Está escrito en un papelito amarillo, de esos de un cuaderno de notas con propaganda: “tengo que practicar más, relajando la mano”
Se lo había recomendado su profesora de chino, durante la última clase que tuvo lugar, en la cafetería del archivo. Pero esta mujer, terca y discutidora en su ambiente cotidiano; la que borra de un plumazo la memoria de sus tareas habituales, está aquí, sentada con la nativa de Xian, hablando despacio un idioma que debe aprender, que debe hablar. Es una joven empresaria, roza la cuarentena y presta mucho interés a las palabras casi insonoras, lentas y distintas a las que suenan en el resto del café.
Mientras, en otra mesa, tres chicos y una muchacha. Hablan de la “paradoja de Ulises y la tortuga”
En una mesa cercana está Luisa. Lee la prensa, toma un café y después se irá con la rutina a otra parte.
Se lo había recomendado su profesora de chino, durante la última clase que tuvo lugar, en la cafetería del archivo. Pero esta mujer, terca y discutidora en su ambiente cotidiano; la que borra de un plumazo la memoria de sus tareas habituales, está aquí, sentada con la nativa de Xian, hablando despacio un idioma que debe aprender, que debe hablar. Es una joven empresaria, roza la cuarentena y presta mucho interés a las palabras casi insonoras, lentas y distintas a las que suenan en el resto del café.
Mientras, en otra mesa, tres chicos y una muchacha. Hablan de la “paradoja de Ulises y la tortuga”
En una mesa cercana está Luisa. Lee la prensa, toma un café y después se irá con la rutina a otra parte.
hola!
ResponderEliminarte invito a que pases por mi casa
dejare la puerta entreabierta..
te dejo un fuerte abrazo!!!
Una escena de café.
ResponderEliminarY, puf, el chino. Debe ser un idioma dificilísimo.
Besicos y buen domingo.
Una proeza esa de aprender chino mandarín.
ResponderEliminarLos chicos no iban muy descaminados, sólo que cambiaron al héroe por otro. Para algunos es más difícil la cultura clásica que el chino.
Feliz domingo. Un saludo.
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ResponderEliminarA la tercera va la vencida…
ResponderEliminarSentados en un banco cualquiera, de una estación cualquiera, observamos como desenganchan algunos vagones. No añoramos de donde venimos ni nos gusta donde vamos y, sin embargo, miramos impacientes el reloj.
Muchas veces, cuando he entrado a tomarme un café, que por cierto me gusta mucho, un spresso, corto y fuerte, y he mirado la gente en las mesas, unas en compañia, otras solas, me he preguntado cuántas hitorias diferentes se interrumpían para tomar ese café.
ResponderEliminarVeo que no soy la única.... muy bien hilvanado...muy real.
Un besico
Qué foticos, más preciosas Mari Carmen, he visto las de tu Puente y me han encantado.
ResponderEliminarEl café solo me gusta como descanso y para la tertulia, pero solo lo tomo con leche en el desayuno.
Tenemos que organizar una cita bloguera para conocernos, ¿qué te parece?
Un abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.
Es un café que abre las puertas a la sabiduría…
ResponderEliminarSalud!!!!
Un fuerte abrazo.
Aprender chino debe ser como subir al Everest.
ResponderEliminarSi las mesas de los cafés oudieran hablar.
ResponderEliminarCuantas historias hay almacenadas.
Un beso
• Alrededor de un café suceden cosas inverosímiles que se puede hacer realidad antes de la desaparición del sabor en la boca.
• Te decían, bien hilvanado. Pues eso. Muy bien hilvanado.
• besicos
CR ____________________________________
LMA
•
Soy también de las que observo y escucho en los cafés.
ResponderEliminarTe vuelvo a decir que me gusta como lo cuentas.
Varias historias en un instante, aprendiendo un idioma tan extraño para nosotros como el chino, a mí me gustaria. Un paréntesis en la rutina, tomar un café y desconectarte de la cotidianidad un instante.
"La paradoja de Ulises y la tortuga" es mu inquietante cuando ocurre algo que no compredemos, que rompe todos los esquemas, ¿por qué Aquiles nunca puede ganar a la tortuga?
Una discusión entre filosófica y psicológica muy interesante.
Besicos,