No sabré si te ha
llegado lo que en esta carta te refiero.
Te contaría que soy feliz
porque se fijan en mí como algo valioso, pero estos días no me siento con ganas
de expresar colores ni sabores porque son amargos y oscuros. La desesperación
del sol por calentar las calles hace que por la espalda de quienes las
transitan, se vean con distancia los sentimientos de otros que vienen de
frente. No te voy a contar cómo está el mar en la orilla porque no lo voy a
ver.
Laura, metió la carta en el
sobre, pegó la solapa, la alisó con las manos y la guardó en uno de los huecos
del escritorio. Allí junto a las demás.
Un día de abril del año pasado, Mar Menor desde Los Alcázares.