TEATRO

Había hecho desparecer un documento. Igual hace con la soledad que le inunda. Esa que no pide permiso para invadirla como compañera de toda una vida. No quiere guardar un archivo sin corregir. Está segura de ello, ya hay en su cabeza, demasiados archivos cruentos y grises; tantos que se han ido quedando con la materia de su memoria. Está agotada, sin ningún atisbo de poder mejorar, sino todo lo contrario. “Si pudiera hacer desparecer tantos y tantos archivos de soledad y tristeza que hay en mí”… Se para a pensar a la vez que desmadeja los hilos de la banasta.
Las ideas que están en el nido de los pensamientos, salen y vuelan de vez en cuando al aire fresco, que ella misma procura con largos paseos por caminos ya andados.No se puede entender que después de la cantidad de carreteras secundarias circuladas viendo castillos desalmados por el tiempo, no tengan color las palabras dichas. No puede seguir, su cabeza no permite que las ideas afluyan. Sólo las gotas de lluvia que resbalan sobre su piel están en el escenario de un día de teatro en el qué se ha representado una trágica comedia. El autor no es desconocido y la actriz principal ha declamado su papel sin haberlo ensayado hace tiempo. Aunque el ensayo general queda lejano, en tiempos pretéritos, pero ha olvidado la conjugación del verbo: actuar.