En
absorta contemplación
sobre
la barandilla, aventurada
con
sabor de mar cercano,
a la espalda la palmera
llora
gotas amarillas.
En
cualquier tarde de otoño el crepúsculo llama a la noche con insistentes palabras,
la brisa masajea las lágrimas
como
el mejor ungüento suave
para
calmar la luz que se apaga,
para
dar belleza a su mirada.
La
serenidad de la tierra
por
la ausencia de viento
trae
suspiros de algodón.
Sólo
el paso del día deja ruido,
quizás
por eso la melancolía.
Del cuaderno azul
Del cuaderno azul
El ocaso y el otoño son hermosos por desnudos. Precioso texto Cabopá.
ResponderEliminarAbsorta mirando el mar desde la barandilla, la verdad que el ruído desaparece... Hermoso téxto de un atardecer...
ResponderEliminarSaludos vecina.
Es un bello poema donde expresas sentimientos que, pienso, se corresponden con el ocaso, con esa luz que se apaga, como la de la vida.
ResponderEliminarBesos.
Bellísimo poema. Después del ruido del día, el anochecer y su silencio puede provocar mucha melancolía, nos deja a solas con nosotros mismos. Un beso.
ResponderEliminarAnte esa imagen es natural que las musas te rodeen.
ResponderEliminarBesos y cariño
¡Cómo no te vas a quedar absorta ante esta contemplación!
ResponderEliminarTu Mar te tiene hechizada, me parece maravilloso, así escribes estas lineas tan bonitas al descanso, llenas de delicadeza y poesía.
Un abrazo fuerte amiga, desde mi Librillo.
Me encanta lo que escribes a partir de esa imágen.... Poema sin rima pero que en voz alta suena como si la tuviera. ¿Que qué hago hablando sola? ....¡eso dicen por aquí! ¡a ver si estoy loca!.
ResponderEliminarBesos Cabopá.
Bella poesía y ante la contemplación de esa maravillosa foto ¿cómo no quedarse absorta?
ResponderEliminarBesitos
Maricarmen, foto espectacular...vaya espectaculo de sitio..un ebrazo desde Murcia...y con frio...yo trabajo en cartagena..y vaya rasca qeu pega hoy...un besazo...
ResponderEliminarPrecioso,precioso el poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Hacia ese horizonte quiero volar yo para huir de esta situación de desabandono en la que vivimos.
ResponderEliminarBesitos
Me ha gustado mucho esa cadencia que susurra mientras contempla los últimos destellos del día, de la existencia más allá del ruido del vivir, alborotado en todo lo que nos enreda y nos aísla de nosotros mismos.
ResponderEliminarSí, quizá, por ello, la melancolía.
Besicos, Cabopá.
Precioso poema.
ResponderEliminarMirando esos ocasos puedo pasarme horas cuando vamos al mar...son momentos únicos para quín lo tenemos tan lejos.
Un beso.