No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde
martes, 21 de septiembre de 2010
CAMPO
La fértil tierra hace brotar los frutos
la palmera cual faro otea en soledad
Antiguo el abandono permanece
con los ojos abiertos de par en par Carreteras secundaria te llevan al oasis que un día fue las miradas no se pierden, sí en la memoria quedan Cuando la naturaleza viva juega con los colores Cuando por mucho mirar,nunca te cansa
Para los de aquí será un paisaje conocido... Para los que no sois de aquí, os lo muestro... Para mi es tan cercano y conocido que casi me lo sé de memoria, está en una carretera secundaria que recorre todo el Mar Menor, en alguna fotico se puede ver La Manga al fondo... Disfrutadlo,las urbanizaciones se lo comeran un día, hay parajes por esta zona que son únicos e irrepetibles...
Sin duda son una maravilla. Un oásis de belleza, de olores, de sabores, resistiendo el paso del tiempo, el acecho del asfalto. Ojalá no llegue nunca. Un b esito
El verde y el azul, colores dominantes hoy de tu mirada, generan el viejo ocre de la tierra, nuestro vivir de adobe y barro, y convierten en nuevo la memoria, aquella carretera de asfalto ciega, que pasó por estos campos sin apenas darse cuenta.
Esa palmera de la primera foto parece huérfana o náufraga... Tan sola en medio de la inmensidad. Y esa señal de tráfico, además de estropear la foto...sobra. Un saludo.
Esa tierra roja es sinónimo de fertilidad, de barro creador, muy fotogénica por cierto. ¡Qué bien! Hoy nos enseñas otros mares murcianos, de otros colores, no precisamente azules. Me encanta conocer tu tierra.
Para los de aquí será un paisaje conocido...
ResponderEliminarPara los que no sois de aquí, os lo muestro...
Para mi es tan cercano y conocido que casi me lo sé de memoria, está en una carretera secundaria que recorre todo el Mar Menor, en alguna fotico se puede ver La Manga al fondo...
Disfrutadlo,las urbanizaciones se lo comeran un día, hay parajes por esta zona que son únicos e irrepetibles...
Siempre tienes algún detalle que te hace única, como esas frutas que nos hablan o esa señal de prohibido adelantar.
ResponderEliminarBesicos.
cabopá para mi si es un paisaje desconocido,pero me ha encantado que lo muestres.Llevas razon,son unicos e irrepetibles
ResponderEliminarQué bien me hace visitarte antes de dormir. Me dejas un sabor dulce en la boca y unas cosquillitas en el alma.
ResponderEliminarPreciosas fotos, preciosos los comentarios. Poeta de lo cotidiano, mujer sencilla que engrandeces lo que tocas.
Para mí era un paisaje desconocido antes de ahora.
Besicosssss
Sin duda son una maravilla.
ResponderEliminarUn oásis de belleza, de olores, de sabores, resistiendo el paso del tiempo, el acecho del asfalto.
Ojalá no llegue nunca.
Un b esito
El verde y el azul, colores dominantes hoy de tu mirada, generan el viejo ocre de la tierra, nuestro vivir de adobe y barro, y convierten en nuevo la memoria, aquella carretera de asfalto ciega, que pasó por estos campos sin apenas darse cuenta.
ResponderEliminarMe gustó la entrada, pasamos tantas veces sin ver y sin mirar.
ResponderEliminarSaludos.
Una entrada nostálgica y preciosa a la vez. Me gustan estos paisajes de casas de campo casi en ruinas.
ResponderEliminarUn formidable reportaje y, tienes razón. Son paisajes para no olvidar.
ResponderEliminarSería deseable que no se perdieran con urbanizaciones imposibles.
Besos.
Esa palmera de la primera foto parece huérfana o náufraga... Tan sola en medio de la inmensidad.
ResponderEliminarY esa señal de tráfico, además de estropear la foto...sobra.
Un saludo.
Para mí si es familiar y no solo la luz y el paisaje sino también el OLOR
ResponderEliminarEsa tierra roja es sinónimo de fertilidad, de barro creador, muy fotogénica por cierto. ¡Qué bien! Hoy nos enseñas otros mares murcianos, de otros colores, no precisamente azules. Me encanta conocer tu tierra.
ResponderEliminarBesitos