Decidió dejar de llamarla; incluso hubiera dejado de hablarle. No podía hacerlo porque se veían a menudo. Lo que si hizo fue marcar distancia, tanta como la que existe entre el primer piso donde vive, hasta el sexto que vive ella. Su amiga. Bueno su no amiga, porque había dejado de serlo.
Habían estudiado juntas y después trabajaron en lo mismo. No en la misma empresa, aunque si del mismo ramo. Se veían a diario. Si no coincidían en el ascensor, lo hacían en el garaje. Sus horarios, iguales, durante la semana y los festivos la mayoría tenían actividades en común. Se reunían con amigos, viajaban e iban al cine o conciertos, siempre juntos ellas y ellos.
Existía una amistad desinteresada y nada falsa. Al menos eso era lo que parecía se contaban casi todo. Hasta habían tenido dos hijas. Ni qué decir tiene, que las llevaron al mismo colegio y las apuntaron a las mismas actividades extraescolares. Las coincidencias todavía eran mayores. No sólo se verían por la mañana, sino que por la tarde iban a recogerlas a la vez.
A María le gusta vestir bien y sin grandes derroches se compra trapillos que conjunta a la perfección. Verdaderamente tiene mucho estilo y un cuerpo agradecido en el que todo queda bien. No sólo eso, sino que ella con su figura realza cualquier cosa que se ponga. Su amiga no tanto.
María es una mujer dinámica, alegre y muy extrovertida. Habladora, divertida, confiada. No cuenta verdades a medias; sus verdades son esas que no mienten. No contará todo lo que es, cuenta lo que ella quiere compartir. Lo demás es suyo y de los suyos y no lo oculta. Su claridad es meridiana y su forma de ser lo deja entrever, es como el visillo de una ventana que produce un efecto de luz transparente sin dejar ver el interior de algo que siempre se intuye.
Alicia, es: su compañera de carrera, su vecina, su amiga de tantos años. Es una mujer muy inteligente de gran éxito profesional. Parece tímida, pero no lo es. Habla en círculos pequeños con mucho recelo y siempre mirando por el rabillo del ojo. No es malintencionada aunque a veces lo parece.
Es desconfiada y misteriosa. Comenta de los demás de forma ofensiva y su afán de saber no le impide preguntar y preguntar hasta enterarse del color de la médula de cada uno de los que tiene cerca. La caracteriza, en cierto modo, su generosidad porque es esplendida y dadivosa. Sonríe a todo el mundo, pero mira de una manera tan especial que parece escrutar los pensamientos de quien tiene enfrente. Mira de arriba abajo haciendo una lectura rápida y componiendo una imagen que ella sola hace y deshace sin ningún rubor. Todos se dan cuenta de esta forma de ser pero nadie le dice nada. De hecho la obvian, como si pasasen capítulo de lo que ha ocurrido.
María siempre la justificaba al menos ella, jamás había tenido ningún altercado en lo personal durante muchos años. Y María seguía y seguía justificándola en todos los ambientes en los que se movían.
Tuvieron épocas en las que iban por el mismo sol y se guardaban de la misma sombra. Todo eran coincidencias y ambas se consideraban amigas de siempre.
Lo único que las diferenciaba era la forma de vestir. Salían de tiendas juntas pero no compraban a la vez. Quizás se tenían en este aspecto, las medidas tomadas. Aquí una amiga.
Habían estudiado juntas y después trabajaron en lo mismo. No en la misma empresa, aunque si del mismo ramo. Se veían a diario. Si no coincidían en el ascensor, lo hacían en el garaje. Sus horarios, iguales, durante la semana y los festivos la mayoría tenían actividades en común. Se reunían con amigos, viajaban e iban al cine o conciertos, siempre juntos ellas y ellos.
Existía una amistad desinteresada y nada falsa. Al menos eso era lo que parecía se contaban casi todo. Hasta habían tenido dos hijas. Ni qué decir tiene, que las llevaron al mismo colegio y las apuntaron a las mismas actividades extraescolares. Las coincidencias todavía eran mayores. No sólo se verían por la mañana, sino que por la tarde iban a recogerlas a la vez.
A María le gusta vestir bien y sin grandes derroches se compra trapillos que conjunta a la perfección. Verdaderamente tiene mucho estilo y un cuerpo agradecido en el que todo queda bien. No sólo eso, sino que ella con su figura realza cualquier cosa que se ponga. Su amiga no tanto.
María es una mujer dinámica, alegre y muy extrovertida. Habladora, divertida, confiada. No cuenta verdades a medias; sus verdades son esas que no mienten. No contará todo lo que es, cuenta lo que ella quiere compartir. Lo demás es suyo y de los suyos y no lo oculta. Su claridad es meridiana y su forma de ser lo deja entrever, es como el visillo de una ventana que produce un efecto de luz transparente sin dejar ver el interior de algo que siempre se intuye.
Alicia, es: su compañera de carrera, su vecina, su amiga de tantos años. Es una mujer muy inteligente de gran éxito profesional. Parece tímida, pero no lo es. Habla en círculos pequeños con mucho recelo y siempre mirando por el rabillo del ojo. No es malintencionada aunque a veces lo parece.
