Me han regalado,
EL RAYO QUE NO CESA
(edicción facsímil)
Es una primera edición de la original publicada por Ediciones Héroe,
Madrid, 24 de enero de 1936
El poeta, quinto por la derecha con Carmen Conde y Antonio Oliver,detrás el Faro
Foto: Fundación Miguel Hernández.
Miguel Hernández, estuvo en Cabo de Palos en 1935. Conoció el el mar, vió el Faro y contempló el Mar Menor, las salinas, las dunas, las palmeras, las velas de los molinos, las islas. Supo de los vientos: lebeche y levante...Y observó la Manga de arena.
Hoy, 30 de octubre de 2010 hace 100 años de su nacimiento.
Estoy convencida que el mejor homenaje
es, leerlo, compartirlo e incluso regalarlo.
Amigos, si me echáis de menos por vuestras ventanas es porque vuelvo a tener problemas con el alimentador de corriente...
ResponderEliminar¡Primera edición! ¡Yo lo pasaría las hojas con pinzas y lo guardaría en una bolsa de plástico, je, je!
ResponderEliminarÁnimo con lo de tu alimentador de corriente. Yo empecé así y tuve que comprarme otro.
Una gran obra de un gran poeta malogrado.
ResponderEliminarUn saludo.
Miguel Hernández merece nuestro recuerdo. Tengo sus obras completas, de vez en cuando leo un poema: hoy tengo pendiente la lectura de varios y escuchar el último disco que Serrat le dedicó. Es mi modesto homenaje.
ResponderEliminarUna pequeña joya para saborear con su lectura y guardar en lugar preferente.
ResponderEliminarUn buen regalo, Cabopá.
Besos.
• Tú si que no cesas...
• Un gran regalo. Trátalo como una joya.
• besicos salados
CR & LMA
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Genial entrada cabopá.
ResponderEliminarfelicidades
ResponderEliminarpor traer a Miguel de vuelta a Cabopa
¡Qué buen regalo! Más que un regalo es un auténtico tesoro.
ResponderEliminarBesos y que lo disfrutes
Qué suerte, Cabopá. Guarda ese libro como oro en paño. De Miguel y, encima, "El rayo que no cesa", menudos sonetos ("Por una senda van los hortelanos...") y la elegía a Ramón Sijé. Uf. Precioso, de principio a fin.
ResponderEliminarAhora regreso yo de Alicante. Allí ha estado Serrat.
Besicos.
No sabía lo de su visita a Cabo de Palos, ventajas de leerte.
ResponderEliminarVaya regalico.
En mi "Rayo...", entre otros, tengo subrayado estos versos:
"Y recuerdo aquel beso sin apoyo
que quedó entre mi boca y el camino
de aquel cuello, aquel beso y aquel día".
Besicos.
Desde hace un par de días Orihuela bulle de rapsodas, conferencias, congresos, conciertos...Serrat ha actuado en el Teatro Circo de aquí, también han puesto una falla en honor de Miguel Hernández, en forma de palmera rodeada de columnas. Se quemará el domingo, es decir, mañana. Al lado un escenario en el que se turnan personas que recitan y hablan de él con conocimiento de causa.
ResponderEliminarEl año hernandiano tiene aquí una repercusión lógica.
En cuanto a lo que nos cuentas de la visita que hizo al Mar Menor,
seguro que le encantó Cabo Palos ¿a quién no?
UN besico
Qué gran regalo te han hecho, Cabopá... Cuídalo como oro en paño. Miguel siempre debe tene run hueco en nuestra vida, tan necesitada de verdad y belleza. Te dejo algo suyo relacionado, aunque lejanamente, con ese mar que tanto te gusta:
ResponderEliminarEL SUDOR
En el mar halla el agua su paraíso ansiado
y el sudor su horizonte, su fragor, su plumaje.
El sudor es un árbol desbordante y salado,
un voraz oleaje.
Llega desde la edad del mundo más remota
a ofrecer a la tierra su copa sacudida,
a sustentar la sed y la sal gota a gota,
a iluminar la vida.
Me gusta que estés contenta. Gracias por tu entrada y por tu sensibilidad que no cesa.
ResponderEliminarSiento haberme perdido esta entrada en su día (estaba fuera, sin Internet) pero he dedicado también en los días previos entradas en facebook para reivindicar la memoria del poeta.
ResponderEliminarHermoso y valioso regalo el tuyo, qué suerte tienes, qué bien te quieren. Cuánto me alegro!!
Besicos hernandinos