Viernes por la tarde. Allí sigue abandonada a los brazos del sofá. No espera a Morfeo porque no lo conoce. Carente de energía, la voluntad cedida al pensamiento que no se conjuga con el deseo. Peculiar muy peculiar en su forma y maneras. Va y viene sin decir a dónde… Vive como palomita suelta en su vuelo enjaulado, la incongruencia es algo consubstancial a su existencia. Transmite pesadez y rutina. Tiene problemas de inoportuno padecer. Egoísta, solitaria; actitud que sólo ella entiende –los demás no- en su devenir por los lunes y los viernes.
Vuelve cada semana igual que se ha ido al final de la misma. No comparte sentimientos, sólo comparte manías e incertidumbres que contagia en la marea de sus movimientos, en su jaula de cristal con barrotes de plastilina.
Nadie la conoce bien. Es una artista en eso del malabarismo personal. Encanta con sus ademanes. Sus pruritos se acentúan en todos los sentido, hasta tal punto que cada día tiene un nuevo sarpullido. Hay que reírse y frivolizar con su actitud o terminar la conversación con el afán de no volver a comentar –lo deja todo- aduce, no poder estar en dos sitios a la vez.
Extravagante sería un adjetivo adecuado, si lo fuera; si su forma de hablar al menos, tuviera que ver con otros temas que no fueran –ella misma- trascendentes. Todo lo deja a medio. Los libros los empieza por el final, se comprar una bicicleta y la abandona aparcándola durante el verano. Monta en barco en invierno para no pasar ni un día al sol. Hace yoga mientras duerme. Va al supermercado cuando ha cerrado, pero tiene la despensa llena porque no ha abandonado el nido. No usa tacones para que no se le curven las piernas por eso viste faldas largas. Vive en una torre y tiene el pelo muy corto. Se asoma a la ventana y duda al mirar por sí le cayera una teja. No está quemada porque jamás enciende un pitillo por la calle, pero quema a cualquiera que se acerque a su alrededor.
Singular lo es porque es irrepetible, en un contexto donde el montón hacen piña, es una flor de invernadero, si se hiciera un ramillete destacaría por mustiarse rápidamente.
Nada ni nadie existe igual…O sí.
Qué manera de vivir el tiempo, la protagonista de tu relato; parecería que sólo vive para los usos y costumbres de su época y a la vez para tratar de rechazarlos.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Que bien concatenaste las imagenes. Vistes de jardin la palabra sin importar la estacion. Me quedo con "Vive en una torre y tiene el pelo muy corto."
ResponderEliminarBien descrita Cabopá. Habría que ir a conocerla aunque no nos atrevamos demasiado a acercarnos a ella por si nos quema.
ResponderEliminarTodo lo cual no le quita mérito a tu escrito.
Vive de una forma un tanto anárquica.... y a mi me gusta.
ResponderEliminarAdivino que el largo invierno que se nos avecina vendrá lleno de estos microrelatos que brillan más que el sol.
Un abrazo, Cantábrico.
...Monta en barco en invierno para no pasar ni un día al sol. Hace yoga mientras duerme.
ResponderEliminarMe gusta este MYCRO -re.
Todos somos diferentes
Buen fin de semana.
Un beso.
Me encanta tu descripción: distinta, única.
ResponderEliminarPuedo imaginar en ella quizás alguien adolescente o no tanto.
Pero sólo porque tú lo describes muy bien.
Besos con mis mejores deseos de felicidad.
Creo que debería llamarse Soledad. Con mayúscula. No sabe ni vivir ni disfrutar de la vida. Sus incongruentes desatinos los describes con una gran delicadeza y casi con la repugnancia de temer que sea tu amiga.
ResponderEliminarMaricarmen, es un excelente relato con una prosa limpia, clara y dulce.
Un fuerte abrazo.
Que pena!!!.
ResponderEliminarTu relato excelente,excelente!!!!!
Cabopá, es una excelente presentación de una persona, como dices, singular. Pero ojo, eso no quiere decir que se le deba excluir. Seguramente su riqueza personal radiqué ahí.
ResponderEliminarPor cierto, la literatura está repleta de personajes singulares, son los más interesantes.
Bessets.
Prisionera de sí misma.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy inteligente microrelato. Un análisis muy rico de una perculiarísma manera de ser.
ResponderEliminarMuy feliz Navidad y Año Nuevo
Semblanza agridulce, aunque más tendiendo a lo agrio.
ResponderEliminar¿Qué sentirá ella para comportarse así? ¿Cuántas veces le habrán roto el corazón? ¿Por qué debe defenderse de esa forma distante?
Te da para mucho, Cabopá.
Besicos.