No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

sábado, 3 de abril de 2010

EL CARTERO SIEMPRE VUELVE

Llevaba todavía entre las manos la carta. La leía y la volvía a leer sin dar crédito a lo que en aquella misiva le comunicaban.
Sintió pánico como si estuviera al borde de un acantilado y la ley de la gravedad no funcionara. Notó cómo su nuca de pronto se puso rígida. Los oídos parecían estallarle con un sonido agudo, difícil de describir, la boca se le había quedado seca como un papel de lija. Con manos temblorosas sujetaba la carta y volvía a leer una y otra vez. Le dolían los ojos tanto por el continuo lagrimeo que tenía la sensación de tenerlos llenos de minúsculos cantos rodados de los que hay en las calas de la costa, que cuándo caminas descalza, se meten entre los dedos de los pies y producen dolor.
Azarada, muy asustada y sola se movía sin rumbo por el salón de la casa. Sin parar iba de aquí para allá. De vez en cuando se sienta, pero el sillón, su sillón cómodo y relajante el que ella considera su SPA doméstico, hoy parece tener por asiento el tablero de un faquir. No resiste sedente ni un minuto.
No sabe qué hacer; es sábado por la tarde. Tampoco se le ocurre a quién llamar, y no conoce a mucha gente en la urbanización. Su vida social está condicionada por las idas y venidas a horas poco habituales de una jornada laboral normal. Es azafata de una línea aérea intercontinental.
De pronto se siente muy angustiada; apenas puede respirar. Va a la cocina y bebe un vaso de agua. Aquel trago recorre su esófago produciendo un sonido similar al de una cañería después de un corte de suministro. Enciende todas las luces de la casa, pone la televisión aunque no la oye. Sólo en su cabeza se va repitiendo el sonido de aquella palabra escrita en la carta que sigue leyendo muy incrédula. En un momento de sosiego y calma se pone a deshacer la pequeña maleta con la que hace las travesías aéreas. Al día siguiente era el inicio de sus vacaciones tan esperadas; con poco ánimo la deshizo, con un cierto anhelo de normalidad.
Después exhausta y desbordada por la situación se recuesta sobre la cama y con la mirada en el techo pintado de azul celeste, como si del propio cielo se tratara ve pasar por delante, nubarrones de tormenta cargados de rayos que se fueron desvaneciendo con sus pensamientos hasta caer por agotamiento en un sueño profundo y quizás incluso reparador.
Despertó sobresaltada por el sonido de un timbrazo largo y estridente que sonó desde la puerta de entrada a su domicilio. Todavía tenía la carta entre las manos. La dejó sobre una mesita de nogal. Sintiéndose desorientada se echó agua sobre las mejillas, se repeinó la corta melena y dando un largo suspiro salió a abrir. Por el pasillo cambió la mueca de su cara intentando no dejar entrever su preocupación. "Correo Urgente", dijo una voz al otro lado de la mirilla. Deslizó los pestillos, quitó la llave y firmó la entrega al cartero.
Otra vez tenía una carta entre sus manos: despegó la solapa del sobre, sacó el folio escrito con el mismo logotipo, con idéntico anagrama, con distinta fecha. Al llegar al texto leyó aceleradamente. Y sin poder reprimirse, gritó de tal manera que resonó en todo el edificio de apartamentos, borrando de cuajo toda la angustia pasada.
La letra impresa decía: "Nos dirigimos a usted para comunicarle que, debido a un error informático en la oficina de gestión municipal, queda suspendida la nota de embargo sobre su apartamento, por el impago de las tasas e impuestos correspondientes.........
Elvira Heredia sacó presurosa la maleta grande del altillo y la llenó con ropa ligera y cómoda. Hoy se encuentra de vacaciones en una isla del Atlántico

5 comentarios:

  1. Menudo susto se llevó la pobre Elvira, Cabopá. Y es que un error de esos le ponen mal cuerpo a cualquiera. Menos mal fue salvada por la segunda carta y pudo irse a disfrutar tranquila.
    Un bonito relato que mantiene la tensión hasta sus últimas líneas.
    Besicos.

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  2. Si tarda un poco más en llegar el segundo correo, lo que le hubieran embargado sería la vida y no el apartamento. Vaya angustia.
    Un saludo.

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  3. Gracias! por asomarte a mi blog y por tu comentario,Encantada de conocerte , estupendo e inquietante relato...con final feliz Enhorabuena .es magnifico, un besote,

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  4. Suerte que llegó la paz y pudo irse de vacaciones tranquila!
    Feliz Domingo de Pascuas!

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  5. Buen relato, interesante y finalmente divertido, porque termina felizmente. Menos mal que su corazón resistió el susto. Saludos.

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