Esta es una historia sencilla, cercana y escrita con mucho corazón, probablemente muy conocida por la autora. Ella la muestra como la más autobiográfica de las novelas que ha escrito. Utiliza las palabras con verdadera precisión; está llena de descripciones del lugar donde acontecen los hechos, demostrando el profundo conocimiento del pueblo, el mar, las gentes. Lo demuestra en el uso de palabras del mundo del pescador, de la pesca y de los barcos. Posee un rico vocabulario en términos marinos o quizá debería decir marineros. Hay palabras propias de la zona en cuanto a la denominación de elementos de uso cotidiano y de costumbres muy arraigadas en el litoral murciano: palangre,curricán, marrajo; otras como pozal, ratico, cascaruja, etc. Es una historia narrada de una forma muy sensible donde abundan las expresiones que te hacen pensar en el sentimiento de la vida de aquellas persona ajenas que viven y trabajan para ser felices. “Los años volaban como aves marinas de inestable nido. Sixto y Santa eran arrastrados por el río del existir, como todos los humanos…, en el embarcadero de la vida esperando su barco…”
Los términos marineros, el conocimiento de la costa, la vegetación, las costumbres del pueblo, de los pescadores, de los veraneantes. Es una novela con un sinfín de colores y formas que te llevan al lugar donde se desarrolla; es tan sencilla la historia, tanto, que hace grata su lectura y no quieres que se acabe porque algún tinte de ingratitud y desesperanza se avizora en el horizonte y no del mar precisamente. Es una historia del pueblo que casi se convierte en pocos años en ciudad…”El caso es que los días se deslizaban sin ruido”…,
No soy dada a escribir sobre lo que leo, me gusta más hablar, pero lo debía porque la autora, la tengo como amiga…Y he de decir que, no pretendo hacer crítica literaria, sólo dar una visión somera de como lo he visto yo. También diré que he conocido a través de la lectura de “Sixto con rumor de olas rompientes” un poco más las playas de Mazarrón.
“El apelativo de “rojica” se le suele dar a la hija menor de una familia, en alusión al farolillo rojo que llevan los trenes en su último vagón. Así, al ser la más pequeña, Isa era la “Roja” o “Rojica” para su madre y para su tata, que era su segunda madre porque la había visto nacer”. Reconozco mi desconocimiento en éste tema y en su costumbre o tradición, por eso lo hago constar. Por otra parte, ha sido una de las anécdotas que más me ha llegado. Gracias, Rosa Cáceres por escribir con tanto equilibrio y sensibilidad. Me he atrevido ha utilizar tu dibujo y tu firma. Perdón pon el atrevimiento.
Los términos marineros, el conocimiento de la costa, la vegetación, las costumbres del pueblo, de los pescadores, de los veraneantes. Es una novela con un sinfín de colores y formas que te llevan al lugar donde se desarrolla; es tan sencilla la historia, tanto, que hace grata su lectura y no quieres que se acabe porque algún tinte de ingratitud y desesperanza se avizora en el horizonte y no del mar precisamente. Es una historia del pueblo que casi se convierte en pocos años en ciudad…”El caso es que los días se deslizaban sin ruido”…,
No soy dada a escribir sobre lo que leo, me gusta más hablar, pero lo debía porque la autora, la tengo como amiga…Y he de decir que, no pretendo hacer crítica literaria, sólo dar una visión somera de como lo he visto yo. También diré que he conocido a través de la lectura de “Sixto con rumor de olas rompientes” un poco más las playas de Mazarrón.
“El apelativo de “rojica” se le suele dar a la hija menor de una familia, en alusión al farolillo rojo que llevan los trenes en su último vagón. Así, al ser la más pequeña, Isa era la “Roja” o “Rojica” para su madre y para su tata, que era su segunda madre porque la había visto nacer”. Reconozco mi desconocimiento en éste tema y en su costumbre o tradición, por eso lo hago constar. Por otra parte, ha sido una de las anécdotas que más me ha llegado. Gracias, Rosa Cáceres por escribir con tanto equilibrio y sensibilidad. Me he atrevido ha utilizar tu dibujo y tu firma. Perdón pon el atrevimiento.
Muchas gracias, Carmen, por el comentario que haces de esta novela mía. Cuánto me agrada que la hayas leído con gusto. Desde luego, es autobiográfica. Yo era la Rojica de la casa. Y lo del pescador que se enamoró de una niñera nuestra y se casó con ella, cierto. Todo, todo, menos lo del hijo ingrato. Ese, afortunadamente, es inventado.
ResponderEliminarHa quedado muy bien el dibujo y la firma, estás muy impuesta en estas cosas¿eh?
Ahora, a ver qué te parece la de Guantanamera...jajaja ¡No te escandalices!