Es la madrugada de un día cualquiera la luna se esconde entre las nubes rasgadas, las estrellas centellean acompañadas por otras lunas, satélites y agujeros oscuros, desconocidos, en el firmamento cercano a la vista. Está asomada tras los cristales del mirador, en silencio, hay una música de fondo que la acompaña; su pensamiento está puesto para aquellos a los que quiere con todo el calor pero sin palabras. De repente se siente observada y retira la mirada, entona una canción que la lleva a poner los pies sobre el suelo que pisa. Es, entonces cuando recuerda que el silencioso frío de las caricias le llega muy profundo. Su cuerpo se sacude con un suspiro sin aire y sigue con la tarea cotidiana. Esta postal es una visión simétrica en otras tantas ventanas de una madrugada de un día cualquiera.
No sé por qué he pensado que la ventana daba para el mar, todas multiplicadas, como en el cuadro de Dali y sonaba la guitarra mineral aquella que inventaste. Sigue con las postales que están muy bien!!!
ResponderEliminarclaro que esty reflexionando
Eres genial trazando estos cuadros en miniatura, impresionistas y sugerentes.
ResponderEliminarDespiertan la imaginación y avivan el deseo de contemplar el cielo cuajado de estrellas para meditar a su ténue resplandor son¡bre el misterio que es toda vida humana.
Y qué duro y necesario a la vez regresar a la realidad y plantar los pies en el suelo, sobre todo para mí, que soy nefelibata y camino pisando nubes en cuanto me dejan libre.