Desde la ventana de mi casa veo otras ventanas, no son cercanas a mí, sólo me inspiran pensamientos reflejados en los cristales, de vidas que desconozco. Serán algún día tenidas en cuenta las caricias de aquellos que las necesitan, como el pájaro necesita las alas en su caminar aéreo, o serán olvidadas por la falta de uso de otros animales domésticos que viven y conviven en la realidad cotidiana. Hay formas de vivir y dejar vivir sin hacer demasiado daño, por eso ese hombre que anda sin estar perdido en la laguna negra de su memoria…..sabe y siente, nota y se hace notar para salvar su frustración por la incapacidad de comunicarse con los que, de él, están cercanos. Andares diarios y solitarios por esos caminos verdes y azules llenos de piedras pequeñas y dolorosas que no se evitan al andar y que hacen sufrir, a la vez hacen daño a los que con él están.
Las miradas se hacen con los personajes cuando estos andan por las calles de asfalto gris, de escaparates en blanco y negro, llenos de ropas usadas que en otros tiempos fueron de colores, con tonalidades alegres y divertidas. No existen bancos en las aceras dolidas, en los que se puedan sentar a descansar los pies andarines, en compañía de ideas albergadas en tristes pensamientos antiguos. Las miradas se han vuelto perezosas en los ojos cansados, de caminar por senderos errantes y errados; soliloquios que ahora no vienen a cuento, ya que lo que importa es la supervivencia en los lazos de los paquetes de regalo para los años venideros, en los que no sabe nadie que será de aquellos andares y pensares solitarios; donde la basura llena los contenedores que esperan a otros, que, al pasar dejaran sus restos sin mirar, sí detrás o delante hay otros que esperan en las miradas ajenas personajes de una nueva historia . Una historia que alguien recordará cuando sea leída mucho más tarde. Al paso de los años.
Tal como miran y andan los personajes, seguro, que el soporte en el cual reconozcan esta historia contada un día por alguien de la familia, no será quizá en unas hoja en blanco, con letras escritas en papeles de colores…Será tal vez en una pantalla de tamaño minúsculo, en un mundo en el que las miradas y las palabras sean la misma cosa.
los que necesitan caricias, tienen más que aquellos que teniéndolas no las sienten...
ResponderEliminarme agradó lo que vi caminando por tu orilla.
que razón que tienes
ResponderEliminartengo abandonado el blog por motivo laborales estudiantiles e isabellianos (por eso lo que menos, era por hacer la gracia)
un besico
La soledad no elegida, es la más cruel de las soledades...
ResponderEliminarEs como pasar por la vida como una sombra...
Hoy estamos melancólicos?
Un besito y un abracito, venga!!!!
La nostalgia de un tiempo que aún es, pero que se sabe que pronto no será.
ResponderEliminarYo seguiría por la calle a gente sólo por su modo de andar, y eso sin ningún interés morboso, pura curiosidad por saber quién es el que anda así. Pero qué sola está la gente a veces.
ResponderEliminarLa soledad y la incomunicación. dos lacras de los tiempos en que vivimos, Cabopá.
ResponderEliminarMagnífico texto el tuyo.
Te felicito por ello.
Besos.