Son cuatro en la mesa de al
lado. Piden unas cervezas y unas tapas. Son jóvenes con estudios superiores.
Hablan de Economía, palabras mayores, no todos entendemos -ellos parece que sí-
las palabras usadas son suficientemente técnicas. Estas dos parejas, llevan
buenos vaqueros, buenos bolsos y zapatos, ellas. Ellos, camisas con jinete en
el bolsillo. Yo, en la mesa contigua con el periódico, un vermú y una tapita de
pulpo. Pongo la oreja, la cosa se pone interesante. Una de las mujeres se
levanta y se dirige al kiosco: ¿Queréis algún diario?... No. Le responden casi
a coro.
Mientras beben y comen unas
almejitas, unos chopitos y unas navajas, se les oye hablar de política y de
direcciones generales, de cargos, cargazos y carguetes recién nombrados. Pego
aún más la oreja…Cuando de repente las oigo
hablar de los trajes de los famosos y de sus casas. Esas que salen en una revista
que tiene por nombre un saludo. No me lo puedo creer-bueno sí- pero sigo a ver
qué pillo…Uno de ellos habla con una de ellas de la edad de perengano. El otro
le dice a la otra que el traje que lleva fulanita es muy parecido al que ella
llevó en la boda de Maruchi… Y así un buen rato.
Al oírlos decir que cada
domingo en el porche, mientras desayunan, miran, leen y comentan Lola (no quiero hacer publicidad) no
he podido evitar volver la cabeza y mirarlos a la cara… Y lo que he visto no me
ha gustado demasiado ¡Son tan jóvenes! En ese momento ha pasado por allí mi
amigo Sebastián y me ha dicho:
-Manolo te invito a unas cervecitas en La Taberna del
Puerto. He recogido mis periódicos con sus correspondientes suplementos y nos hemos ido a tomarnos unas rubias con
aceitunas…Cuando se lo he contado a Sebastián se le ha quedado la cara como el
signo de admiración.
Hoy leía aquí
Qué interesante. No soy el único que intercepta conversaciones para obtener información de la especie humana.
ResponderEliminarMuy interesante... Sobre todo eso del vermú y las olivas. Se nota que el protagonista sabe cuidarse.
Besos siderales.
Cabopá, con que naturalidad has contado una historia que puede ser real. La gente con sus cargos también debe serlo, aunque ya se encarguen de no serlo.
ResponderEliminarMe gustó.
Bessets.
Bueno, osea, gilipuertas hay en tos laos y de todas las edades. Pero también hay una juventud luchadora, responsable y comprometida, no nos olvidemos de ello.
ResponderEliminarMe gustó tu relato, eso de pegar la oreja lo hacemos muy bien ;))
Cuando voy a la peluquería de tres en tres meses o más, mi peluquera me pone la revista esa delante. Yo la ojeo y me pregunto si yo soy de Marte o son ellos. Aunque puestos a elegir planeta prefiero el más lejano. Pienso como nieves, menos mal que hay otra juventud, luchadora y comprometida. Un beso.
ResponderEliminarBueno, Cabopá, los electrones deben estar enfadados conmigo. Esta es la tercera vez que escribo el comentario. Veremos si ahora aparece porque cada vez escribo palabras distintas por no recordar las iniciales. ¡Yo que fui el primero anoche...!
ResponderEliminarDecía... Que no es tan ficticia la anécdota de Manolo.
Esos chicos, economistas todos, tan guapos y bien vestidos, ellas con esos complementos que son tan modernos y bellos... cuando se rasca un poco, bajo la piel solamente, aparece una falta de cimentación humanista, cultural y, por supuesto, social, que causa pavor. ¿Cómo es posible tal fruslería mental? ¡Ah!, ¿que son el futuro de nuestro país? Bien, pues así estaremos.
Cuando papá desembolsó el dinero suficiente para que su porvenir estuviese asegurado, probablemente no tuvo la visión de futuro necesaria para que la formación fuese completa. La superespacialización provoca, en muchas ocasiones, subproductos que no son deseables.
Manolo, menos mal que no siempre se oyen tamañas necedades a personas que, incluso pueden dirigir el futuro de muchas otras.
Mientras ellos hablan "de sus cosas", papá está de regatas.
Un fuerte abrazo, Maricarmen
Sinceramente da asquito ver y escuchar eso ¿y hablan de cris? DE OIDAS, CLARO. Yo lo digo siempre, hay quien puede y hay quien esta j,,,o, pero no importa grrrrrrrr. Besos
ResponderEliminar¿Puedo suscribir punto por punto las palabras de Antonio Campillo? ¿Sí? Pues eso.
ResponderEliminarAh, y las dos cervecicas con las aceitunas...¡de categoría! como dicen en Valencia.
