Mirada sombría hacia el claro,
dónde las paredes de papeldejan
su marca cómo calco de la realidad.
Ver que los días pasan. Nada ni nadie
cambia las agujas del reloj de una vida,
errante y desdichada por las alamedas.
Observa, desde el balcón que da al sur
como las hojas de los árboles se rinden,
sobre la calzada, juegan con los colores
de los semáforos, el tranvía pasa, repasa.
Miran por las ventanillas ojos de ilusiones,
llenos de interrogantes letras habladas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario