Sensaciones inhóspitas,
sinrazones de vida. Amargura por las esquinas… Alicia arrastra los pies por los
caminos y veredas de los días. Angustia y tristeza nublan sus pensamientos
sostenidos en un pentagrama que no produce melodías agradables.
Alicia, añora caricias, besos soñados de aquellos cálidos
días. En los últimos tiempos, ahora, todo se ha convertido en frías noches de penumbra. Aunque los años van
pasando. Aquellos días... No quedan en el olvido. En un día festivo, como el de
hoy la memoria pasa lista, como agua
hirviendo entre las burbujas del vapor de las palabras que se añoran.
Tranquilidad y granada de postre, son las únicas perlas que iluminan el día.
Alicia ha decidido sentarse en el sillón con ese libro que
la tiene atrapada y una bolsa de pipas de girasol, como hace tanto tiempo.
La vida es pura añoranza, un relato de pérdidas, y los recuerdos cuando menos lo esperamos hacen de las suyas.
ResponderEliminar'En un día festivo, como el de hoy la memoria pasa lista, como agua hirviendo entre las burbujas del vapor de las palabras que se añoran' ... Una imagen perfecta para describir 'esa sensación', la del punzante rosario de escenas que hoy nos faltan.
ResponderEliminarGracias.
Cuando tú lo escribes hasta la nostalgia es bella.
ResponderEliminarUn abrazo.
El recuerdo a la vez que puede ser triste y amargo por la pérdida que rememora, es también dulce por la evocación que nos proporciona. Ambivalente, como casi todo. Y no en sentido negativo, sino abierto por su generosidad múltiple.
ResponderEliminarLa vida y sus huellas, las que desearíamos volver a pisar, y puede que nunca vuelvan. Precioso cuasi-poema, me ha gustado un montón.
ResponderEliminarUn abrazote
El gran consuelo de la literatura. Qué sería de tantas y tantas Alicias sin el amparo de la lectura.
ResponderEliminarUn saludo y feliz día 14 de abril.
Cabopá, la melancolía de los tiempos pasados si se vuelve gigante puede dañar muchas existencias. Mejor utilizarla para recordar lo bueno y provocar una sonrisa.
ResponderEliminarBessets.
Que bonito, qué bonito.
ResponderEliminarEs la urgencia por mirar hacia atrás y dejar las cosas en orden. Francamente bonito.
ResponderEliminarRelato precioso sobre el recuerdo de la felicidad. Aunque la melancolía es muy peligrosa, puede hacerse crónica y no dejarnos vivir. Un beso.
ResponderEliminarLa nostalgia nos come el terreno, que los zafiros de la granada traigan luz y alegría. Besos
ResponderEliminarCada vez me hago más partidario del "todo tiempo pasado fue mejor", eso no anuncia nada bueno en mi existencia.
ResponderEliminarUn beso enorme.
HD
Es que es reconfortante pensar que cuando ya no te quede nada, tendrás los recuerdos que no hay quien te los quite para hacerte compañia. Eso y, como señalas, los libros, la lectura. Así no hay miedo a la vejez. Quiero pensarlo así.
ResponderEliminarUn abrazo, Cabopá.
Si aún tienes la capacidad de ser atrapado por un libro no está todo perdido.
ResponderEliminarBesicos.
Alicia tiene la suerte de saber disfrutar de los libros y nadie se siente sola cuando está atrapada en uno. ¡Cuantos soledades han curado los libros!
ResponderEliminarPipas!, uf hace años que no como, tendré que remediarlo.
Y las granadas, que alguien las pele para mí, me encantan y si tienen la pinta de las de la foto... mejor.
Un relato melancólico, pero no triste.
Un beso,