La última vez
que nos encontramos no sé cómo ni sé por qué todo se dio la vuelta. El día de
sol debió encandilar las palabras. Me impresionó tu mirada de tal manera que cada vez que paso por aquella esquina, siempre llueve. Me pregunto qué fue de
ti. Pero, tú ya no estás. Si vuelves,
hazme un guiño.
Quizás se lo llevó la lluvia.
ResponderEliminarBonita imagen y bonitas letras. Besos Cabopá.
Esas esquinas donde siempre llueve, precioso endecasílabo.
ResponderEliminarUn abrazo (y un guiño)
¡Ah, la belleza de una fuente cantarina nos refresca el alma dolida!
ResponderEliminarBesos, Cabopá
Que bonita la fuente, rezuma alegría.
ResponderEliminarUn beso.
ResponderEliminarEl viento arrastra las gotas de agua... y llueve
Cuando pase por allí, dejará de soplar el viento. El guiño habrá hecho efecto.
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