos, claros, calurosos. El calor se apacigua
con el agua, el agua, del mar; bálsamo salino que reconforta la piel dándole
junto con los rayos de sol un color tostado que procura alegría. Alegrías
necesarias que se acumulan y cuando te miras al espejo, disimulan las arrugas y
los sinsabores del invierno permanente.
Como te iba diciendo, así estoy bien, haciendo lo que quiero cuando quiero
y como quiero. No sé si es feliz desayunar mirando al mar y bajar a comprar el
pan y los periódicos. Después tomar el vermú al volver de la playa…recoger la
cocina rápida para hacer la siesta en el sofá delante de cualquier cantinela
televisiva. Luego leer en la terraza entre los distintos colores que alcanza mi
vista: el azul del mar, el verde de los arboles del jardín o el rojo de los
tejados que refleja chillón el sol en su escapada. Regar las plantas cuando cae
la tarde. Ellas también reclaman mi atención, las cuido.
Ya lo sabes, a mí los días largos del calor me renuevan
haciendo eso, nada. Un verano más, otros vendrán y serán distintos, como el
agua en su fluir por un río o como las olas que rompen rumorosas en la orilla y
refrescan mis pies durante el paseo matinal.
Tú lo sabes, me conformo con poco.
PD: Este verano, sí
que ha sido distinto por muchas razones. Entre ellas porque anticipada y
voluntariamente me he jubilado. Siempre me gustó mi trabajo. Son muchos años,
es la hora del júbilo, eso espero…
Me llena de jubilo, tu jubilación la disfrutaremos todos los que tendremos que seguir recurriendo al mar, y aunque parezca un contrasentido lo haremos cuando los días en nuestro interior,(como el de hoy) sean tan grises como los de la foto.
ResponderEliminarUn abrazo murcianica y ten mucho cuidado, mira bien donde metes la "pata".
Gracias, amigo Jesús, besicos murcianos van hacia los montes cántabros...
EliminarFeliz grandeza de poquedades llenas. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Juan por tú incondicional visita...
EliminarBesicos para ti.
Querida amiga Lujan...acabo de encontrar este blog tuyo por casualidad ...te escribi un correo y no se si lo recibirias...yo tuve malos dias este verano incluso un dia ingresada en el hospital...
ResponderEliminarJamas te olvido pero lo tienes dificil para encontrarte
besos Marina
Las pequeñas cosas, las más cotidianas, son las que nos mantienen vivos y activos.
ResponderEliminarUn abrazo, dama de Cabo de Palos
Así es amigo Ángel, ya te veo por ahí en tus andanzas literarias. ¿Para cuando un blog? ¡Anímate!
EliminarBesicos.
Ahora se abre una nueva etapa, diferente, con más tiempo para ti. Yo ya llevo un par de años y no veas lo que cunde.
ResponderEliminarUn saludo.
Felicidades por ese júbilo que alargará el placer de vivir al ritmo que marcan otros relojes más benévolos.
ResponderEliminarA disfrutarlo
Ay, Maricarmen, que con esas "rutinas" hermosas y ese mar entrando por la ventana hasta a mí me gustaría el verano y curaría mi fobia al calor.
ResponderEliminarY coincido en que me chifa como a tí hacer lo que quiero y cuando quiero y que necesito pocas cosas para pasármelo bien.
Con el clima que tenéis por ahí, y sin horarios ni fecha en el calendario, puedes alargar tus costumbres de verano, aunque no los días y la luz, esa también es mi penita.
Disfruta todo lo que puedas de esta nueva etapa. Mímate y no te olvides que lo único que hay que imponerse en la jubilación es eso, vivir con júbilo.
Muchos besos,
Mari Carmen, yo también disfruto de mis primeros días oficialmene jubilada. He trabajado sin parar durante treinta y ocho años como maestra y he disfrutado mucho, aunque no me han faltado sinsabores y disgustos. Tardé en decidirme pero elegí el momento adecuado, creo. Como dice una tía mía, "en lo mejor de lo peor", y es que las cosas cada vez están más amargas en las aulas. Ahora intento disfrutar de la falta de estrés, me siento muy tranquila y haciendo lo que quiero cuando quiero, como tú.
ResponderEliminarHe pasado el mes de agosto en San Sebastián con mi marido, como cada año, y ha sido relajado y feliz: sol, lluvia, playa, olas, siesta, mucha lectura, muchos paseos, paisajes maravillosos, tranquilidad, sidra, chacolí, buena comida, estupendos mercados, fuegos en la playa... Vacaciones, en fin...
Te seguiré leyendo. Besos.