Un besico
Me recordó una cosa que le leí a Millas, algo como: "y me caí en el agujero negro de la conversación de al lado". Hay veces que uno escucha y se queda pasmado. A mi me sorprende como gente, muy preparada (así decimos), se conforma literalmente con ser espectadores de la vida de otros que son famosos (así decimos) cuando en realidad no son nadie.
ResponderEliminarLo mejor, el aperitivo. Tal cual.
Lo que es una pena es que tan jóvenes y ya tan superficiales y tan pijos y tan materialistas, cuando a esa edad otros soñábamos con cambiar el mundo, con "ser" más que con "tener".
ResponderEliminarUn saludo.
A mí, que soy incurablemente fisgona y me fijo en la compra del carrito que hace cola delante del mío en el supermercado y escucho las conversaciones ajenas (el saber no ocupa lugar, digo yo para defenderme cuando me pillan) me han gustado mucho este Manolo y su amigo Sebastián. Un beso, Cabopá
ResponderEliminarEl gran problema de la juventud hoy va por ahí: no dan valor a nada importante, sólo a cosas supérfluas y superficiales. Todo le es fácil, pues no lo cuestan conseguir nada o le cuestan poquísimo. Pura banalidad, y lo malo es que estos jóvenes en edad de formación de hoy, seran los rectores y dirigentes del mañana más cercano.
ResponderEliminarAunque había entrado alguna vez en este espacio, ahora entro y quiero quedarme. Un cordial saludo desde ArteTorreherberos.
Una conversación variada; economía, política, nombramientos, el couché...para todo hay tiempo, sin duda, aunque me apunto a la prensa "seria" y sobre todo a las "rubias"
ResponderEliminarY te extrañas...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Escribir se te da tan natural y sencillo, que dejamos de leer para vivirlo. Y conste que cuando digo sencillo es porque lo sencillo siempre requiere del mayor esfuerzo decía una eminente escritora brasilera. Besos.
ResponderEliminarPor desgracia hoy te encuentras muchos jovenes de esos que solo valoran lo material...Ellos nunca sabrán lo buenas que están esas rubias con aceitunas en la taberna del puerto.
ResponderEliminarUn beso.
Alucino cuando algunas personas de studios superiores me hablan, a la vez que de asuntos de altura, de Belén esteban, de "Sálvame" y de la telenovela de l atarde. No entiendo esa mezcla tan extraña...
ResponderEliminarBesitos
De todo se saca algún bien; es posible que la crisis logre que los superficiales pisen suelo firme y se decidan a vivir en la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo
A veces se escuchan cosas sin querer, pero poco a poco una se engacha a la conversación y te das cuenta del vacío de mucha gente, de su rutina, de sus historias y de sus cabreos, como la vida misma.
ResponderEliminarLOs pijos (oseatelojuroporsnupylasbragasdemafalda)son , (ósea perdón) somos y seremosssss siempre pijossssssss,eso no depende de la edad ,lo llevamos en los genes.
ResponderEliminarPOr cierto nos movemos mucho por Cabopalossss ,La Manga.... y el puerto Tomaaaaas Maeeeeestre,es nuestro Hábitat.
Un saludito superhipemegapiio ""MUA;MUA""".
JEJKEJEJEJEJE
Qué más da si tienen estudios superiores o no, qué más da, la tontería habita allá donde no hay imaginación para ver más allá.
ResponderEliminarUn beso Carmen
Vaya, vaya, luego llegan a lo más alto y.....son los mismos, pero más cargados de materia..... Sin embargo, existe otra juventud, llana como la tierra, enfundada de bueos propósitos, sincera, cabal, genuina... Es la que me gusta.
ResponderEliminarLa vida es así, Carmen.
Un abrazo,
Luis.
¡Mundos de apariencias, vacíos de sustancia! Me producen pena todas esas personas tan bien equipadas de estudios, tan bien vestidas, tan bien relacionadas, tan a la última en el cotilleo social, tan y tan..., pero enclenques en criterio propio, en poso cultural, en valores hondos que van más allá del dinero.
ResponderEliminarEn fin, que me quedo tan a gusto con mi cerveza y mis aceitunas, jajaja.
He ido al enlace de El País y me ha gustado mucho el artículo. Somos diferentes, está claro, pero complementarios siempre hombres y mujeres: no podemos vivir los unos sin los otros.
Besicos, Cabopá.
Dicen que es común en los escritores, los curiosos, y los cotillas. En este caso el narrador narra muy bien, pero yo creo que muestra poca experiencia como espía. La conversación poli temática es habitual en todos los ambientes. Yo no me quejaría pues al fin le ha servido para hacer un relato. (jeje)
ResponderEliminarPersonalmente creo que peor que leer el Hola es ira misa, pero no lo digo.
¿Por cierto, conoces el número de ventas?