que la primavera llega.
Las carnosas agradecen los rayos del sol
que las acecha.
Pasaran los días húmedos por los mosaicos
grises que atrás quedan.
Se llenará el patio de color, de sillas y bicicletas, de ropas tendidas al aire y de algunas otras siestas.
El tiempo de las horas vividas,
no dejará pasar a las horas muertas.
La vida en este patio es vida, aunque desierta.
Encantador poema. Los patios me seducen, ese espacio recoleto, entrañablemente aislado del mundo y a la vez abierto al cielo..., esa plantas en maceta o en tierra, esperando a revivir con la primavera, después de su letargo invernal...Y sobre todo, la perspectiva alegre de ese espacio vivo de nuevo, gracias a esa sillas, a esas bicicletas y al vaiven suave de la ropa olorosa y limpia tendida a secar.
ResponderEliminarGracias, Rosa. No dispongo de mucho tiempo por eso no suelo contestar los comentarios. Aprovecho para visitaros habras visto que te sigo. Espero que algún día nos conozcamos.Saludos.
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