Sobre la camilla de gran diámetro, cubierta por una falda de cretona, de grandes flores desgastadas por el uso, hay un tapete de ganchillo de hilo egipcio color beige y sobre él un gran cristal donde reposa una bandeja, con tazas para el café que tomaran con pastas de confitería o con el bizcocho de manzana, tan exquisito y meloso que trae Mari Luz cuando se le ocurre.
Ésta mujer de cara afable y ojos vivarachos pergeña historias que escribe y relata con gran imaginación; las elabora en su pequeña factoría, donde las inventa y desarrolla a la vez que cocina, cose o hace la compra cada día. Ella y sus relatos son su pequeño gran mundo real.
Para ti el los claroscuros de los lienzos, entre tazas y carretes, de hilos de colores.
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