El castillo en el que habita la princesa tiene una fortaleza de piedra dura que ni los siglos han podido abatir, es más, está rodeado por un foso profundo en el que las aguas siempre son turbulentas. Llegan desde la montaña por un río de gran cauce que al estrecharse para entrar en el foso convierte el agua, en olas agitadas y rumorosas. El sonido del agua provoca en esta bella princesa, tener pensamientos a veces muy extraños. La princesa se asoma desde la almena y sus pensamientos corren a través de las grandes campiñas de tonos ocres, verdes y marrones. Le ofrecen un paraje de libertad que no tiene. Sueña, con que su príncipe, el que un día vendrá para amarla, acariciarla y llevarla en su corcel negro. En vano, sueña con castillos de otras tierras en los que pasar días de asueto y amor. Sus pensamientos son como una fotografía de color, que todavía no conoce, pero que se le presenta todos los días ante su vista; unos días que, están cargados de paseos interiores en los que todo es de color oscuro como los cristales que quisiera romper para ganar el aire que le falta, porque su respiración está viciada de olores salinos que desprenden las paredes húmedas y ruinosas de las grandes estancias del castillo familiar.
La princesa sin nombre ha inventado un viaje por la ruta de su mirada soñadora, pero no tiene muchas expectativas. El rey que reina en el castillo con nombre, siempre le promete que va a viajar, para después poner todas las trabas habidas y por haber, para dejar en suspenso sus sueños. Está harta, muy harta y cansada de tantos inconvenientes y sinrazones. Por más que hace y deshace con su rueca no consigue salir. Siempre repite la misma labor; nada está claro para ella, únicamente la luz del sol de cada día. Sola, pasea por los grandes pasillos y estancias, baja al patio, entra en las cuadras, sube y baja a la torre. Lleva una vida de princesa sin nombre y con sombra, una sombra muda que la acompaña día y noche. La princesa sin nombre está ociosa, al menos eso parece. Hoy la han visto por los centros comerciales. La princesa se ha salido del cuento y viste con ropa actual. Ahora vive del cuento porque el príncipe no vino en su corcel negro.
estonoesuncuentosestonesetnese
La princesa sin nombre ha inventado un viaje por la ruta de su mirada soñadora, pero no tiene muchas expectativas. El rey que reina en el castillo con nombre, siempre le promete que va a viajar, para después poner todas las trabas habidas y por haber, para dejar en suspenso sus sueños. Está harta, muy harta y cansada de tantos inconvenientes y sinrazones. Por más que hace y deshace con su rueca no consigue salir. Siempre repite la misma labor; nada está claro para ella, únicamente la luz del sol de cada día. Sola, pasea por los grandes pasillos y estancias, baja al patio, entra en las cuadras, sube y baja a la torre. Lleva una vida de princesa sin nombre y con sombra, una sombra muda que la acompaña día y noche. La princesa sin nombre está ociosa, al menos eso parece. Hoy la han visto por los centros comerciales. La princesa se ha salido del cuento y viste con ropa actual. Ahora vive del cuento porque el príncipe no vino en su corcel negro.
estonoesuncuentosestonesetnese
Un día intenté hacer un cuento para niños y me salió un cuento que no parece un cuento para niños...Os lo dejo porque parece que los cuentos son propicios para estas fechas...je,je
ResponderEliminarMe llevo tu cuento para la cama. Un beso.
ResponderEliminarLa princesa del cuento irrumpe con tal fuerza en la historia que la autora inventó para ella, que recobra vida y se escapa del relato; y el lector piensa que la muchacha de los Almacenes es la princesa sin nombre, la misma que escribe. Y en los cuentos como en nuestros sueños (dicen) que aquellas personas que aparecen sin rostro, somos nosotros. Y perdón por mi interpretativo atrevimiento.
ResponderEliminarLa princesa vive en su castillo llena de riquezas pero carente de libertad, pero cuando se pone sus pantalones vaqueros se transforma en una ciudadana de a pie, que puede visitar cualquier centro comercial y ser libre
ResponderEliminarUna jaula de oro. De qué vale ser princesa si no tienes libertad. Por eso no me extraña que se salga del cuento para vivir "del cuento".
ResponderEliminarUn saludo.
jeje, pues muy bien, mejor vivir del cuento, que vivir presa en un cuento. Abrazos Cabopá y gracias por la historia ;-)
ResponderEliminarUna princesa que sigue siendo muy actual y, desde luego, presa de sueños que no son suyos y dependen de él, del señor de sus días y de sus noches.
ResponderEliminarOjalá todas seamos siempre reinas de nuestros destinos.
Besicos prenavideños.
Precioso relato con moraleja. Como es tiempo de atrevimiento te voy a poner un pero. Para mí que frenas tu magnífico ritmo narrativo con el empleo excesivo de puntuaciones. Isabel, que está ociosa, lo sabrá mejor que yo. Abrazos mil.
ResponderEliminarEsta princesa es lista salirse del cuento para vivir del cuento...es lista escapandose de una realidad que no le gusta....
ResponderEliminarBonito cuento, sin peros. Voy a pasar unos días a medio gas, visitando menos de lo habitual. Por si no nos "vemos", te deseo feliz Navidad. Un saludo.
ResponderEliminarMe gusta tu final y el juego de palabras que empleas. Tiene fuerza. Bonito canto-cuento a la libertad.
ResponderEliminarBesicos para ti, princesa
Un buen juego de palabras y de leer entrelineas, nos dejas en este cuento navideño.
ResponderEliminarTiene...mensaje oculto.
Un besito, querida amiga.
· Es más. Para que el cuento acabe bien... la princesa se hizo republicana.
ResponderEliminarEl otro día, la vi en una manifestación. Llevaba un curioso gorrito. Le pregunté pero no me dijo su nombre.
· Por cierto, envidiosos, los reyes magos se han hecho republicanos y han abandonado las mayúsculas.
· Ay, Maricarmen, el mundo no es lo que era.
· besicos salados
CR & LMA
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te deseo unas felices fiestas y un año nuevo llenos de buenas cosas.
ResponderEliminarmis mejores deseos para ti y los tuyos
un beso
Maricarmen,
ResponderEliminarEs un hibrido entre Belén Esteban y Letizia sra. del Borbón. El Corcel negro debe de ser un mal augurio. También puede ser Bibiana Aido, joven y ex ministra que se liberó cuando le quitaron la cartera. Lo que tienen las princesas es que no bajan a lavar la ropa al rio, y se aburren y se convierten en unas perfectas lunáticas que es lo que la pasó a Carmen Lomana.
Besos