En la cocina se abre la olla de la nostalgia, para añadir los ingredientes de la soledad indefinida. Organiza con música los elementos y el modo de hacer, una sabrosa comida; con minuciosa atención, todos han ido llegando al punto de ebullición necesaria, para paladear el rico guiso. Mientras prepara una exótica ensalada, por la ventana entran otros olores.Los sabores que aquí se paladearan son aquellos que cada uno de los comensales aspiran cada día, en las cacerolas de la gran cocina del mundo minúsculo y particular. Cuando la abuela habla en la mesa, los recuerdos son el postre ideal.
Preciosa alegoría de la experiencia vital de cada uno como algo que es, en cierto modo, nuestra comida. Ahora que la cocina se ha puesto de moda, incluso en el cine y en la novela, no está de más que sea representada en la prosa poética.
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