No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Oscar Wilde

miércoles, 24 de noviembre de 2010

A los amigos me gusta elegirlos yo


Es como una tabla adosada a tu cuerpo. Dificultad de movimiento. Dolor. Malestar, incluido mal humor. Si te sientas, cuando te levantas necesitas una alcuza con aceites esenciales para engrasar tu osamenta paralizada, algo que te agradecerá tu esqueleto que de repente, sin previo aviso, ha olvidado la plasticidad que lo caracteriza. Esto, es en lo que nunca reparamos cuando estamos bien, cuando somos capaces de comernos el mundo sólo con ponernos de pie.
De la cama al sillón, del sillón a la cama, sin ser un anuncio de una gran superficie nórdica o sueca, no lo sé muy bien…Además de los breves paseos por el pasillo de tu casa.
Y la tabla se pega a todas las micro fibrillas que al reconocerse, se reúnen en el mapa descriptivo de tu cuerpo al que se han adherido. Dolor. Malestar. Incapacidad Laboral. Reposo. Calor local. Analgésicos. Relajante Muscular.
Reposo, mucho reposo, algunos días, para después volver a empezar…Y tú que no paras ni cuando el relajante hace sus efectos: sueño profundo, distensión muscular, sequedad de boca, cabeza hueca, espesa, sueños artificiales. Te despiertas con movimientos lentos. La tabla parece ser menos pesada, vaya, qué en vez de ser la del nueve, es la del dos, siempre me pareció, más fácil, más ligera. Ahora me sentaré de nuevo en el sillón, en compañía de una amiga, Manta Eléctrica que no se separa de mí desde el sábado, silenciosa y calentita hace su labor. Mientras, leo: El callejón de los milagros de Naguib Mahfuz; escribo: cosicas. Mientras, escucho la radio, la radio hablada, me hace compañía.
Y con la tabla arrimada a mí, sin saber ni cómo ni cuándo pudo llegar; las ideas que rondan mis pensamientos, se revuelven inquietas, ante las cosas sin hacer, los paseos sin dar, los horarios sin cumplir o las citas sin acudir.
Te llamaré de una vez por todas por tu nombre: Lumbalgia y por el apellido: Aguda. ¡Ya está bien! Deberías despedirte de mí hasta nunca más ver. Ya son muchos días de compañera. Que lo sepas, a los amigos, me gusta elegirlos yo.
Quedas al descubierto, así que espero que desaparezcas de mí región lumbar. Vete y busca un hueco en otro país corporal, donde las tablas adosadas estén de moda. Yo paso de tendencias.
En los últimos días nos acompaña, seremos especiales
Estoy un poquito mejor…

lunes, 22 de noviembre de 2010

PRIMEROS PLANOS




Sin palabras, distintos días, distintas horas...
Hoy me he dedicado a visitar ventanas donde se veía el mar

sábado, 20 de noviembre de 2010

A UN AMIGO

¿Está así? Hace tiempo que no voy...
¿Estará así ? Me gustaría ir...
Ver entrar los barcos desde el Paseo de La Barra
¿Se reflejarán los rayos del sol en la bocana del puerto
cuando las olas intenten saltar ?
Sí, quién si estará será Sebastián
en La Tana ( Restaurante)

y las redes en el puerto... y las otras tanas
Amigo, la fotico es para
pensaba llevartela, pero aquí estoy rabiando por ir...
Un día de estos será


jueves, 18 de noviembre de 2010

COLLAGE

Cada vez que paso por delante de la Catedral, siento la necesidad de partir y repartir la belleza.

... compartirla

Quizá quién no la conozca, no pueda entender esta necesidad... La Catedral con su imafronte, la torre, las puertas y la plaza de Belluga tienen una luz que te hace mirar siempre. Pasar sin reparar en su belleza es, como no vivir en esta ciudad apacible, donde la gente constantemente tiene motivos para estar en la calle...

Para todos los que se asoman a mi ventana en silencio.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡ ENHORABUENA !

El Flamenco, la dieta mediterránea, el canto de la Sibila de Mallorca, los castells y la cetrería.

Patrimonio inmaterial de la Humanidad.

martes, 16 de noviembre de 2010

AQUELLA


La casa sola casi sin muebles se fue quedando,
los enseres vacíos, con las paredes en blanco.
Cuando se abren las puertas nadie contesta
en la llamada no están las palabras
sólo queda lo inservible que un día tampoco lo fue.
Apenas suena la música que no sonaba tanto
ahora las palabras de ayer hablan solas
como la casa en soledad
Sentimientos encontrados en los huecos,
repetidos sones de dolor y duelo
De lo que un día fue ruido y lamentos
cuando se abren las ventanas entra el viento
pero no es de alegría ni de encuentro
Y las palabras colgadas en los cuadros
quedan a oscuras en el día en la noche
Soledad necesaria por el tiempo
en una casa que se abre,
para que por sus puertas salga el sentimiento.
De los verdes colores,
sólo queda en verdín el cemento
las losas corroídas por la humedad
que nunca desapareció del pensamiento
Quién la hizo se fue pronto y
el calor de la casa desaparece in crescendo

sábado, 13 de noviembre de 2010

LA TIRA

solitarios
deportivos
peregrinos
romeros
marcha
pedalean
andan, quietos, parados
en bolsa
trabajando
acompañados

