Sentada en la Plaza de las Flores nadie repara en ella.
De su cara blanca fluyen sentimientos abandonados; el sol y el azahar se unen en comunión perfecta para hacerle compañía. La fuente con su rumor y las palomas con su picoteo salpican el suelo. La algarabía de las terrazas, es como una película de cine mudo.
Los geranios se asoman al balcón, rompiendo con el color, la monotonía.
Últimamente estás sembrada, que decimos por aquí. Estás poniendo el listón de la calidad literaria muy alto. Me gusta mucho esta entrada. También me encantó la anterior, la de las operaciones aritméticas llevadas a la vida cotidiana.
ResponderEliminarEstás en racha creativa, aprovéchala.
Un saludo.
Las plazas son mi debilidad. ¿Habrá mejor manera de conocer una ciudad que sentarte en una plaza y mirar?
ResponderEliminarLa Plaza de las Flores, su rumor de agua, su olor a azahar, los geranios siempre rojos, las gentes.
Al leer tu texto he creido estar en La Tapa bebiéndome una Heineken bien fresquita y de charleta con mi gente.
¿Para cuándo la Plaza de Belluga?
Besicos.
¡Cabopá, estás fantástica, es una fotico lindísima!!
ResponderEliminarAquí todavía no se ven geranios en los balcones, tendremos que esperar...
Me encanta mirar los balcones, pues siempre imagino la gente que vive en ellos...
Un abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.
Cabopá, pura hermosura, ya te lo dicen todos.
ResponderEliminarLa Plaza de las Flores, una de mis favoritas y esos balcones... ¿Sabes? Has fotografiado uno de los edificios que más me gustan de es plaza.
Como Thornton, tengo la impresión de estar tomando una cervecica en "La Tapa".
Besicos, artista.
¡Qué bonito es un balcón con flores! Ese en concreto es una maravilla.
ResponderEliminarNos haces estár en esa bella plaza con tus palabras.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como lo has sentido.
Un besito
Es una foto tan bonita y unas palabras tan descriptivas que parece que estoy a tu lado gozando de la vista.
ResponderEliminarBella entrada, Cabopá.
Besos.