pero es verdad, que tras los días
de suaves palabras y ardientes caricias
todo cambie de lugar.
Y me parece mentira,
pero es verdad, que después de tantos años
no me haya podido acostumbrar
a los cambios inesperados
que hacen aparecer la tempestad
cuando los vientos son calmos.
A lo peor de la verdad
estaré preparada,
Así que, me sigue pareciendo mentira.
Me parece mentira la perfección de las nubes...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Pocas veces estamos preparados.
ResponderEliminarPero cuando aparece la belleza, el alma sonríe y descansa.
Besitos, preciosa.
Esos momentos de caricias ardientes nos ayudarán más tarde a resistir la tempestad. Decía O.K. que "Cuando llega un placer, le brindo lugar modesto: sé muy bien que un dolor le sigue". Y Omar era muy sabio, como tú, poeta.
ResponderEliminarBesicos.
P.S. Ya he cambiado tu fotografía en mi blog. Insisto, estás cañón.
Siempre es así y nunca estamos preparados.
ResponderEliminarNubes grises cargadas de agua, agua que lleva la vida, vida que parece mentira pero que casi siempre es verdad. Un juego muy interesante, mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Y parece mentira, pero los cambios siempre nos coge desprevenidos. Me quedo con las nubes cambiantes. Mar Horno.
ResponderEliminarEn cualquier tarde agradable de verano se puede desatar una tormenta y llevarse todo por delante. Una metáfora que se puede aplicar a muchas cosas...
ResponderEliminarUn saludo.
Cabopá, me ha encantado tu relato, como lo has liado en un circulo en el que damos vueltas. Muchas veces no entendemos que las personas que más queremos se vuelvan, por un momento, odiosas, pero así, igual nosotros también. Pero lo que no tiene recibo es que esos momentos sean repetitivos y se alarguen en el tiempo.
ResponderEliminarBessets.
hay que disfrutar los periodos de calma, la tempestad siempre llega , y sin avisar
ResponderEliminarNunca nos acostumbramos a las nubes, más cuando se trata de caracteres pacíficos y que no les gustan las tormentas. Lo malo es que estamos en la vida y, en ella, nos sacuden mil tempestades, queramos o no queramos, porque los otros están ahí, alertas, al acecho. ¡Si sólo miráramos hacia nosotros mismos y no hacia los demás....! Conseguiríamos el nirvana, pero me temo que los occidentales somos inmunes a esa bendita serenidad.
ResponderEliminarEsas nubes fotografiadas son preciosas. Nos han visitado con su agua purificadora y, tras ella, nos brindan el magnífico sol que ahora gozamos.
Besicos, Cabopá.
Las nuves geniales,,un abarzo..iré al blog de mi amiguete Manri a ver tu nueva foto..jejej, un besazo...cañonnn
ResponderEliminarPues si hay que acostumbrase a los cambios..es mucho mejor eso que lo inesperado...como esas nubes que pasan y cambian de formas..
ResponderEliminarLas nubes están geniales..me gustan
un abrazo