...de pies
Una vez fui a revelar una foto y me dijo la dependienta:
"hay gente que le gusta fotografiar los"
Esa no soy yo, le dije...pero he aquí una tira de pies

viernes, 12 de noviembre de 2010

DESDE MI VENTANILLA y 3


Aurora, abandona su pueblo, su casa y su tierra. No quiere ni siquiera pensar en lo que deja. Lleva una pequeña maleta, la que estuvo durante mucho tiempo en el hueco de ese armario que ahora se le ha quedado grande. Nunca ha necesitado mucho y con poco se conforma. Por eso su equipaje es liviano como ella misma: de cuerpo ágil y andar ligero, trabajadora, de carácter afable, su cualidad más importante, la generosidad; siempre tiene una palabra amable en su boca, alegre y sobre todo muy cariñosa.
Ahora, sentada en el cómodo coche de este tren rápido y veloz, mira por la ventanilla con esos ojos cansados de la vida. Observa cómo se mueve el paisaje quedándose atrás lo que ya no tiene. Recuerda ensimismada algunos retazos de lo vivido. Le afloran pensamientos que desecha; otros que paladea con grato sabor a buenos tiempos. Antes de ahondar demasiado en su pasado reciente oye anunciar por megafonía la llegada a su destino con gran precisión ferroviaria. Piensa en su padre que siempre le hablaba de los horarios de los trenes, algo imprescindible en la vida de un ferroviario.
De pronto se abre un nuevo escenario, luces que amarillean, sonidos que se mezclan sin entender muy bien a quién van dirigidos. Olores distintos se acercan a sus sentidos. Ha llegado.
Abandona la ventanilla por la que miraba, coge la minúscula maleta y se dirige hasta la puerta. En el andén reconoce a dos niños alborotados que jalean con los brazos en alto llamando la atención de quien pone el píe en el estribo. Cuando la ven, gritan desaforados cogidos de la mano de sus padres:
- la abu , la abu, la abuela ha llegado.
La mirada de Aurora en este momento es, brillante y alegre como la de sus nietos. Su estación ya es otra, se asomará por otras ventanas.

jueves, 11 de noviembre de 2010

DESDE MI VENTANILLA / 2

No levantaron los raíles que habían perdido su brillo, ni las traviesas de ajada madera ennegrecida, ni las señales de circulación que aún azotadas por los vientos mantenían el tipo. Los vecinos seguían viniendo aunque los trenes no pasaran. Se quedaban de píe o sentados en el bordillo del andén, mirando al horizonte, sin prisas, tranquilos, como su pueblo. Todos se conocían y no tenían necesidad de hablar se lo sabían todo de todos. Otros llegaban y al observar el campo suspiraban de forma un tanto exagerada, como si quisieran aspirar algún elixir. Después se iban. Así día tras día.
La vieja estación está orientada en su fachada principal, andén y vías a poniente y de frente el campo: tierra de secano con cultivo extensivo; antes trigo y cebada, hoy grandes plantaciones de girasoles. Cuando se llega a la estación desde el pueblo la entrada es por levante. Esta magnifica orientación en invierno es aprovechada para tomar el sol a mediodía. El peregrinaje es diario. Los vecinos se apoyan sobre la pared como si la quisieran sujetar.
Ya no circulan trenes por estas vías llenas de herrumbre. El paso del tiempo y las fuertes lluvias han señalado tatuando sus traviesas. Largos tiempos de sequía seguidos de grandes tormentas con espectacular aparto eléctrico consiguen, cada primavera, que las vías sean lecho de amapolas, margaritas y miles de florecillas silvestres, en lo que fue el camino de aquellos lentos trenes de viajeros y de ruidosos mercancías. Es entonces cuando la vieja estación, parece nueva, envuelta por el aura mágica de la juventud.
Las gentes en este pueblo no han conocido las nuevas líneas de largo recorrido, de silueta esbelta y alargada, además de rápidas y confortables que circulan por otras vías, por otros pueblos. Desde la ventanilla de uno de estos trenes, Aurora, emprende su viaje, su aventura hacia la gran ciudad. Observa a lo lejos la vieja estación, donde de pequeña iba con su padre a ver el tren pasar. Ayer se despidió de ella, quizás pensando, si la volverá a ver.
continuará

miércoles, 10 de noviembre de 2010

DESDE MI VENTANILLA / 1



Los campos se tornan de múltiples colores; se funden con armonía en un gran manto que sólo la naturaleza sabe ordenar. Los olores se pueden paladear y los sabores huelen como el aroma conocido de ese paisaje que existe en la retina de aquellos que lo han vivido.
Mientras, la vieja estación triste y solitaria permanece en pie, erguida sobre sus cimientos añosos; su fachada denota añoranza de aquellas visitas diarias de los lugareños a ver los trenes pasar. Fue el lugar común, el punto de encuentro, la distracción de grandes y pequeños. Quizás la única en otra época.
Un día la estación fue desmantelada y quedó para siempre fuera de servicio. Se llevaron el material de oficina, los antiguos bancos de madera del andén principal, donde propios y ajenos se habían sentado para esperar a los que llegaban, para despedir a los que se iban o simplemente para ver el tren llegar. No se llevaron el reloj que marcaba las horas a los trenes con sus minutos y segundos. Tampoco quitaron la campana que siempre tocaba el jefe de estación con gran energía y cierto son especial, que hacía silenciar a las gentes de pueblo cuando al escuchar su sonido todos pensaban en el tren. Ahora ya no pasan.

continuará...