La Península
Erase
que se era un hombre que vivía en el bolsillo de su mujer. Era éste su
misterioso refugio de verano. Abierto al sol, a la luz, al calor y a la fresca
brisa. Al mar y a la tierra, a donde de tarde en tarde baja; aunque no lo necesitaba.
Desde allí escucha las bocinas de los barcos, el graznido de las gaviotas y el
murmullo de la gente cercana, personajes con sus vidas y con historias que no
le interesan; pero que desde su península el contempla.
Es el bolsillo para él
un istmo que le une a la mujer que tanto ama.
El Cortejo
Acodado
sobre la barra de un bar, un hombre mira una foto pensativo. Pide un whisky
escocés. La luz del lugar es tenue y está envuelta por un denso humo gris; sus
ojos en cambio se iluminan cuando vuelve a mirar la fotografía. Piensa, sin dar
crédito a lo ocurrido: "tanto tiempo viviendo juntos", y, ahora
acariciaba un trozo de papel con la impronta de aquella mujer a la que quiso
mucho y no supo entender. Bebió un trago saboreando el líquido de malta, le
supo a rayos de tormenta de verano, entonces como un relámpago recordó que las
tormentas a ella le daban miedo, le producían angustia.
Salió a la calle y había
comenzado a llover. En esos momentos el cortejo fúnebre se despedía en la
puerta del tanatorio.
A Isabelle G. Molina
Ella propició su publicación en un libro de la Universidad de Murcia
Taller de Escritura.BUM 2007
El bolsillo de la amada es el útero materno al que apetece volver de vez en cuando.
ResponderEliminarElla no volverá a vivir ninguna tormenta. Él posiblemente no vuelva a beber whisky. Al final parece que se pusieron de acuerdo.
Un saludo.
Te has lanzado al microrrelato y te estás convirtiendo en toda una especialista. Te admiro, porque yo no sé escribir menos de ocho folios seguidos ¡Y mira que lo intento!
ResponderEliminarUn besico
Tu profe te da las gracias a ti por ese detalle. Si de algo te sirvieron los talleres, me doy por muy agradecida de ti y de tantos otros alumnos.
ResponderEliminarUn beso.
Preciosa la idea del bolsillo, de verdad.
ResponderEliminarY precioso ese cortejo fúnebre en el que las penas quedan hundidas en el fondo de un vaso.
Los talleres literarios son un excelente detonante creativo para cultivar excelentes letras como estas que hoy nos muestras. Me encanta que tu profesora haya pasado por aquí para agradecerte el detalle. ;)
Un beso Cabopá, en esta noche de domingo.
Me encanta la idea del bolsillo y me gusta mucho el final de ese cortejo, me sorprendió, no me lo esperaba.
ResponderEliminarBesitos
Me ocurre exactamente igual que los de arriba, más concretamente Elysa me ha robado las palabras o... ¿soy yo quien lo hace, habiendo llegado ella primero?
ResponderEliminarElijo la imagen del bolsillo, pero por poco y porque me apuras.
Un beso, Luisa
Son muy bonitos ambos. El primero transmite serenidad y dulzura y el segundo es sorprendente, sobre todo por su final.
ResponderEliminarEnhorabuena por esa nueva publicación, de la que me alegro muchísimo.
Besicos, Cabopá.
La esposa del primer micro estará contenta con su marido tan cerquita, dentro de su bolsillo, así poder acariciarlo cuando se porta bien o estrujarlo si no, :-)
ResponderEliminarBuenos micros, Carmen.
Besos.
Me preguntó qué le ocurrirá al inquilino del bolsillo si su amada se va antes que él. Y me sale un cuento de terror, si se queda dormido dentro del bolsillo y no se da cuenta del entierro.
ResponderEliminarAhora en serio, Maricarmen, son dos cuentos que tienen mucho encanto, uno por el principio y el otro por el final.
Besicos,artista
Dos piezas muy buenas, Cabopá; cada una en su tono.
ResponderEliminarMe parece maravillosa la idea del bolsillo como refugio.
Un abrazo,
Me encantan tus microrrelatos. El primero el hombre se sentía feliz y protegido,
ResponderEliminarambos eran felices, sentian su contacto continuamente. El segundo me sorprendió
el final, alabo tu imaginación.
Un abrazo.
· AY! Maricarmen! eso no se hace. Dos en uno...
Comparo, y no quiero, y me quedo con el segundo. Tiene un final de esos que me encantan.
· BB·HH
CR· & ·LMA
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Excelente final el de "El Cortejo", genial...
ResponderEliminar¡Saludos!
maricarmen, me gustan mucho los dos, más el cortejo. Solo me ha chirriado un poco esta frase por la forma: "Bebió un trago saboreando el liquido de malta." porque redundas en la información: ya habías dicho qué estaba bebiendo y en la forma porque no es habitual decir lo obvio de "beber un trago" es más correcto decir: echar un trago, dar un trago. Pero bueno ya sabes que yo tengo mis propias rayaduras.
ResponderEliminarEnhorabuena, Besicos.
Pues ya ves, a mí me gustó más el primero.
ResponderEliminarNo paras, eh?
Besos besos
Bueno, "más", no, MUCHO.
ResponderEliminarSin duda, Cabopá, me quedo con el segundo. El cortejo, y yo pensando en el pavo real o algo así. Qué bueno. Mucho.
ResponderEliminarOtro abrazo,
Qué buenas fotos. La península, me encanta el inicio, aunque después me ahogo pues no llego a entenderlo, problema mío, seguro. El Cortejo, tiene una buena atmósfera, invita a seguir leyendo. El giro empieza con la bebida amarga y el final, aunque sorprende y hace sonreír del juego de palabras, deja ese amargor de los amores no entendidos. Enhorabuena por la publicación.
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