viernes, 30 de septiembre de 2011
POSTAL / 22
miércoles, 28 de septiembre de 2011
REPRODUCCIÓN
Revisando los archivos fotográficos he encontrado este hallazgo. Consciente del temporal que nos está afectando, nieve, lluvia, viento...Se me ha ocurrido haceros reír un poco. Os prometo que no es de la familia, ni lo conozco ni me conoce, pero sí se reconociera que me avise. Es la misma persona y en el mismo lugar. Un año y otro año; estaré atenta el próximo y os lo contaré.
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martes, 27 de septiembre de 2011
UN ARTISTA EN SU HUERTO
sábado, 24 de septiembre de 2011
ESCRITO EN VERANO
Cuando en la terraza a la hora de comer, apenas sí se cabía en la mesa. Cuando las risas se mezclaban con la ensalada y las palabras se rebañaban en la salsa…y de postre sandía, roja, fresca, chorreando por la barbilla, dejando su rastro como mofletes de quita y pon.
Sí, uno había puesto la mesa, la otra la quitaba…y desde la cocina se oía el parloteo de los platos con las chucharas y los tenedores. Entonces tintineaba aquel grito que conseguía llegar hasta la terraza, donde la mesa seguía vestida de mantel:
-¡Mamá podemos tomar helado!
Las comidas del verano en la terraza…y las fotos con el descampado de fondo, nunca se olvidarán. Ni ellos, ni yo. Hay recuerdos de las vacaciones que se mantienen vivos en la memoria, esa película de afectos, que perdura para siempre.
…Y cuando después, en la siesta, dibujaban, leían o hacían aquellas pulseras de mil hilos de entramado colorido de tonos azules, como el mar o verdes como las hojas de las mimosas.
…Y la pandilla en la playa, los de la urbanización con los bañadores del año pasado o los que venían de la ciudad y llenaban la casa con risas, tan grandes como las toallas de playa. Las excursiones a las calas, los saltos desde las rocas…y las bicicletas que se iban quedando pequeñas.
…Y las conversaciones trascendentales en el banco de abajo, comiendo pipas de girasol, las escayolas y las serenatas de guitarra haciendo planes para el futuro. Enamorándose o encendiendo algún pitillo. Así, así, se fueron haciendo mayores.
Cuando llega el verano, también llegan los cumpleaños…y ya no son de piñatas, ni medias lunas de jamón y queso. Son largas noches de fiesta, charla y amigos, los de la playa y los de siempre.
Ahora vienen y van. Pasaron los años de autobús; llegaron los días de coche, de tren o de avión. Ahora cuando ellos vienen nosotros vamos…Y, vaya qué nos vamos.
A mis hijos
jueves, 22 de septiembre de 2011
PUZZLE
lunes, 19 de septiembre de 2011
domingo, 18 de septiembre de 2011
EN OTRO PLANO
Estuvo muy entretenida deshaciendo la maleta, vaciando bolsas, colocando zapatos, ordenando camisetas, colgando pantalones, guardando vestidos. Acalorada, la piel se resiente por la falta de brisa marina, le duelen los pies de pisar el asfalto. Las aceras desgastadas huelen a humo, hablan otro idioma, pertenecen al atlas de su vida.
Sobre un velador de viejo mármol blanco, están las cuartillas amarillentas llenas de letras incompletas, vacías de frases hechas. Caminos de tinta con palabras escritas en cualquier otro momento. Reconoce lo que lee, moviendo con parsimonia las hojas, pasándoselas de una mano a otra, sus ojos van y vienen como el péndulo de un reloj. Los papeles han inundado toda la superficie de la mesa. En un alarde de decepción, amontona arrugando el papel que cruje con sonido lastimoso. Se levanta hacia una papelera cercana que hace las veces de un paragüero junto a la puerta del local, pero antes de dejar caer los magullados escritos, se abre la puerta y entra Irene, como un niño se lleva las manos detrás. Nervioso, aturdido la saluda. Ella le da un beso. Y a continuación le dice:
-Ramón, aquí te traigo las cartas. Las tuyas, las que un día recibí.
Irene, se había pasado toda la tarde de aquel sábado, organizando y ordenando los múltiples cajones del escritorio. En él encontró la vieja caja de zapatos repleta de cartas manuscritas abiertas, en su tiempo, con voraz gesto. Los sobres todavía guardaban indemnes el matasellos y el sello, como la dirección y el remite.
Ahora vuelve con las manos vacías y el corazón resquebrajado. Los ojos le brillan acuosos sin derramar una lágrima. Ahora su mirada es glacial, sus pasos se abandonan vagando por esas aceras que le parecen enormes, lo único que no ha cambiado es el idioma de los sentimientos.
El mapa es completamente reconocible, no necesita abrir otro plano para saber en qué lugar se encuentra. Durante el trayecto va entrando en la monotonía, igual que va cayendo la tarde, mientras se dirige a su casa.
Al llegar, antes de poner la llave en la cerradura. Respira todo el aire del portal y resopla todo el frio de su mirada. Con un pie dentro y otro fuera, entona las mismas palabras cálidas, las de siempre:
-Cariño, ya es de noche. Ya, estoy aquí.
En la más absoluta atmosfera de oscuridad en un rincón del salón, está Eugenio y junto a él su perro guía.
viernes, 16 de septiembre de 2011
TONOS
Palabras amigas, amables,
de sonoridad perfecta
de días azules
y renglones derechos.
En un mar de letras
subidas a las olas,
algunas, en la cresta
sumergidas, otras, sin haber tormenta.
Palabras de afecto
cariño sin tregua, un día
como los demás, pero sin guerra.
Benditos los días de mar y de tierra
sin nubes, sin vientos
Sin levantar polvareda.
martes, 13 de septiembre de 2011
HOJA DE SEPTIEMBRE
domingo, 11 de septiembre de 2011
AYER
sábado, 10 de septiembre de 2011
LA CARRERA
Por último se retocó los labios con carmín rojo en el espejo del recibidor. Bajó a la calle y se subió al coche que le esperaba en la puerta de su casa. La misma hora, el mismo día; cada semana. La llevó sin preguntar, igual que la recogería horas más tarde. “Aquí estaré”, le dijo el conductor, asomando la cabeza a través de la ventanilla.
Elvira, no era una cinéfila especialmente, pero le gustaba mucho el cine. El primer día que le hizo el alto a un taxi hace ahora muchos años, fue un cumulo de casualidades. Todo empezó porque al salir de la sala volvió a coincidir con el mismo taxista. Por aquello de ser amable y cruzar unas palabras con él, le contó qué había visto, los personajes, el guión, incluso en pocas palabras le llegó a desgranar la trama.
Hoy después de veinte años Juan, la lleva en una carrera rápida hasta un cine del centro. Continua con su trabajo; luego la recoge y vuelven juntos cuando ya es el final de la jornada. Ella, todavía le sigue contando la película que ha visto.
jueves, 8 de septiembre de 2011
LAS FAMOSAS
martes, 6 de septiembre de 2011
GESTOS
Unas imagenes, unas palabras...
Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
Queremos mirar las nubes,
queremos tomar el sol y oler la sal,
francamente no se trata de molestar a nadie,
es tan sencillo: somos pasajeros.
Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:
pasa el mar, se despide la rosa,
pasa la tierra por la sombra y por la luz,
y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.
El Barco de Pablo Neruda. (1959) Fragmento
Para,ATENEA