En el frecuente tránsito de los veranos: Los Alcázares-Cabo Palos, me encuentro con un paisaje que quiero mucho. Un molino de ceña abandonado, los campos estériles en barbecho profundo. Sólo unas palmeras altivas salen al paso en las carreteras secundarias.
Una casa de labor, un melonar, otra ceña, su acueducto y otro molino tullido que le faltan las velas; las palmeras mecidas por el viento de lebeche y la tierra roja rica y sabia guarda la humedad que endulzará los frutos.
Entre el melonar una palmera vieja vigila la balsa vacía; en el horizonte las islas del Mar Menor que aguantan los vientos que trae la tierra para transformarlos en brisas terrosas y en olas de espuma que parecen tener la forma de pequeños "tiovivos"
Al otro lado del camino una casa de campo olvidada de la vida; se mantiene en pie por su adobe bien forjado. Atrás queda El Carmolí, monte de origen volcánico que se avista desde todo el Mar Menor. La tierra roja única del Campo de Cartagena, roturada para la próxima siembra que quizás será de algodón, patatas o cebollas.
Una casa de labor, un melonar, otra ceña, su acueducto y otro molino tullido que le faltan las velas; las palmeras mecidas por el viento de lebeche y la tierra roja rica y sabia guarda la humedad que endulzará los frutos.
Entre el melonar una palmera vieja vigila la balsa vacía; en el horizonte las islas del Mar Menor que aguantan los vientos que trae la tierra para transformarlos en brisas terrosas y en olas de espuma que parecen tener la forma de pequeños "tiovivos"
Al otro lado del camino una casa de campo olvidada de la vida; se mantiene en pie por su adobe bien forjado. Atrás queda El Carmolí, monte de origen volcánico que se avista desde todo el Mar Menor. La tierra roja única del Campo de Cartagena, roturada para la próxima siembra que quizás será de algodón, patatas o cebollas.
El melonar se acerca hasta el camino y enseña sus frutos, ofreciendo la belleza de la naturaleza, que con pocos mimos y mucho sol está pronta para la cosecha. En unos días el campo se llenará de máquinas, de hombres y mujeres de color, ataviados con camisas de manga larga y sombreros, recolectaran la producción.
La casa, el almacén y las cuadras ya inservibles, no son necesarias; hoy en día un camión en medio del campo y unas cintas transportadoras llevaran la cosecha a cajas de plástico probablemente de color amarillo y después a la terminal de cualquier aeropuerto para que desde allí lleguen a cualquier capital europea.
Yo paso mucho por aquí, conozco muy bien el decorado y he visto como ha ido cambiando. Ya quedan pocos campos de labor a orillas del Mar Menor...pero alguno queda y ésta es la muestra.
Hoy reproduzco esta entrada que publiqué en junio de 2009,
entonces la llamé "Por los caminos del Mar Menor"
Cuando faltan horas para que entre
el verano, se la dedico a Luisa Hurtado
por su sección de micro ecologistas.
Me encanta como desde las fotografías, haces un relato.
ResponderEliminarYa está aquí el verano, es cierto.
Un abrazo fuerte.
Como todo, esto también me gusta.Las fotografìas son como si estuvieras dentro de ellas,en esos paisajes del campo que tanto me llena.
ResponderEliminarEstoy siguiendo a Javier, me encanta. Besicos guapa
¡Qué preciosidad de tierra! Ese tono rojizo me recuerda la de Senegal.
ResponderEliminarBesos, Mari Carmen
Preciosas fotografías. Me ha encantado seguir tus palabras para conocer mejor tus lugares.
ResponderEliminarBesitos
Por fin llego a tu casa: un placer de sitio.
ResponderEliminarGracias por esta belleza de fotografía que, para mí, pertenecen a un lugar remoto.
Disculpame que use este medio para comunicarme pero creo que es el más directo. Me enviaste correo para el Vendaval (gracias!!!!) te lo respondí. Espero tu respuesta (antes del domingo)para poder programar la entrada.
Disculpá este exceso de confianza
Un abrazo enorme
Un estupendo paseo el que nos has dado por esa huerta, por esos paisajes tan hermosos. Saludos.
ResponderEliminarPaisaje que se repite una y otra vez cuando te acercas al mar pequeñico.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego hemos viajado con una buena guía y fotógrafa. Las fotos me gustan muchos y los pies de foto enganchan y me dan ganas de ir a conocerlo. Venga, que pases buenas vacaciones.
ResponderEliminarSigo a Javier en su ruta y a tí en tu infinita siembra. Gracias por la cosecha de amor que tu alma nos ofrece. Bendiciones!
ResponderEliminarSí, si que me pasé por tu página, por tus fotos pero... se me pasó mi nombre porque soy más bien tonta, o despistada o ya (esto también) necesito gafas de cerca. Me adelanté (comenté la entrada anterior) y ahora me he retrasado con la entrada importante que es esta. Un despropósito de persona, un despiste.
ResponderEliminarMe perdonarás????
Un beso y, sobro todo, un abrazo.