Saben
a sal
Desde la barcaza se
escuchan gemidos de miedo, llantos de niño. Una madre abrazada a su hijo
señala, “Mi hijo sabe a sal” mientras le tienden una mano desde la balsa
salvavidas. Llegaron al alba de calma negra. Un mal sabor empañado. Alcanzan la
isla de Lesbos, dios patrón de tierra, nieto de Eolo que resopla vientos.
Puerta de entrada, acaso puente, para personas que huyen de una guerra en la
que no quieren morir. Mojados, agotados, ateridos del frío azulado, el piélago
los arrastra con soplos insolidarios, donde ni siquiera queda sitio para
enterrarlos. Entonces, saben a muerte, sin más.
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Esta es mi aportación a la propuesta de Miguel Torija para PMI junio 2016
Que triste y realista lo que cuentas. Algún día nos los exigirán ¿no hiciste nada?
ResponderEliminarGracias Ximenx por tu comentario, por ser el primero. Da gusto y sabe bien ver nuestros blogs activos una vez más a propósito de las injusticias...
EliminarBesicos
Hermoso texto, un merecido homenaje a tantas víctimas de nuestra falta de solidaridad, una merecida condena a tantos gobernantes que en sus manos tienen el poder de cambiar las cosas.
Un beso
· LMA · & · CR ·
Cabopá, estremece cómo narras un desembarco que debería ser al Paraíso, pero que por culpa de nuestros dirigentes, es un tramo más del infierno del que huyen esos refugiados de la muerte.
ResponderEliminarOjalá, todos las travesías por el mar fuesen de recreo.
Besicos.
Saben a sal. A muerte. A Soledad y desesperación. Es una buena causa para abrir blogs. Besicos
ResponderEliminarSabores que no tendrían que darse y son el pan nuestro de cada día, y no se nos debe olvidar que hay que recalcar lo de "nuestro".
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Y los dioses no se apiadan de ellos. Estarán dormidos seguramente.
ResponderEliminarSaludos.
Buenos días,
ResponderEliminarEstamos preparando un libro recopilatorio de los relatos de la PMI 2016. Necesitaríamos el nombre del autor de este relato. Puedes indicárnoslo en esta dirección de correo: microrrelatosindignados@gmail.com.
¡Nos vemos en la alambrada!