Iba a la escuela con alegría, como cualquier niña de su edad.
Aprendía, pero, sobre todo, lo que más le gustaba era conocer, conocer muchas
cosas porque en su aldea todo le era de sobra conocido.
No terminó el
colegio. La sacaron con quince años y la forzaron a casarse con un hombre de
cuarenta. Él tenía hijos de su edad. Hasta entonces era una niña feliz, y su
ilusión ser periodista. Su mayor delito fue abandonar al hombre que le pegaba
siempre, desde el primer día.
Hoy está presa
en una cárcel de mujeres, y sueña con aquellos días de la escuela en que la
libertad se presentaba como algo cercano. Llora y maldice su casta por la
incomprensión y por el silente desdén que sacude a las mujeres de esta parte
del mundo. Sabe que cuando salga nadie la aceptará por su falta de moralidad.
Quizás sólo su madre.
En este
momento, es posible que la noticia ya se sepa y surque los mares de la
información. Ella no la podrá escribir jamás: será una almendra amarga.
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Esta es mi aportación al I Concurso de relatos cortos sobre igualdad entre mujeres y hombres convocado por la Fundación Isonomia de la Universidad Jaime I y publicada por Acen editorial (Castellón) Relato seleccionado para el Libro Solidario "Relatos para Malala"
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Un relato muy bueno, doloroso por su contenido, magnífico porque sensibiliza contra la injusticia que sufren tantas mujeres.
ResponderEliminarEnhorabuena. Un triste relato, pero muy digno y elocuente.
ResponderEliminarPrecioso relato y tristemente injusto.
ResponderEliminarAbrazos.
Triste vida la de tantas niñas, chicas, mujeres, ancianas...
ResponderEliminarBesos, Cabopá
Desde luego no te deja indiferente. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesicos.
ResponderEliminar· Demasiadas Malalas. Lo que es peor, demasiados hombres que entienden que el papel de la mujer es otro, no el que queremos la gente libre.
· Demasidas gentes que viven varios siglos atrás. Y otros que quieren llevarnos allí.
· BB·HH
· CR · & · LMA ·
Enhorabuena por este micro Cabopá. Enciende la hoguera de los arrebatos por las injusticias morales y sociales en partes del mundo en las que ninguna hubiésemos querido nacer.
ResponderEliminarUnas fotografías que ví en el World Press Photo de este año, resumían en imágenes los casamientos de menores con adultos. Digno era de observar, los ojos "ausentes" de esas niñas. Una pena que no me dejaran hacer la fotografía de las fotografías, pero si las encuentro por internet, las publicaré o compartiré con todos vosotros.
Nos leemos en ese libro, querida Cabopá. Un beso.
Enervas hasta mi último pensamiento con este micro. Es increible que seamos meros espectadores impasibles (algunos) ante tanta injusticia y crueldad, arrebatar de una manera tan sucia, la niñez, los juegos, los sueños, el futuro... solo por nacer con vagina en lugar de pene. Arcaico, pero muy cierto.
ResponderEliminarBesos de gofio y disculpa por no pasar a menudo pero voy visitando poco a poco según el tiempo libre me lo permite.
Injusticia total.
ResponderEliminarTriste relato Carmen, pero...¡Qué bien escribes!
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
Un abrazo fuerte amiga, desde mi Librillo.
llevo mucho tiempo sin hacer ningún comentario aunque he pasado varias veces por tu blog. Pero no quiero dejar pasar estas fiestas sin desearte una Navidades muy felices y un estupendo año nuevo( si la situación nos lo permite)
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
"Quizá sólo su madre" Duele ese "quizá".
ResponderEliminarA almendras amargas sabe el cuento.
Brindemos porque esta situación no se repite, aunque, desgraciadamente, sabemos que...
Un fuerte abrazo