La vecina de la playa cada año
lleva un bañador igual al que llevé yo el año anterior; se compra una silleta
de playa del mismo color y me cuenta que se la regaló su prima. Conozco a su
prima y me ha dicho que lleva años sin verla, que dejaron de hablarse y
relacionarse porque la imitaba tanto que, le robó el novio, ahora su marido.
El mundo es un pañuelo. Conocía a mi vecina, a la que sólo
saludaba cuando nos encontrábamos en la escalera. Un día me vio leyendo en la
playa y se sentó junto a mí. Se interesó por lo que leía, me preguntó por
autores…Ella mientras, se entretenía con revistas y suplementos de los diarios.
Pronto me contó, lo que le gustaban los autores de los que habíamos hablado.
Dejó de criticar y hablar mal de los vecinos. Una pena, a mí me tenía
informada, sus juicios socio-culturales, eran de lo más interesante.
Este año, he visto que lleva unas sandalias muy parecidas a
las mías y una camisola blanca que le sienta como un tiro que, bien haría diana
en su pandero. Lo mejor, el otro día, llegó con su cuñada, se apoyaba en ella
para sus teorías de la Comunidad,
bueno mejor de urbanización. Llamó ladrón al Presidente saliente, esto es sabido por todos los vecinos, ella lo
propaga con cada uno de los rayos de sol, cada verano. Sobresaliente fue cuando
su cuñada le dijo: “está ahí tu amiga. ¿Cómo se llama?” Me di la vuelta, era
una conocida mía de otros años, aquella con la que hablas porque tus hijos y
los suyos salieron en pandilla tipo “verano
azul”. Mi conocida –su amiga- vino a saludarme. A ella le faltó tiempo para
meterse en la conversación.
Me gusta la música clásica, por las tardes, aquí en la playa,
en la terraza, siempre después de la siesta, suelo poner la radio bien fuerte;
me aísla, me concentro en lo que leo. Esta noche, una sinfonía baja hasta mí se
cuela por el balcón. Es ella quien la ha puesto, y bien alta. Todo me hace
suponer que, mañana en la playa, hablaremos de música clásica
Madre mía Carmen, qué agobio me ha entrado leyéndote. Señor, si tengo una vecina así no salgo de casa.
ResponderEliminarAbrazos.
Qué atenta y cariñosa. Y te admira una barbaridad, eres muy afortunada con una vecina playera así.
ResponderEliminarSaludos, y que se te haga entretenido el verano.
Vaya verano que te espera con la dichosa vecina!
ResponderEliminarBesos soleados
No hay duda que tu vecina de playa necesita ser engañada, quizás con un autor odiado, o con una pieza clásica aburrida a tus gustos, o tal vez...
ResponderEliminarSaludos
Aléjate de ella, Carmencica, aléjate, esas compañías no traen nada bueno. Qué mieo!!! Así llega un momento en el que no sabes si haces lo que quieres o lo que crees que ella no va a imitar y acabas estando más pendiente de su vida que de la tuya. Créeme, aléjate.
ResponderEliminarAhora acércate, un abrazo.
Tu relato es típico del verano pues de sombrilla a sombrilla se oyen todas las conversaciones, tú lo has hecho muy interesante, te has esmerado, perfecto.
ResponderEliminar¡¡Muchas felicidades Carmencica!!
Un abrazo fuerte desde el Cabo vecino y sim sombrilla.
Uyuyuyuyuy, me recuerda a una peli en la que la compañera de piso empezó así y al final se transformo en ella...
ResponderEliminarBesos desde el aire
¡U, cuída ese verano, no sea que se te estropee!
ResponderEliminarBesitos besitos