Mendicante de caricias
deseando los besos
sin dar.
Harta de inventar alegrías
de vidas ajenas.
Vagando entre tormentas
de palabras
como relámpagos.
En la oscuridad,
necesaria supervivencia.
Lavandera
de las críticas a mano
Planchadora
de daños con arrugas
Cocinera
de miserias dolosas.
Centinela
de los hechos sin descanso.
deseando los besos
sin dar.
Harta de inventar alegrías
de vidas ajenas.
Vagando entre tormentas
de palabras
como relámpagos.
En la oscuridad,
necesaria supervivencia.
Lavandera
de las críticas a mano
Planchadora
de daños con arrugas
Cocinera
de miserias dolosas.
Centinela
de los hechos sin descanso.
En este poema has hecho la perfecta definición de LA MUJER, con mayúsculas.
ResponderEliminarMe ha encantado. Alude sutilmente a la renuncia generosa, al desvivirse por toda la familia, a lo escasamente valorado que está ese desvelo, que nadie nota y que si faltara, en cambio, todos notarían.
Yo lo he interpretado así, no sé si me habré equivocado.
Hay muchas más cosas reseñables, pero no se trata de hacer un comentario de texto ¿no? sino un comentario de afecto, que suena parecido, pero es otra cosa...aún más bonita y que sirve mucho más, hablando del corazón, claro.
Rosa, tu puedes hacer los comentarios como tu quieras siempre sabes interpretarlos,analizarlos a la vez que pones todo tu afecto y eso se nota...gracias muchas gracias.
ResponderEliminar"Vagando entre tormentas de palabras como relámpagos...
ResponderEliminarCentinela de los hechos sin descanso" Son los versos que más me han llegado. No hay esperanza.