Están sentados alrededor de una mesa en la trastienda subterránea de la vieja librería. La imagen recuerda a las antiguas reboticas de otros tiempos entre frascos con olor a éter, donde se reunían los ilustres de las ciudades parar la conversación y crítica de lo acontecido en el mundo comercial y político de la urbe. De esta manera, pero rodeados de grandes estanterías repletas de libros, de los más diversos temas, como todos los martes finales de mes un grupo de personas que quizá el azar o quizá la fortuna reúne.Todos tienen en común el gusto por la lectura, les une también el placer de escribir y sobre todo las ganas de aprender y compartir. Sus aficiones son diversas, tienen ocupaciones cotidianas, nada extravagantes. Es un grupo muy heterogéneo y poco habitual con los tiempos que corren.
Sobre la camilla
de gran diámetro, cubierta por una falda de cretona de grandes flores
desgastadas por el uso, hay un tapete de ganchillo de hilo egipcio color beige
y sobre él un gran cristal donde reposa una bandeja con tazas para el café que tomaran con pastas de confitería o con el
bizcocho de manzana tan exquisito y meloso que trae Mari Luz cuando se le ocurre. Ésta mujer de cara afable y ojos
vivarachos, pergeña historias que escribe y relata con gran imaginación. Las
elabora en su pequeña factoría, donde las inventa y desarrolla a la vez que
cocina, cose o hace la compra cada día. Ella y sus relatos son su pequeño gran mundo real.
Fina, la poetisa sin rima, mujer
atractiva de éxitos no contados. Siempre llega con sus infusiones de colores
aromáticos de variopinta procedencia
buena para el espíritu según las tomes con mayor o menor fe. Se sienta
solemne en su silla y lee; como si fuera una rapsoda, reconocida. Y, no
cambiará una coma aunque se lo diga su prima, o su mejor amiga.
Ha llegado Pancho, licenciado de la modernidad.
Escribe con conocimientos prolijos. De repente tiene un tic, saca un cuaderno y
mientras escucha mueve la pluma sobre la
hoja en blanco. Se oculta tras su larga melena mostrando gran sensibilidad que,
pesa más que la fuerza de este sansón de la Gramática.
Hace rato que
está sentada y en silencio la lectora de alto encanto y mirada atenta, esta
mujer embelesa con su voz. Atesora en su castillo poemas de arena que vierte
por un tamiz en el balde de la conciencia. Es Paula la que siempre escucha
y también habla. Su continente es ancho y de caminos muy poblados.
continuará...
Aquí os dejo la primera entrega de un relato de hace unos años...
ResponderEliminarLo publiqué por separado, dedicado a las personas de esta tertulia,los nombres son inventados, las descripciones aproximadas -ellos pueden reconocerse- pero nadie, ni nada tiene que ver demasiado con la realidad...Casi todo es ficción.
Espero que os guste.
Pues atenta seguiré atendiendo las vicisitudes de estos personajes de tertulia....Un saludo.
ResponderEliminarIremos leyendo este relato por entregas, a ver qué hacen estos personajes tan bien rodeados por los libros...
ResponderEliminarBesos :)
Espero la segunda parte, esto promete....
ResponderEliminarUn relato que engancha.... Lo seguiré ahito de interés.
ResponderEliminarBuen jueves.
Un abrazo,
Luis.
Pues me tomaré un postrecito...mientras sigues escribiendo...un besazo desde Murcia...ya lo sabes...seguimos...
ResponderEliminarPromete ser muy interesante, espero con entusiasmo las sieguientes entregas, la escena que has descrito es muy acogedora.
ResponderEliminarSaludos.
Cabopá, las reuniones de escritores cuando es para escribir, deberá recetarlas el médico. Pues a parte de ser saludable para el corazón, lo es también, para la cabeza y para el resto del cuerpo.
ResponderEliminarMe gustó esa descripción tan cuidada y medida.
Bessets.
Te leo, espero y... suscribo lo que dice Nicolás, estoy total y absolutamente de acuerdo.
ResponderEliminarPor otro lado, aquí en la blogosfera, sin tapete de ganchillo, hacemos algo como lo que cuentas todos los días.
¿Estamos locos, estamos cuerdos? Ante la duda, seguiremos en la brecha.
Un beso, Luisa
La emotividad en tus escritos es sobrecogedora. Besos.
ResponderEliminarCarmen, estoy esperando en la mesa con cristal y sin tapete, con una taza de manzanilla, pues esos pastelillos tan apetitosos apuntan a derribo, con su banderilla incluida, así que leeré con interés tu segunda parte.
ResponderEliminar¡Muy bonito!
Un abrazo fuerte amiga, desde mi Librillo.
De momento los caracteres... bien, veamos cómo sigue.
ResponderEliminartienen buena pinta esos martes
ResponderEliminarNo encuentro ninguna direccion de correo y tetengo que escribir aquí.
ResponderEliminarEstoy organizando un encuentro de blogueros en Barcelona para el sábado 10 de marzo....
He pensado que tal vez pudiera interesarte conocernos personalmente y es una oportunidad de reunirnos.
Te envío un enlace y me dices algo.
Está abierto para todo el que quiera y pueda venir.
Aprovecho para saludarte.
Encuentro en Barcelona