Darío, es un tipo simpático y muy
entrometido se sienta en el rincón desde donde observa y habla con una
adjetivada pasión. Busca la verdad detrás de las palabras, navegando por folios
en blanco que rellena ávidamente desde su naufragio personal. Cuando despliega
las velas surca mares profundos de aventuras narradas en papiros amarillos.
La artífice de
ésta reunión es Inés, amiga del
librero que presta la trastienda. Modera las opiniones, se implica lo necesario
y ejecuta la técnica de sobra conocida por ella, como una guillotina de
procedencia francesa. Es firme y contundente en la crítica; consiguiendo la
disciplina que imparte con afecto en días de vinos y rosas. Conocedora de
autores de la geografía literaria cercana ésta mujer que organiza, presenta y
coordina, trabaja en los túneles de una mina en una empresa de gran renombre.
El mineral que extrae, sólo ella sabe lo que vale.
Martin,
el librero de
la experiencia. Poeta contemporáneo. Pintor de ciudades amables para sus
nietos. De mirada y rostro tranquilo, aparente júbilo en su expresión y de
apreciable talante en su actuación. No
se moja la barriga da consejos sabios
sin fatiga. Su pelo blanco y sus ojos claros denotan vivencias atrevidas, que
constatan una reposada madurez agradecida. Debe tener su biblioteca ordenada y
grandes carpetas de anécdotas, impregnando su paleta de pintor con toda la gama
de colores que aplica con mucha distinción.
Ha llegado Consuelo, un poco tarde, se disculpa y
después contará el por qué. Saca su
cuaderno de hojas de colores y toma nota de lo que hablan. Atenta escribe y
escucha hasta coger el hilo de la conversación. Lleva tantas cosas en la cabeza,
que necesita trasladar sus pensamientos a la despensa a reposar por un rato y
ubicarse de lleno en la tertulia. Lo consigue mientras se sirve un café; en ese
momento y aprovechando un intervalo en
las palabras, suelta de sopetón:
-Amigos estoy muy
contenta. Me han llamado del Premio
Láguena… Soy la ganadora del mismo.
Consuelo es una
mujer sencilla que animada por sus hijos había presentado su novela a este
certamen.
Esta es, como aquella historia que empezó a
escribir hace ahora más de treinta años.
Y que el fin de estas entregas acabe en premio ha sido un buen colofón. Creo que a la ganadora (Consuelo) no le importará compartir su galardón con el elenco al completo del club de los martes.
ResponderEliminarDecía Valle Inclán en uno de sus esperpentos, creo que en "Luces de Bohemia", que las letras son "colorín, pingajo y hambre". Un camino no de rosas precisamente, plagado de zancadillas y de sinsabores, donde lo que destaca no suele ser lo mejor sino lo que el mercado considera más rentable. Así, las librerías se van llenando de obras millonarias en ventas, pero que pocas veces corresponden con su calidad literaria. Por eso, cuando a una persona casi desconocida en el mundillo del libro, le dan un premio es porque hay un reconocimiento sincero a toda una labor: la aventura de escribir.
ResponderEliminarUn saludo.
Este club de los martes podía ser el principio de una novela sí señor. Maravillosa descripción de los personajes. Como ya te dije uno se queda con la necesidad de saber más de ellos, de conocer sus vidas. Han sido maravillosas estas entradas. El personaje de Inés me ha gustado mucho, y el librero. Como ha dicho Juan, buen colofón para la historia ese premio. Pero que sepas que tengo ganas de más y más y más. Un besazo.
ResponderEliminarCabopá, la clave de estas presentaciones y lo que las hace fantásticas, son los detalles o toques personales de cada uno. Como ya te dije, es fabuloso que personas con las mismas inquietudes se reúnan a potenciarlas. Un taller de escritura o una velada al abrigo de historias en común es de las mejores experiencias que se pueden disfrutar.
ResponderEliminarComo bien indica Mar, este club de lo martes es un buen inicio de un relato largo o novela.
Me gusta mucho.
Bessets.
