Rosa está en el andén número trece. Llega el
tren. Para, se abren las puertas. Corre, mira, una, otra, otra... No ha llegado.
La gente desaparece. La tocan en el hombro con
suavidad. Se gira, una gran sonrisa borra una lágrima peregrina. Esta vez sí ha
llegado. No habrá más días grises; las tonalidades de las mañanas y las tardes
reunirán las palabras con los gestos, las caricias con los besos y los platos
de la cocina tendrán el color del cielo, como las mejores comidas jamás
probadas. Del último vagón descendió Roberto. Esta vez, la suerte llegó.
...Mañana llegará el verano
Un hermoso reencuentro.
ResponderEliminar(Creía que había dejado ya un comentario)
Besos desde el aire
Cabopá, los reencuentros con los seres queridos siempre son un toque que la fortuna nos regala. Ojalá fueran eternos a nuestro lado.
ResponderEliminarBessets.
Hermoso Cabopá y curiosamente escribí algo similar, sobre un encuentro así de interior. Besos.
ResponderEliminarLlega el verano y empiezan los viajes, las visitas, los reencuentros.
ResponderEliminarUn texto muy bello.
Besos.
¡Cúanto me han gustado siempre los viajes!
ResponderEliminarLas esperas, las maletas, el ritual de los hoteles y los encuentros...
Un abrazo fuerte amiga, desde mi Librillo.
Los trenes y las estaciones tienen un no sé qué de historias entrecruzadas, de vidas encontradas y perdidas, de relatos fugaces que desaparecen por momentos... quedando una estela que nunca se borra. ¿Quién será Roberto? No lo sé, quizás una metáfora del encuentro.
ResponderEliminarBesicos
Hay un concurso que organiza Renfe, y que trata sobre estas idas y venidas en las estaciones y en los trenes. Creo que podrías crear una historia muy bella a partir de tu entrada de hoy. Recordaré cuando salga el concurso (¿setiembre?) y te avisaré Cabopá.
ResponderEliminarEl verano trae viajes de ida hacia otros destinos. Lo importante, siempre, es volver...
Un besote ;)
Que emocionante ;)
ResponderEliminarFeliz verano
Bonito, muy bonito, Cabopá. Y poético.
ResponderEliminarSí, la suerte, nuestra inmensa suerte son las personas que queremos y nos quieren. Todo lo demás es humo.
¿Por qué me gustarán tanto todos los relatos donde aparece un tren? Alguna vivencia de infancia, seguro, de esas que no se recuerdan.
Un abrazo con mis deseos de que tu horizonte se tiña pronto de azul, el color del mar, el color del verano.
Por fin llego a tu bitácora!!!!
ResponderEliminarY qué gran suerte la mía, llego para leer un micro tierno y optimista.
Si no te molesta, continuaré visitándote.
Abrazos!
Pienso que en ese tren voy yo , y tu sales a mi encuentro cuando se dará esto.
ResponderEliminarEs, desde luego, una suerte para los dos: Rosa y Roberto; un modo genial de empezar el verano, en compañía.
ResponderEliminarUn beso, Luisa
Un hermoso reencuentro.
ResponderEliminarBesitos