Se pregunta todos los días: ¿Qué me preocupa más la ira o la envidia? La respuesta está en las palabras no pronunciadas. Las que están escritas, hablan por sí solas, y las que se quedan en los pensamientos cuando aparecen, en el aire se pierden.
Mientras, camina por el parque de la soledad sin compañía, arrastra los pies para dejar huellas… no mira hacia atrás, sólo piensa y anda, piensa y anda. La conozco de siempre me cruzo con ella cada día a las 14.55 horas, debe salir de trabajar de esa casa de la calle Buenos Libros de Ntra. Sra. Siempre con la bolsa repleta de mudas palabras, de trozos de sentimientos arrebatados por el tiempo. Parece que un día tuvo envidia. Hoy, sólo le queda ira.
El título esta incluido,inmerso dentro de la postal..es un invento o quizás ya está inventado. Lo desconozco. Me gusta jugar con las palabras ocultas..Sólo es un juego..Un micro-Re....Besicos.
ResponderEliminarQué amargura, padecer la envidia, la más triste de todas las pasiones, y quedarse con el poso de la ira...Quizás hay que poner los sentimientos en palabras para exorcizar a esos demonios.
ResponderEliminarNo siento ni envidia ni ira, creo que la empatía por los demás me ha hecho inmune a esa enfermedad.
ResponderEliminarA veces siento desesperanza y rabia por la injusticia, por la desigualdad, por los que son humilados u olvidados..., pero la ira me parece un desorden de las emociones que no conduce a nada, y además te pones muy ridículo cuando la expresas.
Sigo disfrutando de tus fotos.
Besos,