Me llama la atención la manera original que tienes de enfocar tus escritos. He llegado tarde a "El club de los martes" y he tenido que volver para atrás para situarme.
ResponderEliminarYo también participo en un grupo de Escritura Creativa y me maravilla ver como, cada uno de los asistentes, escribe cosas tan distintas, partiendo de un mismo tema. Es curioso como el mismo objeto puede ser visto desde perspectivas tan distintas.
Seguiré pasando para ver si, efectivamente, lo vas a convertir en novela o v as a seguir con entradas individuales.
Un abrazo y hasta pronto
· Un premio. ¿Quién es la artista? Felicidades.
No he oído nada del Cabo de Palos. ¿Estaré en otra onda?
· besicos horizontales... salados
CR & LMA
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Bien acaba con el premio de Consuelo esta semblanza de los personajes que se reúnen en una tertulia: la de los martes. Pinceladas de cada uno de ellos, a grandes rasgos, que dejan al lector con ganas de saber más, de indagar en sus vidas, en cómo se relacionan entre ellos, qué pasa, qué pasiones circulan (ya sabes: planteamiento, nudo, desenlace; los pilares narrativos).
ResponderEliminarMuy bien pergeñados los personajes, pero eso: se queda una con ganas de más.
Besicos, Cabopá.
Se puede ver a Consuelo, tan abrumada por la gente de la tertulia, queriendo soltar su realidad en un mundo de orgullosos.
ResponderEliminarCreí que llegaba tarde ...pero veo que hubo tercera entrega y que Consuelo, esa mujer a la que le bulle la cabeza, ha ganado el maravilloso premio láguena (esto no es barro o algo así?).... yo creo que un poco de Consuelo tienes, pero bueno, es solo una opinión porque lo de los treinta años me despista....
ResponderEliminarTus personajes pueden ser los protagonistas de una bella historia, y si te digo la verdad : a mí también me gusta acudir los martes a mi taller de iniciación al relato, ¿sabes por qué?, porque hay una pasión o un hacer común : y eso se nota!!. Todos somos distintos, escribimos distinto, pero podríamos ser tu Darío, Martín, Consuelo, Arturo, Pepa o Irene ...
Gracias por acercarnos a ese club de los martes!.
Un besote.
Bello esbozo de los personajes que se reúnen en tan amena tertulia. Una maravillosa entrada , un relato de vivencias que dan para mucho…
ResponderEliminarUn besico Cabopà
Me ha gustado leer estos 3 capítulos del Club de los Martes, porque yo no soy asíduo de tertulias ni talleres literarios pero hace años tuve la suerte de moverme por los "círculos culturales" de mi ciudad y, es curioso, algunos de los personajes que describes me han resultado muy familiares. Chapó por tu relato.
ResponderEliminarAprovecho este comentario para felicitarte también por la dedicatoria que le has hecho a Elysa en el post de hoy.
Un abrazo Carmen :)
Me ha gustado conocer a las personas del club de los martes, y aún más me gustaría saber más de ellos. Y ese final le da un cierre dulce y amable pero que deja con ganas de seguir participando alrededor de esta mesa.
ResponderEliminarBesitos
Desde siempre he sentido una gran admiración por las personas que sois capaces de escribir, de transmitir sentimientos, emociones, de crear situaciones, de hacernos vibrar a los demás. Yo sólo soy lectora y no puedo vivir sin vosotras. Pero qué gran placer proporcionais. En la tertulia a la que asisto siento las recreaciones que los demás hacen de cada obra y ellas me enriquecen y me hacen disfrutar con segundas versiones de cada novela, de cada relato. Recientemente he visto "La mecedora", no te la pierdas si la llevan a esas tierras dulces que me conectan con el verano. Toda ella gira en torno a un gran lector despreciado. ¡Cuánta sabiduría, cuanto placer!
ResponderEliminarCuando empecé a leer tus relatos sobre el taller me sentí transportada a la situación de mi tertulia. Es curioso, me produce una sensación de descanso, de relajación increible. Besos. Lola