No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

Mostrando entradas con la etiqueta encontrado por ahí. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta encontrado por ahí. Mostrar todas las entradas

viernes, 16 de marzo de 2012

CON TODOS LOS SENTIDOS

           Cada día con las manos tocamos muchas cosas. No hace falta explicación de qué y por qué, sólo hay que pensarlo (piensa) Cada día con la vista miramos otras tantas, vemos hasta las que no queremos ver (recuerda) 
           Cada día percibimos sonidos a los que prestamos atención y oímos ruidos que ni siquiera imaginamos (escucha) Cada día comemos y degustamos alimentos como una necesidad (paladea)
             Pero, un día abres un libro, (tocas) lo lees (miras) lleno de palabras que te hablan (oyes) cuando lo cierras, sientes que te ha alimentado (saboreas) 
              Vuelves a tu casa… Y en el trayecto notas que no es un día cualquiera.


martes, 7 de septiembre de 2010

LA ZAPATERÍA

Abrigado bajo los soportales de la plaza está ese hombre del que desconozco su cara. Sólo por cómo suena la trompeta me lo puedo imaginar. Detrás de la ventana suena la música. Me asomo. Sólo entran las notas melodiosas de una canción muy conocida.
Es un hombre alto de complexión fuerte. Sus brazos se alargan y encogen al ritmo de las notas. Toca sin partitura. Debe tener la cara amable; imagino sus ojos de color oscuro como un día nublado, de pelo ralo castaño y muy fino tal como las gotas de lluvia que mojan las aceras desgastadas por donde no pasa nadie en este día de perros y bajas temperaturas.
Tiene unos pies grandes, embutidos en unas botas de subir montañas, como las que usaba en su país de origen. Sopla y resopla la trompeta hacia el aire de la plaza. El silencio que hay en la calle produce una pantalla que él, con su enorme cuerpo, traslada al interior de mi habitación. El lenguaje de la música vibra con nostalgia de sones lentos, una música de nadie pues nadie pasa. Y no sabe que sólo yo la oigo. Al menos eso es lo que me parece a mí.
De vez en cuando mira la caja de cartón, la que le dieron en la zapatería de enfrente. Descansa, limpia con sus grandes manos la boquilla y ojea alrededor con la mirada. Noto que sigo el vector, y me lleva hasta el escaparate de la tienda de zapatos, y que detrás de la luna de cristal iluminado se ve la figura de la mujer que parece fantasear un encuentro con el trompetista.
Ha cesado la lluvia, la música se apaga, igual que el escaparate de la tienda. Hasta el centro de la plaza llega un apuesto joven con un gran paraguas plegado y una gabardina gris. Se para y espera. Sale la joven y pasa por delante. Le dice algo al oído y sigue hasta los soportales insonoros de cualquier música; deja caer unas monedas en la caja. Una caja vacía que ella le había dado unas horas antes.
El trompetista agacha la mirada, y con aire cansado se va bajo los arcos que lo habían amparado.

jueves, 15 de julio de 2010

MEDIDAS

Decidió dejar de llamarla; incluso hubiera dejado de hablarle. No podía hacerlo porque se veían a menudo. Lo que si hizo fue marcar distancia, tanta como la que existe entre el primer piso donde vive, hasta el sexto que vive ella. Su amiga. Bueno su no amiga, porque había dejado de serlo.
Habían estudiado juntas y después trabajaron en lo mismo. No en la misma empresa, aunque si del mismo ramo. Se veían a diario. Si no coincidían en el ascensor, lo hacían en el garaje. Sus horarios, iguales, durante la semana y los festivos la mayoría tenían actividades en común. Se reunían con amigos, viajaban e iban al cine o conciertos, siempre juntos ellas y ellos.
Existía una amistad desinteresada y nada falsa. Al menos eso era lo que parecía se contaban casi todo. Hasta habían tenido dos hijas. Ni qué decir tiene, que las llevaron al mismo colegio y las apuntaron a las mismas actividades extraescolares. Las coincidencias todavía eran mayores. No sólo se verían por la mañana, sino que por la tarde iban a recogerlas a la vez.
A María le gusta vestir bien y sin grandes derroches se compra trapillos que conjunta a la perfección. Verdaderamente tiene mucho estilo y un cuerpo agradecido en el que todo queda bien. No sólo eso, sino que ella con su figura realza cualquier cosa que se ponga. Su amiga no tanto.
María es una mujer dinámica, alegre y muy extrovertida. Habladora, divertida, confiada. No cuenta verdades a medias; sus verdades son esas que no mienten. No contará todo lo que es, cuenta lo que ella quiere compartir. Lo demás es suyo y de los suyos y no lo oculta. Su claridad es meridiana y su forma de ser lo deja entrever, es como el visillo de una ventana que produce un efecto de luz transparente sin dejar ver el interior de algo que siempre se intuye.
Alicia, es: su compañera de carrera, su vecina, su amiga de tantos años. Es una mujer muy inteligente de gran éxito profesional. Parece tímida, pero no lo es. Habla en círculos pequeños con mucho recelo y siempre mirando por el rabillo del ojo. No es malintencionada aunque a veces lo parece.
Es desconfiada y misteriosa. Comenta de los demás de forma ofensiva y su afán de saber no le impide preguntar y preguntar hasta enterarse del color de la médula de cada uno de los que tiene cerca. La caracteriza, en cierto modo, su generosidad porque es esplendida y dadivosa. Sonríe a todo el mundo, pero mira de una manera tan especial que parece escrutar los pensamientos de quien tiene enfrente. Mira de arriba abajo haciendo una lectura rápida y componiendo una imagen que ella sola hace y deshace sin ningún rubor. Todos se dan cuenta de esta forma de ser pero nadie le dice nada. De hecho la obvian, como si pasasen capítulo de lo que ha ocurrido.
María siempre la justificaba al menos ella, jamás había tenido ningún altercado en lo personal durante muchos años. Y María seguía y seguía justificándola en todos los ambientes en los que se movían.
Tuvieron épocas en las que iban por el mismo sol y se guardaban de la misma sombra. Todo eran coincidencias y ambas se consideraban amigas de siempre.
Lo único que las diferenciaba era la forma de vestir. Salían de tiendas juntas pero no compraban a la vez. Quizás se tenían en este aspecto, las medidas tomadas. Aquí una amiga.