martes, 29 de junio de 2010
domingo, 27 de junio de 2010
VENGO DE ALLÍ
Al que se puede subir por una escalera, parece que va directa al cielo
O por carretera, andando con el sol a la espalda. En junio con suave brisa de poniente, es menos costosa la pendiente
Una vez en la explanada se ve la belleza de las calas y las rocas cercanas; a lo lejos se divisa Islas Hormigas
viernes, 25 de junio de 2010
PEZ-MIRANDO
Mirando foticos he encontrado estos mújoles, galupes y zorrillos que un día capturé en la orilla del Mar Menor
jueves, 24 de junio de 2010
HOY, QUE...
Hoy, quiero escribir una postal alegre, donde el cielo se vuelva del color de la amanecida. Que el feliz canto de los pájaros sea el presagio de noticias amables. Que las palabras cuando lleguen a la puerta, sean de afecto y consideración para quienes ansían el reconocimiento de la labor hecha a medida; con jaboncillos de sastre de alta costura.
miércoles, 23 de junio de 2010
OTROS LUGARES
ya te echo de menos,
porque no oigo tu voz,
ni escucho tus palabras.
Están congelados los besos
hay ausencia de caricias.
Arden en mi cuerpo los abrazos
se derriten los besos de aquellos años.
Echo de menos el bullicio
no las sombras terribles,
sí las carcajadas silenciosas.
Sonoras imágenes de broma
En el desorden ordenado de tus libros,
noto la carga del peso de las nubes
y de las tormentas, que producen
los rayos y centellas del techo.
Aquel guerrero que habita en tu castillo
suple la falta de tu presencia,
esta será mi mayor ausencia.
Siempre fortuita y necesaria.
martes, 22 de junio de 2010
OLOR..
lunes, 21 de junio de 2010
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS...
MIGUEL HERNÁNDEZ
Por sus poemas
JOAN MANUEL SERRAT
por cantar
A MIS HIJOS...por este regalo
domingo, 20 de junio de 2010
Y EN LOS DÍAS
sábado, 19 de junio de 2010
ADIÓS
viernes, 18 de junio de 2010
miércoles, 16 de junio de 2010
PARA ELLOS
Hoy, mientras llovía, una madre y su hija guardaban el edredón en el altillo del armario. Como siempre, se tienen demasiadas cosas en poco espacio y han tenido que sacar unas cuantas para hacer hueco. En un cabás con dibujos de Mickey Mouse que le regaló la tía cuando era pequeña. Hoy han encontrado un tesoro. Algo que la madre creía haber perdido durante el traslado de ciudad. La sensibilidad para el recuerdo, la memoria que tiene la hija y el mimo con que guarda las cosas, han logrado emocionar a la madre al recordar las largas y continuas audiciones en aquel magnetofón o radiocasete de teclado, el primero que ella tuvo ya de mayor. Lo guardó con cariño y nostalgia, porque se lo había comprado con su primer sueldo. Lo colocó en la estantería de la habitación de sus hijos, con él que cada noche antes de dormir, oían canciones y cuentos populares, comprados, en un mes de junio en la Feria del Libro. Escucharon tantas veces las canciones que la casa sonaba al “patio de mi casa”, “que llueva, que llueva”…”Mambrú se fue…”
Hoy, cuando ya había dejado de llover han vuelto a guardar el tesoro hallado. Sé que algún día otra madre pondrá estas y otras canciones en una habitación donde haya niños.
O en un coche, quizá de color amarillo y dos puertas, otros escucharan la banda sonora de Grease jaleando y alegrando el viaje hasta llegar a casa de los abuelos. La cantidad de cosas que pueden suceder en un día de lluvia, cuando la primavera parece que va empezar a la vez que termina.
martes, 15 de junio de 2010
LENGUAJE DE SIGNOS y 3
La imagen es festiva, extraordinaria, multirracial. Su textura tiene grandes tintes de sencillez e inocencia. Sólo el azar la ha hecho posible, sin prejuicios ni ideas preconcebidas o cargadas de matices absurdos. La normalidad de esta fiesta no debería nunca ser empañada por aguas turbias que vienen de la mano de ríos revueltos, por tantos y tantos agitadores de ganancias efímeras.
Lo más significativo en esta fiesta es la comunicación: la palabra. Lo sorprendente, que ninguno tiene una lengua común. A la mesa están sentados: un marroquí, un ruso, un chino, un senegalés, una latina y dos españoles. El lazo que los une es la hermandad de ser niños; trabada por un lazo sin color exclusivo. En esta reunión están todos los colores del arco iris y si no están, habrá que inventarlos. Ha prevalecido el lenguaje de la amistad y el entendimiento, que siempre es posible. No han hecho falta grandes palabras, ahí están los signos y con ellos se han entendido, en sana paz y avenencia. No han hecho falta grandes mesas adornadas con grandes ramos, banderas o banderolas para igualar por el mismo rasero. Un sortilegio parecía desprenderse de aquella escena única que yo presencié.
Jamás olvidaré la magia de aquella escena llena de tanta realidad. Hoy he vuelto a pasar por aquel jardín y he visto a todos, jugando al corro cogidos de la mano. Eran: Enma, Li-Chu, Jorge y Paula, Bato, Jaroslav y Abdulá.
lunes, 14 de junio de 2010
LENGUAJE DE SIGNOS /2
Por último, el que celebra el cumpleaños está feliz, sus rasgos son tan comunes como los de su hermana, la más pequeña, que en una silleta los acompaña. El pediatra le dijo a su madre cuando los vio juntos la primera vez en la consulta: “Si se habían quedado con el calco”.
En esta mesa de mantel de papel y cubiertos de plástico, no hay etiquetas que marquen a nadie. Lo mismo están sentados, de pie o correteando por dentro y fuera del local. Son todos de la misma edad mes arriba, mes abajo. Cada niño de los que forman el grupo tiene una lengua diferente, un país de origen, lejano. Es una escena atípica pero, cada día más frecuente, común y cotidiana a pesar que algunos se empeñen en que no sea así.
Los niños comen y juegan en armonía, disfrutando de la fiesta. Se ríen y gesticulan a la vez que hablan, con caras alegres y risueñas, sin percibir lo que hacen los demás.
Se lo están pasando bien se divierten con verdaderas ganas. Nada más verlos se puede apreciar. Una mueca de ternura asoma desde la esquina de la reja de quién se asoma y los ve.
sábado, 12 de junio de 2010
LENGUAJE DE SIGNOS /1
Era un día de junio, cuando el curso escolar ya ha terminado. El establecimiento está en el centro de la ciudad; no es en este momento, donde más niños en edad escolar viven, más bien la mayoría de las familias se han ido a vivir al extrarradio en urbanizaciones modernas de ingentes colonias llenas de adosados y jardines privados.
En este lugar mientras los niños celebran las fiestas de cumpleaños, las madres y padres charlan en el jardín cercano. Ya los días empiezan a ser más largos, las prisas no son aceleradas y las horas se hacen elásticas para disfrutar del juego en la calle. En el interior del local la fiesta sigue, a la espera que la gran piñata que cuelga del techo se rompan y caigan serpentinas y confetis.
La mesa está llena de medias lunas rellenas, sándwiches, bocadillitos y refrescos de distintos sabores. En ella hay siete niños.