No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

jueves, 28 de julio de 2011

SE ENCONTRÓ

Y de repente empezó a escribir y no podía parar; las palabras se le agolpaban en el ático de los pensamientos, fluían como un baile de letras en un salón donde aparecían las más cotidianas, ella sólo podía con las últimas que danzaban a su alrededor. Chocaban con las cristaleras de las ventanas, querían salir de aquel edificio pero no podían, daban vueltas y vueltas sobre la cabeza, los hombros los brazos y al llegar a las manos se posaban como una paloma a la que se le está echando de comer y acude al olor del maíz.

Se encontró de pronto como una peonza dando vueltas entre aquellas que se le escapaban por la puerta trasera. Las palabras olvidadas le rondaban sobre las orejas, pero no las podía sujetar con el sentido del oído, mientras los ojos, intentaban retener el significado; otras las más usadas abrieron una puerta que llevaba a otra estancia y esperaron pacientemente su turno.

En el callejón de la esquina había un contenedor de basura que emitía sonidos con silabas susurrantes, que, desesperadas habían ido a parar allí.

No entendía lo que le estaba pasando, jamás se había sentido así. Abrió una ventana de cristales viejos, enormes, sucios, abandonados; asomó la cara para respirar aire fresco y sintió que se las arrebataban de un tirón. Se quedó parada mirando a la calle e intentó tranquilizarse, utilizó aquello que tanto hacía de pequeña cuando paseaba con su padre por la vieja ciudad de su infancia; no era otra cosa que leer, leer, cualquier letrero que encontrara: de un comercio o un anuncio de cualquier festejo. No era su ciudad como las de ahora, donde la información es abundante y compleja llena de estridentes carteles que te hablan de todo.

Una vez serena se sentó en un sillón, abrió su libreta y empezó de nuevo a escribir. Las palabras iban aumentando sobre el cuaderno como gotas de lluvia que arrecia sobre el suelo, así con su cuaderno en la mano, pasaba las hojas llenas de sentido. Todo era apacible, sereno. No levantaba la cabeza de aquel papel de colores unido por una espiral de alambre, una cosa tan sencilla le hacía sentirse bien. No se necesita tanto para ser feliz.

8 comentarios:

  1. Las foticos son de "Don Pedros" blancos, tomadas del atrio de una casa de la playa.

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  2. Oye, Carmencica, que te ha salido un relato redondo, más que redondo...Es la viva estampa de lo que ocurre cuando nos asalta la inspiración y acudimos a su llamada, encontrando la felicidad en esa tarea de juntar palabras y frases.

    Un besico

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  3. ¡Ah! Se me olvidaba, tengo donpedros preciosos, blancos y también de color fucsia. Se han disparado este año y me invaden toda la jardinera lateral del patio de entrada. He tenido que cortar bastantes, con todo el dolor de mi alma, porque tengo otras plantas que también necesitan crecer y reclaman su espacio.
    La menta también me va invadiendo con su hermosura y su aroma. Mi hija se lleva mucha para el té que sirven en el Karyam.
    Otro besico

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  4. Puede que se te agolpen las palabras antes de salir por las manos, pero cuando salen lo hacen bien ordenaícas y cada una en su sitio. Nos ha gustado esta entrada.

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  5. Las palabras son tus amigas y te han inspirado un raleto muy bonico, Cabopá.
    Que nunca nos falten las palabras, porque con ellas somos felices: nombran lo que aman, describen lo que ven, piensan por su cuenta e, irremediablemente, consiguen que nos encontremos a nosotras mismas.

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  6. Cuando la inspiración llega, las ideas y los sentidos y sinsentidos se agolpan y quieren salir, hay que dejarles camino blanco y tinta para que nazcan.

    Muy bien narrado, me gusto y las fotografías muy bonitas.
    Yo también te sigo.
    Saludos y una estela de sonrisas

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  7. Me ha encantado tu relato. Estoy fuera de las antena de Internet y ni escribo, pero mi cabeza está llena de pensamientos que al igual que a tí se me agolpan en la cabeza.
    Hoy, aprovecho este rato y desde Almeria te mando estas palabras, no te extrañe que no te comente pero tengo los sentimientos revueltos.
    Un abrazo fuerte amiga.

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