"Instantánea"
Entre cartones, acostado en el
interior del cajero porque es invierno; en verano bajo la sombra de una morera
del paseo. Mira como la gente pasa. Es de noche.
En un surtidor del parque por donde paso todos los días se
está lavando con parsimonia la cara y las manos. Mirándose al escaparate se
atusa el cabello. Es por la mañana.
Medio
cuerpo metido en el contenedor de desechos orgánicos. El joven ha llegado en
una bicicleta la ha dejado apoyada mientras rebusca entre la basura. Es media
tarde.
En el silencio de la madrugada cuando cualquier sonido llama
la atención, una de esas moto-carro van cuatro personas, algunos niños, recogen
sillas, sanitarios y papeles cerca de los maravillosos contenedores de diseño
que el ayuntamiento ha soterrado para ocultar las vergüenzas de sus ciudadanos.
Ignacio lleva siempre consigo su cámara, a cualquier hora,
pero de estas imágenes nunca hará una instantánea. Lo que ve lo guarda con
tristeza en su retina.
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Esta es mi colaboración en la
3ª Jornada en la Primavera de Microrrelatos Indignados.
Esta es mi colaboración en la
3ª Jornada en la Primavera de Microrrelatos Indignados.
Una propuesta de Miguel Torija en : La colina naranja
y Rosana Alonso en: Explorando en Lilliput
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Una triste realidad Cabopá, no va a haber tantos contenedores como personas que busquen en ellos su sustento...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Carmen, descripción fotográfica de las instantáneas que el protagonista no quiere tomar. Reflejas un mundo de pobreza de ciudad que nos quieren llevar. Un acierto los contenedores de diseño, pues sí, no hemos sido nosotros si no ellos los que han vivido por encima de las posibilidad.
ResponderEliminarBuen relato. Convoca a crear cambios de libertad para evitar imágenes así.
ResponderEliminarTal como alguna vez hubo alguien en una caverna de hielo implrando a los Dioses le enviásen algo de calor, hasta que uno de los habitantes descubrió como producir el fuego.
Precioso amiga, todos tenemos esas imágenes en la retina.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte.
Muy bueno y muy duro. Tienes razón, la memoria es la mejor cámara fotográfica.
ResponderEliminarPor desgracia cada vez veo más "postales" como la que describes en tu texto. Demasiados cartones. Un abrazo.
ResponderEliminarIgnacio respeta la intimidad de los que ya lo perdieron casi todo, para que al menos conserven eso. Buena persona este hombre, aunque sin alma de reportero, sin espíritu de protesta, pues tiene la oportunidad de denunciar con el arma más potente de que disponemos: la imagen.
ResponderEliminarSaludos.
Cabopá, no hace falta cámaras para reflejar esta realidad triste que cada vez se impone. No me extrañaría que dentro de poco, también volviese la censura.
ResponderEliminarBessets.
Una mirada desde dentro, una mirada que no quiere desvelar al mundo las miserias que encuentra todos los días.
ResponderEliminarY los de fuera, piensan que nuestra realidad solo es cuestión de número y gráficas con pendientes negativas.
Un gusto muy grande el leerte este relato :-)
No necesitamos fotos que nos lleguen de lugares lejanos para traernos horrores. Basta con caminar por la calle.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta el ritmo, que es cierto imita a una cámara y mediante la forma has conseguido esa sensación y me gusta mucho mucho le final, sí hay imágenes que no hace falta "guardar" en una fotografía...
ResponderEliminarAbrazo
Gracias Cabopá...
Pues está muy bien escribir, Cabopá. Escribir e indignarse en lo que uno cuenta.
ResponderEliminarLa pobreza se ha hecho más grande. Vamos para atrás en derechos y bienestares.
Y, me temo paisana, esto va para largo.
Miles de gracias por pasarte por la orilla y dejar tu huella.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
El inmenso bapuleo de la crisis hace que nuestro sueños y los del resto de nuestros convecinos se vayan rápidamente, dando vueltas, subsumidos por las fauces oscuras del retrete. Y ante esto, ni los fotógrafos, ni los poetas, ni los artistas en geenral pueden callar. Suerte con tu aportación, murcianica.
ResponderEliminarBesines
Como la vida misma, Cabopá... Por cierto, me pasé por "En 99 palabras" y allí me he quedado, gracias por descubrírmelo. Abrazos, ;-)
ResponderEliminarQue bueno y que gran verdad.
ResponderEliminarCada día es más facil ver lo que dices, no en las grandes urbes, sino ya en las ciudades pequeñas...
Un saludo triste Cabopà.
Pies así me he quedado hoy.
Creo que es algo común en todas las ciudades, es triste no destaque la semejanza entre ellas por los jardines, por las fachadas, por las esculturas, se asemejan en la pobreza, esto es lo más parecido entre sí que hay en todas partes.
ResponderEliminarUn abrazo, Cabopá.
Llevo mi camara cuando puedo, y en varios sitios hice fotos como la que describes. En mi blog, casi al final, las puedes ver. Y todavia se habla de igualdades y Estado de bienestar...
ResponderEliminarSaludos
La injusticia retatada para verguenza de todos.
ResponderEliminarBesos
Es una vista diaría en todas las ciudades. Una instantánea que eludimos fotografiar.
ResponderEliminarUn besico
Cierto, Cabopá, estas imágenes no suelen ser fotografiadas, pero ya lo creo que existen.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta como lo has contado, como has reflejado lo que ya se ha vuelto desgraciadamente, algo contidiano en nuestras ciudades.
ResponderEliminarBuena aportación indignada.
Besitos
Me gusta tu relato indignado, es triste que estén aumentando cada vez más estas vivencias tan miserables y tristes, lo peor es que de momento no van a acabar.
ResponderEliminarBesos desde mi mar de sentimientos,
Y estos seres reflejados en estas instantáneas, ¿son menos libres que el resto de pobladores de la ciudad?
ResponderEliminarBesos, Capobá.
Terrible y desolador, como el panorama que tenemos en las ciudades, aunque volvamos la cara hacia otros lado.
ResponderEliminarBesicos.
Cabopá, en esta entrada de hoy , elevas a "conceto etico" insoslayable,
ResponderEliminarlo que la mera contingencia y cotidianidad, aún sin prtenderlo, banaliza en nuestras conciencias lo intolerable.... Personas como tu hacen falta.. y mucho.
La foto es para algo insólito, ocasional, no para algo que se va haciendo cada día más y más cotidiano.
ResponderEliminarUn saludo.
Cuánta razón tiene tu micro Cabopá.
ResponderEliminarEs una reflexión agridulce para un día en el que no me sentía con ganas de leer tristezas. Hoy he vuelto al redil ...a esa triste realidad que nos enmarcas en un fotograma "vacío".
Me ha encantado. Un beso.
Estas escenas las vemos mi Fuensanta y yo a diario por los barrios de nuestra ciudad. Hay una verdadera marea humana que rebusca y rebusca...
ResponderEliminarNos ha gustao que saques la morera en tu relato (micro en forma, pero macro en contenido). ¡Qué árbol más murcianico! Y qué buenas mecedoras, arcas y camas se hacían en la huerta con ellas. Nunca se corcaban.
Besicos fuensantoneros.
Tus instantáneas son desgraciadamente reales y actuales.
ResponderEliminarUn abrazo,