Pasé por la puerta de una hamburguesería.
Me llamó poderosamente la atención la algarabía que en forma de nubes de algodón, de alegres colores salía por las ventanas de aquel local. Unas ventanas al ras del suelo con grandes rejas de panza, donde resulta fácil asomarse, para ver y compartir la fiesta. La estridencia de las palabras infantiles llenas de risotadas inocentes me hizo parar de súbito y me quedé un buen rato observando. Ahora, me viene a la memoria aquel hecho que me pareció precioso.
Era un día de junio, cuando el curso escolar ya ha terminado. El establecimiento está en el centro de la ciudad; no es en este momento, donde más niños en edad escolar viven, más bien la mayoría de las familias se han ido a vivir al extrarradio en urbanizaciones modernas de ingentes colonias llenas de adosados y jardines privados.
En este lugar mientras los niños celebran las fiestas de cumpleaños, las madres y padres charlan en el jardín cercano. Ya los días empiezan a ser más largos, las prisas no son aceleradas y las horas se hacen elásticas para disfrutar del juego en la calle. En el interior del local la fiesta sigue, a la espera que la gran piñata que cuelga del techo se rompan y caigan serpentinas y confetis.
La mesa está llena de medias lunas rellenas, sándwiches, bocadillitos y refrescos de distintos sabores. En ella hay siete niños.
Era un día de junio, cuando el curso escolar ya ha terminado. El establecimiento está en el centro de la ciudad; no es en este momento, donde más niños en edad escolar viven, más bien la mayoría de las familias se han ido a vivir al extrarradio en urbanizaciones modernas de ingentes colonias llenas de adosados y jardines privados.
En este lugar mientras los niños celebran las fiestas de cumpleaños, las madres y padres charlan en el jardín cercano. Ya los días empiezan a ser más largos, las prisas no son aceleradas y las horas se hacen elásticas para disfrutar del juego en la calle. En el interior del local la fiesta sigue, a la espera que la gran piñata que cuelga del techo se rompan y caigan serpentinas y confetis.
La mesa está llena de medias lunas rellenas, sándwiches, bocadillitos y refrescos de distintos sabores. En ella hay siete niños.
Qué hermoso relato lleno de colorido y alegría infantil, que contagia, que me arranca una sonrisa y me deja en suspense...
ResponderEliminarBesitos
Me gusta muchísismo el parrafo final.
ResponderEliminarEn general todo, me recuerda a los costumbristas que describen los quehaceres cotidianos de la gente en las ciudades y los pueblos. Se ve el barullo y la alegría.
Como pones /1, esperaré al /2 a descubrir dos cosas que no se todavía que significan, ahora no te digo nada, jaja.
Besos Maricarmen!
Siempre es motivo de satisfacción observar la alegría de los niños.
ResponderEliminarSin embargo, hoy día los niños no disfrutan como antes. Viven solos, viendo la televisión, jugando con las videoconsolas, pero simpre solos.
Recuerdo mi niñez, con muchas menos cosas, pero mucho más feliz. Juegos en la calle con mis amigos, fomentando la amistad, la solidaridad, la comunicación...
sin duda, éramos más felices.
Besos.
Un momento como muchos contado con ternura, con poesía...
ResponderEliminarBesos
Pocos niños en esa fiesta, Mari Carmen, ahora lo normal es que se juntan muchos más...
ResponderEliminarPara disfrutar de verdad lo mejor es que vayan esos siete, un número perfecto así no habrá tanto alboroto y las patatas fritas no voLarán por los aires....
Qué ricas las hamburguesas
y que caras tan risueñas.
Los niños siempre nos contagian su Alegría.
¡Eres una escritoraa!
Un abrazo fuerte amiga, desde mi librillo.
buen inicio
ResponderEliminarespero mas partes
un beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhora es típico ir a celebrar cumpleaños y otros eventos con los niños a locales de comida basura. Es relativamente barato y no se ensucian las casas. Hay más dinero, más fiestas y regalos pero menos afecto familiar. Son los signos de esta época. A mí me da cierta tristeza.
ResponderEliminarUn saludo.
y es que hay que esperar al dos, para no quedarnos intrigados mucho no tardes
ResponderEliminar• Siete niños contentos y con buen apetito...
• Continuará.
• besitos
CristalRasgado & LaMiradaAusente
________________________________
•
Muy bonito y tierno a la vez.
ResponderEliminarAh! casi se me olvida ARGO