Es desconfiada y misteriosa. Comenta de los demás de forma ofensiva y su afán de saber no le impide preguntar y preguntar hasta enterarse del color de la médula de cada uno de los que tiene cerca. La caracteriza, en cierto modo, su generosidad porque es esplendida y dadivosa. Sonríe a todo el mundo, pero mira de una manera tan especial que parece escrutar los pensamientos de quien tiene enfrente. Mira de arriba abajo haciendo una lectura rápida y componiendo una imagen que ella sola hace y deshace sin ningún rubor. Todos se dan cuenta de esta forma de ser pero nadie le dice nada. De hecho la obvian, como si pasasen capítulo de lo que ha ocurrido.
María siempre la justificaba al menos ella, jamás había tenido ningún altercado en lo personal durante muchos años. Y María seguía y seguía justificándola en todos los ambientes en los que se movían.
Tuvieron épocas en las que iban por el mismo sol y se guardaban de la misma sombra. Todo eran coincidencias y ambas se consideraban amigas de siempre.
Lo único que las diferenciaba era la forma de vestir. Salían de tiendas juntas pero no compraban a la vez. Quizás se tenían en este aspecto, las medidas tomadas. Aquí una amiga.
Carmencica, felicidades.
ResponderEliminar"Es Mari Carmen dijeron todos, su mirar, su bailar, cautiva todos los corazones lalalaralalala..."
Un besico muy especial.
Manrique
Una vez que te he felicitado he leido tu relato, me parece magnífico.
ResponderEliminar"es como el visillo de una ventana que produce un efecto de luz transparente sin dejar ver el interior de algo que siempre se intuye". Esto son palabras mayores, Cabopá.
Otro besico.
http://www.youtube.com/watch?v=xXeNfKaCjPI
ResponderEliminarSólo tienes que copiarlo y pegarlo en la barra de direcciones, y verás el Mar Menor de hace más de 25 años.
ResponderEliminarLas medidas conviene tomarlas muy detenidamente para que calcen bien las amistades, que unos miran de frente y otros esquinados.
ResponderEliminarEstupendo relato, con ese punto de ironía que me ha gustado tanto.
Sin disgustos y palabras mayores se pueden tomar medidas y marcar distancias, que no todos los afectos y desafectos son lo mismo.
Felicidades en tu santo, preciosa. Que tengas un magnífico día y que te regalen mucho y te hagan trabajar poco.
Y es que a veces la amistad es como un grano en un lugar inoportuno del rostro. Puede no ser estético, incluso hasta inmoral; pero los amigos no reparan en su fealdad. Tampoco les incomodan sus diferencias; al contrario, gracias a los defectos de uno, el otro realza sus virtudes, y viceversa. Simbiosis relacional. Quise leer en tu texto más allá de lo que dices..., o tal vez, mejor, lo que callas.
ResponderEliminarFELICIDADES MANA!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarcarmen, muchas gracias por la entrada de ayer.
ResponderEliminarcogere esas fotos y las guardare con cariño.
tengo muchos problemas para conseguir internet así que mis visitas son mas espaciadas pero seguras.
nuevamente muchas gracias
espero que estes disfrutando de tus vacaciones
un beso
¡¡¡FELICIDADES!!! QUE PASES UN ESPLÉNDIDO DÍA DE TU SANTO.
ResponderEliminarNOSOTROS CELEBRAMOS NUESTRO ANIVERSARIO DE BODA, ASÍ ES QUE TAMBIÉN ES PARA NOSOTROS UN DÍA ESPECIAL.
TENGO UNA HERMANA CARMEN, PERO EN UNA PLAYA ALICANTINA, VOY A LLAMARLA AHORA MISMO.
¡¡OTRA VEZ, FELIZ DÍA DE TU SANTO!
Mismos estudios, mismos intereses laborales, mismos gustos y aficiones, mismos amigos... A veces no soportamos vernos reflejados en un espejo...
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas Felicidades! (con ilusión) de una compi" del T.literario. Y por cierto que ya echo de menos tus acertadas "críticas"
ResponderEliminarMUCHAS FELICIDADES¡¡¡¡
ResponderEliminarte deseo lo mejor en este día,
hoy estoy escribiendo desde un ordenador GRANDE, me encanta, pues veo muy bien, pero con los otros estoy perdida, cada vez leo peor...
Tu entrada es muy bonita, la has escrito para tu santo y eso es un recuerdo especial.
Que pases un día muy feliz¡¡¡
Un abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.
Nena esta vez no he sido la primera en llegar, pero no quería que acabase este día sin felicitarte.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor en este día de tu santo.
¡¡Felicidades, guapa!!
Muchos besicosss
Deseo que pases un día de tu santo con la felicidad que mereces y la alegría y buén humor que transmites. Un beso
ResponderEliminarFelicidades en tu día!!!
ResponderEliminarEnhorabuena amiga. Has descrito perfectamente cómo se llega al hartazgo a través del exceso de asiduidad. Vaya usted a saber qué les ha pasado a estas dos, pero eso es lo de menos. Lo demás es que es mejor echarse de menos que echarse de más.
ResponderEliminarCoincido con Thornton en la elección de ese fragmento. Palabras mayores.
Besazo
Vaya, se me ha ido el Santo al cielo, el tuyo...
ResponderEliminarNo veo muy bien por qué no la dejó de hablar de una vez por todas.
"Es desconfiada..." esta parte es terrible.
La mímesis hasta el punto de "parecer" distinta y acusar las diferencias para saber que es otra. Nada es involuntario cuando te pasas la vida observando al vecino y hablando de él y de todos. Una vez un tipo me dijo: "imita las cosas buenas de los demás" y pensé que hasta el mismo diablo hace cosas bien.
Besos y felicidades