Bailar sobre las olas de las ideas es lo que se propuso Rosa un día. Fue aquella noche de pesadillas inacabadas y sueño profundo; no podía levantarse, cuando lo hizo fue como empezar una nueva vida. La semana había sido lo suficientemente dura, no quedaba tiempo para andar pensando en dejar lo que tenía que hacer, para mañana.
Mientras se mira en el espejo que cuelga sobre el mueble de la abuela; detenida, como si quisiera ver la fotografía de su cara de forma más tranquila y sosegada. No sabía sí volverse acostar o darle cuerda a su cuerpo para que respondiera a todas las cosas que tenía en la mente. Las pesadillas la habían dejado un tanto agotada, pero, no podía seguir allí anclada en la incertidumbre. Rápida decidió darse una ducha; encendió la radio y escuchó las noticias…
Una vez en la calle se dirigió hasta la casa en la que la estaban esperando. Por las aceras se cruzó con personas que conocía. La primera fue Charo, le preguntó por toda la familia; unas respuestas evasivas y un hasta luego. Siempre igual, daba demasiadas explicaciones, después se arrepentía. El siguiente con quién se encontró, sólo fue un saludo y la que preguntó por la salud fue ella. Ya antes de bajar a la calle había hablado del tiempo con Mariano el vecino del séptimo; en lo que dura el trayecto del ascensor hasta el portal.
Rosa camina despacio, no tiene prisa.
Mientras se mira en el espejo que cuelga sobre el mueble de la abuela; detenida, como si quisiera ver la fotografía de su cara de forma más tranquila y sosegada. No sabía sí volverse acostar o darle cuerda a su cuerpo para que respondiera a todas las cosas que tenía en la mente. Las pesadillas la habían dejado un tanto agotada, pero, no podía seguir allí anclada en la incertidumbre. Rápida decidió darse una ducha; encendió la radio y escuchó las noticias…
Una vez en la calle se dirigió hasta la casa en la que la estaban esperando. Por las aceras se cruzó con personas que conocía. La primera fue Charo, le preguntó por toda la familia; unas respuestas evasivas y un hasta luego. Siempre igual, daba demasiadas explicaciones, después se arrepentía. El siguiente con quién se encontró, sólo fue un saludo y la que preguntó por la salud fue ella. Ya antes de bajar a la calle había hablado del tiempo con Mariano el vecino del séptimo; en lo que dura el trayecto del ascensor hasta el portal.
Rosa camina despacio, no tiene prisa.
Cabopá,
ResponderEliminarAparte de que el texto está envuelto en cierto lirísmo y tiene un tono melancólico, es bonita la escena y el lenguaje, no consigo encontrar qué pasa. No sé por qué
" La semana había sido lo suficientemente dura..."
Tampoco qué incertidumbre:
"no podía seguir allí anclada en la incertidumbre"
Ni qué debía de encontrar en:
"...escuchó las noticias…"
¿por qué la esperaban?
"...la casa en la que la estaban esperando"
¿Tiene alguna clave este?
"El siguiente con quién se encontró..."
¿por qué no tiene prisa?
"Rosa camina despacio, no tiene prisa."
Igual estoy muy espeso, pero no se a qué se debe tanta inquietud, incertidumbre, y qué es lo que va a descubrir, sin prisa, porque sabe que es algo malo, pero tampoco lo sabe con certeza, claramente, como deja ver el texto.
Dame un poco de luz.
Besos
A mí me suele pasar cuando paseo por las nubes...
ResponderEliminarBesos
estoy con antonio, me he quedado algo perdido al terminar de leerlo.un beso
ResponderEliminarDespues de una noche inquieta lo mejor es tomarse la vida con tranquilidad, dejando que el tiempo haga su trabajo.
ResponderEliminarBesos
Quizás la clave esté en que no sabe lo que va a pasar.
ResponderEliminarlo encuentro como un relato cotidiano. Algo que nos sucede diariamente en nuestro ir y venir.
Besos.
Rosa se levantó renovada. Frente a los agobios, a las demasiadas explicaciones que daba a cualquiera, el aturdimiento, las prisas..., encaró la realidad de otro modo: sin prisas. Andará despacio y seguro que llegará lejos.
ResponderEliminarAsí lo he entendido Cabopá. Lo mismo estoy errada, pero las interpretaciones son libres, ¿no te parece?
En cuanto a la forma, consigues transmitir el aturdimiento de Rosa, eso sí me ha llegado. Con un poquitín más, unas pinceladas apenas (quitar y poner), lo conseguimos perfecto y redondo. Cuando quieras, nos ponemos en ello.
Besicos.
P.D.- Salgo esta semana de viaje, así que no me tomes en cuenta si no vengo a tu dulce página.
A veces nos pasa a las mujeres, más que a los hombres, que nos gustaría detener el tiempo, tener un respiro, volver a comenzar sin tener que ser maravillosas, cariñosas, fuertes, sexys, compresivas, maternales, etc. siempre.
ResponderEliminarUn besico,
¡aymaricarmen!
ResponderEliminarBueno, vale, me conformaré con lo que dice Isabel Martínez (no será algo de mi sargento, como tú) que es lo que se dice al principio, eso tan poético de "bailar sobre las olas de las ideas" que en definitiva es lo que se propuso el personaje y aunque me quede sin saber lo que tenía que hacer "no quedaba tiempo para andar pensando en dejar lo que tenía que hacer, para mañana." y sobre todo para qué la esperaban "se dirigió hasta la casa en la que la estaban esperando"
Aunque las interpretaciones son libres, si, en la poesía ambigua, en los textos crípticos, en los de lenguaje oscuro o semioscuro, pero debe dejar una opción a una interpretación que resuelva las preguntas, aunque el lector se equivoque, pues puede que interprete otra cosa, pero siempre resolviendo las preguntas que la propia dificultad del texto pueda implicar. En un texto de libre interpretación toda debe de estar justificado de la misma manera que en un texto con sufiente claridad.
Es facil resolver un por qué para quien los escribe porque él sabe lo que ha querido decir. Ocurré lo mismo en el cine, ninguna acción y ningún personaje son gratuitos, nada puede sobrar o dejarse al azar, ahí empieza la narrativa. La poesía, como digo, es otro mundo.
Besos y besos